Buscar
Arte e Ideas

Lectura 5:00 min

Por la Historia, la sociedad, ?la UNAM y el conocimiento

Méritos de González Casanova: su preocupación permanente por los jóvenes, en cuanto a alumnos, pero también en tanto actores sociales; el interés que ha tenido por instaurar en México un humanismo moderno.

main image

Por su trayectoria y aportaciones al conocimiento y al desarrollo de las ciencias sociales, por su mérito académico nacional e internacional, por su participación ininterrumpida en la vida nacional entre otras muchas cualidades, Pablo González Casanova recibió, apenas el pasado martes, el Premio El Colegio de México Daniel Cosío Villegas 2012.

No se mencionaron otros de sus méritos que, son: su atención y preocupación permanente por los jóvenes, en cuanto a alumnos, pero también en tanto actores sociales; el interés que siempre ha tenido por instaurar en México un humanismo moderno, su manera directa y decidida, nunca violenta, de ser defensor de la identidad de los pueblos indígenas de México y América Latina.

En la ceremonia de premiación el doctor Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México, recordó que fue apenas hace dos años, en el 2010, cuando el Colmex instituyó dos premios, uno denominado Alfonso Reyes y otro Daniel Cosío Villegas, ambos fundadores del Colegio, gigantescos intelectuales mexicanos y dos figuras paradigmáticas, icónicas y ya legendarias en las dos disciplinas que gobernaron sus vidas y sus obras: Reyes las humanidades y Cossío Villegas las ciencias sociales.

Instaurado entonces para reconocer a figuras destacadas en las mismas disciplinas, el Premio Alfonso Reyes fue otorgado a Luis Villoro y José Emilio Pacheco en 2010 y 2011, respectivamente y el Premio Cosío Villegas en 2010 a Mario Molina y, en este ilustre año de 2012, al doctor Pablo González Casanova. Premios de académicos para académicos, generosos pero no onerosos. Antes, dijo el doctor Javier Garciadiego, no dábamos reconocimientos, pero los recibíamos, así que decidimos empezar a destacar a los principales académicos de nuestro Colegio, pues sabemos que cuando los premios son bien entregados, honran a quienes los reciben y quienes los otorgan.

Pablo González Casanova, para hablar de su historia, que mucho le gusta, realizó sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, en el Colegio de México y en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Cursó la maestría en Ciencias Históricas con mención Magna Cum Laude otorgada por ambas instituciones y después un doctorado con especialidad en Sociología, en la Universidad de París. Vinieron las publicaciones, las posiciones como maestro, prestigio académico. Su obra más reconocida: el libro La democracia en México, un clásico de las ciencias sociales, imprescindible en el programa académico en las universidades para materias como Historia, Teoría Política, Ciencias Políticas, Sociología, Sociedad y Economía. Una obra de investigación cuando el tema aún no era investigado como hoy. También, la primera en reunir seriamente a la democracia y la sociología.

Entre sus cargos, fueron los que desempeñó a nivel universitario los que más importantes para él: fue secretario general de la Asociación de Universidades de 1953 a 1954, director de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de 1957 a 1965, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM de 1966 a 1970, y rector de la UNAM de mayo de 1970 a diciembre de 1972, el año justamente cuando se crearon por inspiración suya los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) y el Sistema de Universidad Abierta. Ya para coronar –por si no fuera suficiente- fue distinguido como Investigador Emérito y Profesor Emérito de la UNAM en mayo de 1984, siendo el único universitario que ha sido galardonado con ambas distinciones simultáneamente, todo ello.

Además, en el mismo año en que se ganó el Premio Nacional de Ciencias Sociales.

En la ceremonia de aceptación del Premio Daniel Cosío Villegas, con muy buen humor, dijo que después de enterarse de las nanotecnologías, pensó: Yo podría hacer nanohistoria , pero después confesó que no le funcionó, pues ya iba en la página 17 y apenas estaba en la lucha de Miguel Hidalgo.

Y aunque apresuró el paso, todo fuera como eso, supo desde el principio que iba a ser muy difícil sintetizar, como era su propósito, 500 años de historia en 50 minutos. A pesar de haber consultado, sin respuesta, a su hijo el matemático. Entonces, sin ser discursivo, completó su discurso.

Decidí que lo mejor es señalar algunos aspectos que se ha comprobado que se repiten en la historia de nuestro país, como las luchas sociales encabezadas por jóvenes.

Me parece que ese es uno de los hechos más destacados, porque establece un vínculo entre el pasado y el presente, en el que podemos encontrar cómo este tipo de movimientos se repiten, por fortuna, con la lección bien aprendida, con avances en la comprensión del entorno y los alcances que pueden tener. Y espero que este sea el adelanto del desarrollo de un mundo mejor .

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Noticias Recomendadas

Suscríbete