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Opinión

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¿Inminente despido del presidente de la Fed?

Si bien un nuevo presidente de la Reserva Federal podría reducir inmediatamente las tasas de corto plazo, las tasas de largo plazo que importan a los hogares y las empresas (las tasas para préstamos comerciales e hipotecas de vivienda, por ejemplo) las fijan los mercados, no la Reserva Federal. Y los mercados se asegurarán de que esas tasas suban.

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WASHINGTON, DC - Hace algunas semanas, el presidente estadounidense Donald Trump preguntó a un grupo de legisladores republicanos si debía despedir al titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, e incluso les mostró un borrador de la carta de despido. Despedir a Powell hubiera sido un gran error en sí mismo, además habría aumentado las tasas de interés, justo cuando Trump quiere que bajen.

La creciente frustración de Trump con Powell fue acompañada por una escalada en sus ataques. Lo bautizó con el apodo “Demasiado Tarde”, en referencia a que la Fed no reconoció la aceleración de la inflación en 2021 y a la decisión de Powell de no bajar los tipos en 2025. Luego envió a Powell una nota manuscrita en la que sostuvo que la negativa de la Fed a reducir las tasas le ha “costado una fortuna a Estados Unidos”. Luego lo criticó por el costo de renovar la sede de la Fed, y finalmente dijo que lo dejará terminar su mandato.

Powell y sus colegas en la Fed han mantenido la tasa de referencia en torno al 4.3% desde la asunción de Trump en enero. El presidente cree que debería estar cerca del 1%. Pero se equivoca (y al negarse a bajar los tipos este año, la Fed ha hecho lo correcto).

Basta pensar en las condiciones económicas y de mercado actuales. El peso de la evidencia indica a las claras que con su decisión de no bajar los tipos, la Fed no produjo debilidad del mercado laboral, inflación por debajo de la meta (ni siquiera con signos de desaceleración significativa) ni condiciones financieras restrictivas.

La tasa de desempleo es baja y sin tendencia alcista; se sitúa en un 4.1%, igual que hace doce meses. Aunque subió diez puntos básicos desde enero, en junio bajó en comparación con mayo. Según mis cálculos, en el primer trimestre de 2025 la economía creó un promedio de 111,000 empleos netos al mes, mientras que en el segundo trimestre el promedio subió a 150,000. Y los datos sobre despidos o pedidos de prestaciones por desempleo no muestran indicios de que esto vaya a cambiar pronto.

En tanto, la inflación de precios al consumo está muy por encima de la meta del 2% fijada por la Fed y muestra signos de una ligera aceleración. El índice de precios al consumo fue 2.9% en junio, un aumento respecto del 2.8% de mayo y el valor mensual más alto desde febrero. El índice de precios para gastos de consumo personal también muestra cierta aceleración en el segundo trimestre de este año y se prevé que los datos de junio (que se publicarán a fin de mes) mostrarán una inflación superior a la de mayo.

Al fijar la tasa de referencia, la Fed apunta a influir en las condiciones financieras generales, entre ellas las cotizaciones bursátiles, los tipos de interés, los diferenciales crediticios y los tipos de cambio. No parece que un valor del 4.3% haya sido lo bastante alto para endurecer esas condiciones. Según la medición de Goldman Sachs, por ejemplo, hoy las condiciones financieras son más laxas que a principios de año.

Eso no implica que la opinión de Trump sobre las decisiones que tomó la Fed en materia de tipos de interés en el primer semestre de 2025 sea acertada. Pero la política monetaria opera con retardo, y las decisiones de la Fed durante la segunda mitad del año deberían apuntar a influir en las condiciones económicas más adelante.

Al momento de escribir estas líneas, los mercados creen que las probabilidades de que la Fed baje los tipos antes de fin de año superan el 93%. Puede que sea así. Hay a la vista riesgos evidentes. Este año, el gasto de los consumidores se amesetó. De hecho, los datos de ventas minoristas recientes muestran un ligero descenso en junio en comparación con marzo. Además, se avecinan subidas de precios relacionadas con los aranceles, que reducirán el poder adquisitivo de los hogares y frenarán el gasto en consumo. Y hay claros indicios de enfriamiento de la demanda de mano de obra.

Todo esto puede implicar que con una mirada a futuro, el banco central debería analizar una bajada de tipos en el segundo semestre de este año. Pero por supuesto, hay un factor que lo complica todo: el aumento de precios derivado de los aranceles. El manual sugiere que la Fed debería ignorar las subidas de aranceles, por ser una perturbación aislada de la oferta que modificará los precios relativos, no el nivel general de precios. Pero hay muchas razones para temer que la guerra comercial pueda provocar un aumento de la inflación subyacente.

Por ejemplo, según la encuesta de consumidores de la Universidad de Michigan, las expectativas de inflación a medio plazo de los hogares muestran un aumento grande y preocupante, atribuible a la guerra comercial, y aunque se han reducido en los últimos meses, todavía son demasiado altas. Dada la influencia que tienen sobre la inflación real, la Fed tendrá que analizar con cuidado la conveniencia de bajar los tipos en lo que queda del año.

Trump quiere tipos de interés más bajos, pero despedir a Powell generará temor en los mercados. Aunque un nuevo presidente de la Fed pueda bajar de inmediato los tipos a corto plazo, los tipos a largo plazo que importan a los hogares y a las empresas (por ejemplo, los aplicados a la deuda corporativa y a las hipotecas para vivienda) los determinan los mercados, no la Fed.

Despedir y sustituir a Powell generaría en los inversores dudas respecto de la estabilidad de la Fed y de su capacidad para lograr una inflación de precios baja y estable. Esto presionaría al alza sobre los tipos de interés a largo plazo, justo lo contrario a lo que quiere Trump.

El miércoles pasado, Trump negó que tenga planes de despedir a Powell. Pero incluso si espera a que finalice su mandato, reemplazarlo con alguien que en opinión de los mercados sólo cumplirá sus órdenes tendrá un efecto similar sobre los tipos de interés a largo plazo.

La independencia de la Fed es uno de los avances más importantes y estabilizadores de la política económica en décadas, y si Trump la pone en duda, perjudicará a empresas y hogares. Y tal vez lo que le importe más: debilitar la independencia de la Fed atentará contra los objetivos económicos y políticos del propio Trump.

Traducción: Esteban Flamini

El autor

Michael R. Strain es director de Estudios de Política Económica en el Instituto Estadounidense de la Empresa y autor de The American Dream Is Not Dead (But Populism Could Kill It) (Templeton Press, 2020).

Copyright: Project Syndicate, 2025

www.project-syndicate.org

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