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Opinión

Lectura 8:00 min

Hambre de poder

En un bicicletódromo -tal palabra no existe en el diccionario, pero se me ocurre llamar así al espacio hecho de concreto, con subidas, bajadas y curvas, donde los adolescentes hacen acrobacias en sus bicicletas-, una chica, Anahí, con vestido rojo, impropio para ejecutar esta actividad, se desliza en su vehículo de dos ruedas, el cual se encuentra en su trayecto con dos muchachos: uno con bicicleta y otro sin ella, que le impiden continuar su carrera.

La chava -Anahí- cae. El chico que trae la bicicleta -no la tripula, con su amigo peatón en plena pista están estacionados-, le pregunta: ¿qué te pasa Carlos? (Primera llamada de atención para el espectador del anuncio que se pregunta con asombro: ¿por qué llama Carlos a quien, por la falda y otros atributos, evidentemente es una mujer? Siquiera le dijera Mía -nombre que la juvenil actriz ostentara en la telenovela Rebelde, o Angélica, tal es el nombre del personaje que interpreta en la actual Dos Hogares-, pero no, para sorpresa del público le dice Carlos). Y contra la lógica del idioma y, sobre todo, de la caballerosidad, en son de reclamo le pregunta: ¿Qué te pasa? Y no, ¿qué te pasó?, que sería lo racional dado que por su culpa y la de su amigo -quién les manda ponerse a platicar en pleno paso de ciclistas- la mujer rodó por el suelo. Desde el piso, sobándose una rodilla, Anahí, molesta -no es para menos-, les espeta: Pues dejen de estorbar. Cada vez que te da hambre -asegura el de la bicicleta, no nos atrevemos a llamarlo ciclista, pues no lo hemos visto usar el vehículo, pero tiene dotes de adivino, pues ya intuyó que Anahí (Carlos) tiene hambre- te pones como nena. (Ahí la audiencia, que por primera vez ve el anuncio, duda de su percepción: están viendo a una persona con falda, voz, actitudes y cuerpo de mujer; sin embargo, el estúpido que al atravesarse en su camino la hizo caer, la llama Carlos y, más aún, pronostica que la chica tiene hambre, razón por la cual se pone como nena . Sin dar más explicaciones sobre lo que quiere decir con éste concepto: Ponerse como nena significa, acaso, enojarse y decirles a un par de pendejos, que están en el lugar y el momento equivocado, que dejen de estorbar ). El estupor crece para el que presencia el comercial cuando la chica llamada Carlos que, supuestamente, tiene hambre y por ese motivo se pone como nena , retadora responde a la pretendida injuria: Eso no es lo que piensa tu novia. (El espectador de la anécdota, hecha spot, razona: la novia del pendejo de la bicicleta es amiga de Anahí-Carlos y sabe que la del vestido rojo no tiene hambre -desayunaron juntas-, o bien, la novia del tipo está cierta, por experiencia propia, que cuando una chica tiene hambre no se pone como nena y así se lo ha manifestado a Anahí que por eso lo asevera. Cualquiera de las dos hipótesis puede ser correcta. Lo que sí es un hecho es que el pendejo de la bicicleta tiene novia -lo que no se sabe es si a la novia la pedalea porque si hace con ella lo mismo que con la bicicleta, traerla a su lado, sólo son amigos-) En eso interviene el peatón -que, ahora lo sabemos, está ahí con la sana intención de dar un buen consejo-: A ver, ya Carlos, cómete un Snickers y le ofrece el producto. Anahí le da una mordida al chocolate. La cámara regresa con el de a pie que pregunta: ¿Mejor? Y, ¡oh sorpresa!, Anahí ahora es un cuate de playera roja que masticando la golosina afirma: Mejor. Luego lo vemos hacer una cabriola en bici ante el par de pendejos que siguen sin usar la bicicleta. Enseguida el producto invade la pantalla. La voz del locutor asevera: No eres tú cuando tienes hambre .

Tal vez el lector no ha visto tal anuncio, por eso se lo conté. Puse entre paréntesis los comentarios que al mirarlo por primera vez suscitan en una mente medianamente sensata. Dicho anuncio ha merecido la reprobación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y del Instituto Nacional de las Mujeres (Conapredi).

Ambas instituciones manifiestan su preocupación por la persistencia de mensajes homofóbicos, sexistas y misóginos en los medios de comunicación como parte de la estrategia de venta, ya que recurrir a la violencia, prejuicio y estimaciones negativas hacia las mujeres y lo femenino arraigan la desigualdad entre los géneros , emitieron en un comunicado.

La empresa Effem México Inc. manifestó estar en descuerdo con el señalamiento en contra de su campaña publicitaria, argumentó que realizó, previo al lanzamiento, un sondeo en el que participaron mujeres y que no arrojó riesgo de discriminación.

La campaña de Effem México Inc. para su producto Snickers, ganadora del Gran Premio Nacional a la Estulticia Publicitaria, consta de dos spots. Les narraré, brevemente, el segundo de ellos titulado: Mudanza .

Cuatro tipos introducen enseres y cajas a un departamento nuevo. Dos de ellos cargan una pantalla plana de televisión, otro una caja, un cuarto que se ha adelantado -está fuera de cuadro- deja caer algo que suena como una batería de cocina. Lo vemos cuando ya las cosas están en el suelo. El tipo luce una panza de señora embarazada. ¡Beto! -le llama la atención el que carga la caja-. ¿Qué? -se defiende el panzón-: No fue mi culpa -dice al tiempo que se sienta malhumorado, llevándose la mano al prominente abdomen- vengo a ayudarles de corazón y abusan. (¿De qué abuso habla Beto?, se pregunta el espectador). Ya, tranquilo -contemporiza el de la caja-. ¡Estoy muy tranquilo! -contesta Beto al borde de la histeria. No -lo contradice el amigo- estás muy sensible. Sensible tu abuela -rebate Beto como si el calificativo sensible fuese un insulto y sin dejar de hacer ostentación de la barriga que no corresponde a la esbeltez de su cuerpo-. Pareces embarazado - le dice el amigo en tono peyorativo y complementa la frase:- cuando tienes hambre. (¿Vale el masculino para el calificativo empleado por el amigo?, se pregunta la audiencia y no falta algún perspicaz, de mente cochambrosa, que liga el adjetivo con el abuso al que hizo referencia Beto). ¡Ay embarazado! -exclama Beto con las manos en la parte de atrás de la cintura para que resalte más el voluminoso vientre-. Toma un Snickers -el ofrecimiento suena a orden-. Beto toma el chocolate que se lleva a la boca. ¿Mejor? -pregunta el que le dio el producto-. Mejor -contesta Beto ya sin panza alguna. En eso se escucha que algo cae. La cámara descubre que uno de los que cargaba la pantalla plana la ha dejado caer. El tipo muestra ahora una barriga parecida a la que exhibía Beto. (El que mira el anuncio deduce tres cosas:

1. Los hombres cuando tienen hambre parecen mujeres embarazadas. 2. Las mujeres embarazadas, además de tener un humor de los mil diablos, se apendejan y por eso se les caen las cosas. 3. ¿Cuántas pendejadas habrá cometido la mamá del creativo de este spot cuando estaba embarazada de él?).

Publicidad política

Arropado por secretarios de Estado, gobernadores y exmandatarios estatales, alcaldes, legisladores y personalidades de su partido, un hombre, parecido al comediante inglés Mister Bean, con las más altas aspiraciones políticas, escucha el grito de duro , duro , duro , que sale de las gargantas de sus fervientes partidarios. Pasa a la tribuna y toma la palabra: Se necesita valor, determinación y coraje para crecer, para generar más empleos, para darles las oportunidades a las familias que tanto necesitamos (...) Es momento de ponernos los pantalones, pero los de uso rudo y no es una cuestión de género . Alguien cercano a él piensa que el suspirante a la más alta representación nacional debe tener hambre. Le da un Snickers. Por no dejar, el hombre muerde la golosina. No sin sorpresa de los presentes, la personalidad del que habla se permuta por la de una dama, que continúa su arenga desde la tribuna: Hoy hago votos porque sea esta la primera elección abierta en Acción Nacional y demos un partido moderno, abierto, que no tiene temor alguno, porque ésa es su esencia y se llama ciudadanía . Los oyentes irrumpen con gritos: ¡Josefina! ¡Josefina! ¡Josefina! Al griterío se sobreimpone la voz de un locutor que dice: No eres tú cuando tienes hambre de poder.

Oí por ahí

Los funcionarios son los empleados que el ciudadano paga para ser la víctima de su insolente vejación . Pitigrilli (Dino Segre) (1983-1975), escritor italiano.

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