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El Disney proletario
?Madero es un vórtice: se puede ver, sentir, a toda la ciudad en las voces, los modos, el caminar de los miles de paseantes que la?caminan día a día.
En estos días se va cumpliendo?un año más del natalicio de nuestro más ingenuo presidente: Francisco I. Madero. Le digo ingenuo no por ofenderlo sino para ensalzarlo. Era un ruiseñor en medio de gavilanes. No era tonto?pero creyó demasiado en sus compañeros de aventura; si hubiera detenido a Huerta como se lo recomendó su hermano Gustavo, otro gallo habría cantado.
De Madero nos quedan varias cosas: una estatua horrenda frente a Bellas Artes, por ejemplo, y también una de las avenidas más importantes del Centro Histórico.
La calle de Madero ha tenido?varios nombres: calle de San Francisco, Paso del Profesor y Paseo de Plateros. Durante siglos ha sido uno de los accesos clave al Centro; su cercanía con el Eje Central la convertía en una de las calles con más tránsito de la ciudad. Como aparece en la foto que hoy nos entrega el ?Archivo Gustavo Casasola, ?Madero era una avenida con mucho movimiento. ¿Volverla peatonal? ¡Vaya locura!
Pues la locura se cumplió ?durante el gobierno de Marcelo?Ebrard y Madero pasó a ser un gran corredor peatonal.
Hoy, Madero es una especie ?de Disney proletario, lleno de burgerkings y nutrisas, con estatuas vivientes y botargas de ?minions, transformers y cualquier caricatura que esté de?moda para tomarse la foto. ?Madero es un vórtice: se puede ver, sentir, a toda la ciudad en las voces, los modos, el caminar de los miles de paseantes que la?caminan día a día.