Lectura 3:00 min
Muchas Alicias en el país de las maravillas
El Museo de Arte Moderno se llena de las obras de las artistas que encontraron en el surrealismo una manera de encontrarse a sí mismas.

México es un país surrealista, dicen que dijo André Bretón. La incertidumbre de lo mexicano, tan a caballo entre identidades y realidad, fue sin duda un caldo de cultivo fecundo para el movimiento surrealista, que naciera en la brillante París de principios del siglo XX. En aquella Europa, tan romántica todavía, pero tan racional sobre todo, el surrealismo era una forma de la resistencia. En México supongo que Bretón percibió un no-se-qué irracional y vitalista en el aire: el surrealismo como forma de ser.
No sólo fue por ese no-sé-qué que los surrealistas se mudaron a México (y a toda América). La guerra, como suele ser, alteró el panorama. Artistas e intelectuales salieron huyendo de la guerra, la Gran Guerra que fueron juntas la Primera y la Segunda Guerra Mundial. ¿A dónde correr? A la límpida América.
Muchos de ellos estacionaron en México, donde, bretonianamente, encontraron al país del surrealismo.
Desde la primera hora del movimiento, entre los surrealistas hubo mujeres. Muchas de ella también huyeron a América y encontraron en esta tierra una libertad y oportunidad que no imaginaron en Europa. América, especialmente México y Estados Unidos, se convirtió en su país de las maravillas.
Ellas fueron Alicia: Alice Rahon, Bona, Katy Horna, Remedios Varo, Leonora Carrington. La lista es larga y puede seguir y seguir.
In Wonderland: mujeres surrealistas en México y Estados Unidos da testimonio de ellas, de su trabajo y de sus búsquedas. El Museo de Arte Moderno (MAM) se llena de las obras de todas esas artistas que encontraron en el surrealismo una manera de encontrarse a sí mismas.
La mayor parte de las obras habla de una investigación en torno a la identidad. El recorrido está dividido en varios temas, pero si uno se destaca en todos y cada uno de los trabajos es ese, la identidad. Identidad de mujeres expatriadas, pero también de mujeres que buscaban un norte social, político, militante.
La exposición no sólo junta la obra de las artistas venidas de Europa, también incluye a aquellas ya americanas que fueron tremendamente influidas por los movimientos de vanguardia europeos.
Entre las joyas que uno puede apreciar están varias obras de la pintora californiana Helen Lundeberg, que mezclaba en sus pinturas un realismo academicista, casi de ilustración comercial, con entornos oníricos e improbables.
Remedios Varo y Leonora Carrington, gemelas en el imaginario popular, están presentes con una gran cantidad de obras.
De Varo hay piezas tan famosas como Mujer saliendo del psicoanalista .
También pueden verse varios cuadros de Frida Kahlo, la surrealista mexicana por antonomasia. Está, ocupando regiamente una de las paredes del MAM, Las dos Fridas , quizá el Kahlo más conocido y celebrado de todos. Pero también hay otros cuadros, menos conocidos (provenientes de colecciones particulares, la mayoría) que dan cuenta de las experimentaciones de Kahlo a lo largo de su vida.
Pero no sólo de pintoras vive In Wonderland. Impresionantes también son los experimentos fotográficos. Las surrealistas no tuvieron miedo en intentar usar la fotografía a su modo. Grabada en la memoria de esta reseñista quedará por siempre las fotografías descarnadas de la norteamericana Lee Millar, quien se atrevió a fotografiar los senos cercenados de una mastectomía total.
- In Wonderland
- Museo de ?Arte Moderno
- Dirección: ?Reforma y Gandhi, ?Chapultepec.
- Abierto: ?Martes a domingo, de 10 am a 5 pm.
- Entrada: $25
cmoreno@eleconomista.mx