Lectura 4:00 min
Reflexiones sobre el aguinaldo y cómo aprovecharlo (II)
Joan Lanzagorta
Una de las reflexiones que hemos hecho sobre el aguinaldo es que desafortunadamente muchas personas lo gastan desde antes de recibirlo. En otras palabras, sale más rápido de lo que llegó y no tiene el efecto de un ingreso adicional que se puede aprovechar de distintas maneras. Utilizamos esto en la primera parte para hablar acerca de cómo controlar nuestro flujo de efectivo. Cada vez que recibimos un ingreso tenemos que preguntarnos ¿Qué es lo que quiero que este dinero haga por mí, antes de que me vuelvan a pagar? Así de sencillo.
Obviamente, si ya nos gastamos nuestro aguinaldo, no hay mucho que podamos hacer: tenemos que destinarlo a pagar ese gasto (o esa deuda). Ni hablar, no está padre. Nos quita libertad y el potencial de hacer algo aún más importante con ese dinero adicional.
En cambio, si no lo hemos gastado, entonces nos abre muchas posibilidades para conseguir cosas que sean importantes para nosotros. Nos puede ayudar a incrementar nuestro patrimonio, o a ponernos al corriente hacia el logro de una de nuestras prioridades.
Hay muchas cosas que podemos hacer con nuestro aguinaldo. Por ejemplo, durante algunos años lo decidí usar para hacer aportaciones adicionales anticipadas a mi crédito hipotecario. Gracias a eso, terminé de pagar mi casa en poco más de cinco años y quedé completamente libre de deudas, además de ahorrarme un montón en intereses. No hay palabras para describir lo bien que se siente no tener esa carga encima. Ahora tengo mucho más libertad para asignar mi ingreso y cumplir otras cosas que son importantes para mí.
Después de que terminé de pagar mi casa, he utilizado mi aguinaldo para varias cosas distintas. Por ejemplo, laboré en una empresa que tenía un plan de compra de acciones para empleados, con un descuento sustancial sobre el precio del mercado y además con protección si el precio bajaba más de cierto nivel. Una posición asimétrica: riesgo de pérdida limitado, buen potencial de ganancia. Aunque esa compra ocurría en el mes de marzo, guardaba mi aguinaldo para aprovechar esa gran oportunidad de incrementar mi patrimonio.
En otros casos lo he utilizado para hacer aportaciones adicionales a mi plan personal de retiro, con la ventaja de obtener, además, un beneficio fiscal importante en mi declaración anual. Es así un uso ventajoso, ganar-ganar, que me ayuda en la construcción patrimonial.
Pero no todo en la vida es ahorrar o invertir. Una de las cosas que más me gusta hacer en la vida es viajar y poder conocer otros lugares, otras culturas y forma de ver la vida. Es una gran forma de usar el aguinaldo: si bien es posible que no pueda pagar todo el viaje, por lo menos me permitirá lograr mi meta mucho más rápido.
Para las personas que no tienen una posición financiera sólida actualmente, el aguinaldo se puede usar para empezar a darle la vuelta a esa situación. Pagar deudas de corto plazo, por ejemplo, como tarjetas de crédito. Quienes ya terminaron con ellas pueden pensar en añadirlo a su fondo de emergencias y tener un “colchón” que les permita manejar imprevistos sin tener que endeudarse nuevamente. Enfocarse así en construir, en empezar a vivir por delante y no por detrás.
En fin, hay muchas posibilidades para usar nuestro aguinaldo de manera inteligente. Todo depende, desde luego, de nuestras metas de vida, nuestras prioridades y, desde luego, de nuestra situación financiera actual. Recordemos que cualquier ingreso adicional puede significar una gran oportunidad para lograr un cambio positivo en nuestra vida.
(Segunda y última parte)