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Opinión

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Fusión de Aeroméxico y Mexicana, en análisis

RICOS Y PODEROSOS Por: Marco A. Mares

Compañía Mexicana de Aviación, de Gastón Azcárraga, y Aeroméxico, encabezada por José Luis El Chacho Barraza, sí están analizando la fusión de ambas empresas. Y potencialmente podrían alcanzar un acuerdo en dos o tres semanas más.

Azcárraga, también cabeza del Grupo Posadas, afirma, sin embargo, que todavía no han encontrado el mejor esquema para concretar la fusión.

No obstante, el empresario sí tiene claro que no se trataría de la compra de una aerolínea por otra, realmente se buscaría el intercambio de acciones que permitan la fusión de las dos aerolíneas.

Tal y como se lo informé en este espacio, el empresario admite que ambas empresas se han reunido, han analizado y siguen analizando la posibilidad de concretar una fusión.

Gastón Azcárraga, desde que compró Mexicana de Aviación -que hoy tiene una deuda que ronda los 2,000 millones de pesos- hace poco más de año y medio, tiene claro que el mercado no da para dos empresas grandes de aviación.

De hecho, el grupo de inversionistas que encabeza pujó por Aeroméxico y luchó contra viento y marea por tratar de quedarse con su competidora, aunque la comisión antimonopolios presidida por Eduardo Pérez Motta nunca se lo autorizó.

Hoy, en medio de la crisis económica en México agravada por la crisis sanitaria, Azcárraga está convencido de que México necesita crear una aerolínea bandera y para ello obligadamente tiene que haber una consolidación.

Es más, Gastón Azcárraga sostiene que si Aeroméxico y Mexicana no se fusionan, lo más seguro es que alguna de las dos quiebre.

La industria aérea nacional simple y sencillamente no es rentable y ello no le conviene al país, advierte.

México necesita crear una aerolínea troncal que compita con las líneas aéreas de bajo costo.

Tal y como ocurre en muchos otros países como Canadá, España, Francia y muchos más.

En ese sentido, Azcárraga sugiere a la Comisión Federal de Competencia (CFC) que vea qué han hecho y qué están haciendo otros países. La mayoría tiene una aerolínea troncal que compite con líneas aéreas de bajo costo.

Pero además de la fusión -acota el empresario- para que la industria aérea mexicana se desarrolle con eficiencia y rentabilidad, también se requiere de una política aeronáutica definida.

También que se reduzcan los altos costos que cobra el Servicio de Navegación Aérea Mexicana (Seneam), y que se reduzca el sobrecargo de combustible que se cobra a las aerolíneas y que a la fecha ronda 12%, cuando debería de ser máximo de 5 por ciento.

La industria de aviación nacional, dice Gastón Azcárraga, debería tener costos comparables con los que tienen las compañías reestructuradas.

Respecto del apoyo por 3,000 millones de pesos que ha ofrecido el gobierno mexicano a la industria aérea nacional, el capitán de Mexicana de Aviación deja entrever que el propio gobierno es el que les está proponiendo a ellos y a Aeroméxico buscar la consolidación.

En lugar de apoyar a dos empresas débiles, seguramente prefiere apoyar a una sola con mayor solidez y ya reestructurada.

SCT, ¿durmiendo con el enemigo?

En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, de Juan Molinar Horcasitas, estaban durmiendo con el enemigo.

Resulta que un grupo de 15 abogados del área contenciosa de la dependencia habrían actuado en favor de subsidiaria de Iusacell, de Ricardo Salinas Pliego.

Hicieron todo lo posible por mantener vigente un juicio de nulidad que promovió la empresa ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa para oponerse a la realización del programa de licitación de frecuencias que expidió la SCT, entonces a cargo de Luis Téllez.

Sobre el tema se enderezaron cuatro juicios y en uno de ellos la empresa solicitó la suspensión del programa de licitación.

En una de las salas del Tribunal le concedieron la suspensión provisional.

La SCT impugnó la resolución y solicitó que el Tribunal negara la suspensión definitiva.

Previamente, el abogado de la SCT responsable de atender ese juicio promovió un incidente de acumulación de los cuatro juicios.

Con esa acción lo que buscó -el abogado desleal- fue suspender la tramitación del juicio principal y con ello prolongar indefinidamente el impedimento de la SCT para realizar la licitación de espectro radioeléctrico. Se trata de la licitación de espectro radioléctrico en las bandas 1.7 y 1.9, que finalmente la SCT pudo convocar. Las bases de licitación respectivas las revisa la comisión antimonopolios.

Frente a ese escenario, el director de asuntos jurídicos de la SCT, Gerardo Sánchez Henkel, amenazó con iniciar procedimientos legales en contra del grupo de desleales abogados que finalmente optó por renunciar.

Para la SCT no hay más que dos posibilidades que pueden explicar la actitud de ese grupo de abogados: corrupción o torpeza.

Cuentos veras

La SCT ordenó ayer bajar del aire a la empresa Magnicharters. Debe 14 millones de pesos al Servicio de Navegación Aérea Mexicana (Seneam). Aunque, si la empresa los paga, podría volver a volar. Para hoy es muy probable que la SCT ordene que deje de volar Aviacsa, de Eduardo Morales Mega, por razones de seguridad.

Aviacsa debe aproximadamente 300 millones de pesos al Seneam y alrededor de 260 millones de pesos a Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA). Entre las dos aerolíneas representan entre 10 y 12% de los asientos de la industria aérea.

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