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Cuauhtémoc, el jugador valiente, bravucón... diferente

El emblemático futbolista es recordado por Ángel Coca González, quien lo vio crecer, caer, lesionarse y triunfar.

Los ojos de Ángel Coca González estarán puestos mañana en la cancha del Azteca, estadio en el que se le realizará un homenaje al que quizá sea el jugador más talentoso que haya descubierto en su carrera como visor.

Como un hombre ligado toda su vida al futbol, el cazador de talentos echa a andar su memoria y asegura que desde que vio por primera vez a Cuauhtémoc Blanco en una cancha, con apenas 17 años, se dio cuenta de que enfrente tenía a un jugador diferente, atrevido y descarado .

Acostumbrado a ver a centenas de jóvenes jugadores en los llanos, Coca González asegura que la habilidad de Temo lo cautivó de inmediato. Además, recuerda, las habilidades del ídolo del americanismo tienen aun mayor valor.

A pesar de que él no asistió a ninguna escuela, manejaba los dos perfiles, la verdad es que es un jugador de los que nacen para estar en las canchas .

Una vez que Blanco cumplió su sueño de llegar al balompié profesional, Ángel se mantuvo cerca de él, compartiendo momentos llenos de gloria, otros de dolor y angustia, así como también de bochorno.

Campeonatos, lesiones y navidades fueron vividas junto al ídolo de Tepito. Por eso, tras más de dos décadas de acompañar a Cuau en distintas etapas, se atreve a asegurar: Es muy buena persona. Eso sí, es temperamental y no soporta las injusticias, defiende mucho a los chavos .

El visor, quien también descubrió a hombres como Ricardo Peláez y Carlos Hermosillo, se confiesa y acepta que si bien con todos sintió alegría al verlos debutar, destaca que el caso del segundo máximo goleador en la historia del América (con 153 dianas) fue un momento muy especial .

Ahora, a la distancia, tras ser cuestionado sobre por qué el ahora político pudo convertirse en ídolo, explicó que en donde él jugara siempre se mostró, nunca fue un futbolista apático, no jugaba con miedo. Yo creo que su cualidad fue divertirse en su trabajo. Ojalá y hubiera muchos jóvenes y niños que imitaran a Cuauhtémoc, porque él jugaba para divertirse, pero lo hacía con seriedad .

A su lado, en las buenas ?y en las malas

Coca González tiene frescos en su memoria los momentos más trascendentales de la carrera de Cuauhtémoc. Asegura que entre los mejores recuerdos están el debut y la época en la que se convirtió en el mejor jugador mexicano.

Goles como el que le marcó a Bélgica en el Mundial de Francia 98, suspendido en el aire y rematando con la cara extensa del botín, para decretar el 2-2 final, aun jugando México con 10, o el de la final de la Copa Confederaciones, recortando al portero Dida , son de las imágenes más valiosas que guarda en su mente.

Por otra parte, está su lesión (el 8 de octubre del 2000, cuando fue agredido por el trinitario Ancil Elcock), ésa fue una de las etapas más tristes. En ese momento, creímos que no volvería a jugar , se escucha conmovido a tantos años de distancia el visor que descubrió a Temo y quien revela que tras esa brutal entrada, permaneció un mes en Valladolid con el delantero, para apoyarlo en esa difícil etapa.

Ahora que mañana se estima que Blanco esté 30 minutos en la cancha para luego volver a su faceta de político, Ángel asegura que no descarta ver a ese Temo que se divertía, pero que también puede ser bravucón, y con quien tuvo varias charlas para hacerle hincapié en el cuidado de su imagen.

Sin duda que una vez que Cuauhtémoc salte a la cancha, en su mente deberá estar fresco el momento en el que Coca González se acercó a él y lo invitó a probar suerte en el profesionalismo, instante en el que se gestó el ídolo que todo el Azteca despedirá entre aplausos.

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