Buscar
Arte e Ideas

Lectura 2:00 min

Dos escritores excepcionales

Alessandro Baricco crea un personaje fuera de serie, un escritor que decide no escribir en ninguno de los géneros literarios sino en otro arte.

main image

En general, cuando los escritores escriben ficción sobre personajes escritores son un tanto pesados. Tienden a glorificar su oficio en demasía y hablarnos de cosas que a ellos les parecerán muy importantes pero que a nosotros, el público en general, nos tienen sin cuidado (hay notorias y felices excepciones, por supuesto).

Por eso, cuando leí las primeras páginas de Mr. Gwyn (Anagrama), de Alessandro Baricco, me sentí un tanto desilusionado de que mi admiradísimo narrador hubiera... caído en un recurso que parece anunciar falta de imaginación. Prejuicioso, dejé el libro con su separador en algunas de las primeras páginas al primer pretexto que encontré (otro libro).

Qué equivocación tan torpe la mía; Mr. Gwyn es una magnífica novela.

Un escritor de bastante éxito publica en el periódico un manifiesto de todas las cosas que no hará y entre algunas muy razonables, como no volver a posar para fotos con cara de interesante, está la de no volver a publicar.

Después de un tiempo de vacaciones, que enloquece a su agente literario y que el lector debe pasar con un poco de paciencia, el escritor decide ponerse a trabajar, y lo hará tratando de llevar la escritura a un plano diferente, a encuadrarla en los cánones de otro arte.

Para ello debe hacer muchos preparativos y conseguir clientes que le compren algo que en realidad nadie sabe qué es.

Independientemente del esfuerzo de Mr. Gwyn, de cuya naturaleza o éxito nada diré, Baricco hace el suyo, y aunque no es tan radical como el de su personaje, sí logra entregarnos una novela que se distingue entre sus similares, no tanto porque se trate de apropiar de herramientas o logros de otras artes, sino porque con una narrativa hecha y derecha nos cuenta no sólo una historia fascinante, imaginativa, fantástica y verosímil, sino, además, algo que deseamos que en realidad ocurra, un personaje que nos gustaría que existiera.

Eso aunque, claro, el que esto escribe no llegaría a conocerlo, porque uno de los principios del nuevo oficio de Mr. Gwyn es no aparecer bajo la luz pública y mantenerse alejado de la prensa.

manuel.lino@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete