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Tocaba como un hombre: José José

Ernesto Ramos exalta la calidad humana y musical del artista fallecido en Miami.

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El saxofonista Ernesto Ramos tenía 19 años cuando le avisaron que tocaría por primera vez con José José, en el 2000, durante una gira en Chicago. Desde ahí se convirtió en su músico de cabecera.

Ramos platica que luego de interpretar por primera vez “El triste”, canción con la cual siempre cerraban los conciertos, José Sosa Ortiz, nombre real del cantante, quedó sorprendido porque ese joven no tocaba como niño, sino como un hombre, frase que el alientista nunca olvidará.

“A mí se me hizo un nudo en la garganta al ver a la gente latina de pie cantando a grito abierto las melodías que escuchaba con mis papás y obviamente se te enchina la piel”.

Según el jazzista, lo que le agradaba del también contrabajista es que era de los músicos que no regañaban en los ensayos: se involucraba con todas las secciones e incluso les daba consejos de interpretación, más que un trabajo, era un disfrute el acompañarlo.

“En las giras él se iba en el autobús y convivía con nosotros y también esa forma de tratar al público, en cada concierto empezaba a firmar autógrafos hasta la última persona, así se tardara cuatro horas, no se iba hasta que firmara todos por muy cansado que estuviera”.

Para el también director de la Big Band Jazz de México, además de la calidad humana que caracterizó a José José, hay cosas que como músico tiene que reconocer, una de ellas es que era enemigo de las pistas y nunca las utilizó.

“Respeto que nunca utilizó un corista que apoyara su voz, más bien el público, como el maestro estaba lastimado, lo ayudaba a cantar. Donde nos paráramos el público lo apoyaba y eso es algo que no se compra, simplemente se gana, yo siempre he dicho eso y el señor se ganó el cariño de todo México”.

Enemigo del retiro

El multinstrumentista explica que, aunque ya eran notorias las secuelas del cáncer de páncreas que padecía José José, nunca habló con los músicos sobre un posible retiro.

“A mí, aunque me tocó ver la parte de sobriedad, él seguía normal, sólo se cuidaba: dormía toda la tarde y siempre fue muy positivo, nunca habló del malestar, obviamente veíamos que adelgazaba, pero nunca habló de la enfermedad, al menos con nosotros. Nunca dijo ‘éste es el último concierto’, nunca dijo que hiciéramos una gira de despedida, al contrario, nos indicaba que todo iba a salir adelante”.

En el 2013, YouTube se llenó de videos del cantante al resbalar del escenario, para Ramos, el concierto en Querétaro fue más que eso: significó acompañar a su maestro por última vez, quien ya no pudo grabar con la Big Band Jazz de México.

El director todavía no sabe qué hará con los arreglos porque duda que alguien los pueda interpretar como José José; sin embargo, entre sus recuerdos queda un homenaje que la alineación le rindió en vida y los ensayos en los cuales Sosa Ortiz acompañaba a la sección rítmica con el contrabajo.

“Siempre fue uno mismo, como persona y como artista, nunca fue dos personajes, siempre muy honesto porque, así como quería a todos, respetaba al público, así respetaba a todo mundo”, finaliza.

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