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Petróleo, inflación y crecimiento
A principios del 2009 y ya en franca recesión mundial, el precio del petróleo cotizaba en 28 dólares por barril (dpb), lo que representó una caída de 80% con respecto al precio máximo registrado a mediados del 2008 cuando se situó en 145 dpb.
A principios del 2009 y ya en franca recesión mundial, el precio del petróleo cotizaba en 28 dólares por barril (dpb), lo que representó una caída de 80% con respecto al precio máximo registrado a mediados del 2008 cuando se situó en 145 dpb.
A lo largo de los dos últimos años, el precio comenzó un largo camino a la recuperación hasta ubicarse ya muy cerca de la frontera de los 100 dpb, lo que ha sido festejado por unos y rechazado por otros.
Para México es, en principio, una buena notica por dos razones. Por un lado, las finanzas públicas siguen siendo muy dependientes de los ingresos petroleros, esto nos afectó cuando el precio del crudo se desplomó en el 2008 y en el 2009; no obstante, esa dependencia ahora juega en favor de las finanzas públicas toda vez que el presupuesto para este 2011 se hizo con un estimado de 65 dpb y la mezcla cerró ayer en 86 dpb, lo que significa que tendremos ingresos extraordinarios que favorecerán las finanzas gubernamentales y detonarán mayor inversión federal y estatal.
Contar con finanzas públicas sanas es algo a lo que afortunadamente estamos acostumbrados en México; sin embargo, no hay que minimizarlo sobre todo a la luz del estado fundamental de muchos países europeos que están atravesando por serios problemas de endeudamiento y desequilibrios fiscales que limitan su crecimiento.
El hecho de que México cuente con una situación fiscal sólida nos hace mucho más atractivos para la inversión en comparación con otras naciones no tan privilegiadas.
Otra buena noticia para México tiene que ver con el hecho de que mientras mayor sea el precio del petróleo, mayor será la fortaleza de la balanza de pagos; es decir, la balanza comercial es más robusta y las reservas internacionales se fortalecen, ya que Pemex tiene la obligación de vender sus dólares directamente al Banco de México.
La otra cara de la moneda tiene que ver con las presiones inflacionarias que se originan con los mayores precios del petróleo.
Desde el segundo trimestre del 2009 se empezó a observar una tendencia creciente en los precios de las materias primas a nivel internacional como resultado del fuerte crecimiento de los países emergentes, principalmente los de la región asiática.
El riesgo de que el precio del petróleo se mantenga en niveles elevados por un periodo prolongado de tiempo tiene que ver con el impacto inflacionario que se podría presentar en el mundo y el incremento en las tasas de interés que instrumentarían los bancos centrales con el fin de contener dichas presiones. Este escenario, sin lugar a dudas, complicaría el aún endeble proceso de recuperación económica internacional.
Ayer Ernest Young dio a conocer un estudio en el que se establecía que si el precio del petróleo se mantiene en 100 dpb el crecimiento económico de Europa se reduciría 0.1% en el 2011 y 0.2% en el 2012, mientras que la inflación se incrementaría 0.6 y 0.4%, respectivamente. En un escenario en el que el precio del crudo aumentará a 120 dpb, el PIB de la zona euro decrecería 0.2% adicional tanto en el 2010 como en el 2011.
A pesar del impacto económico, la OPEP se ha negado a incrementar las cuotas de producción de los países miembros bajo el argumento de que el mercado está satisfactoriamente abastecido y el aumento es resultado de un crecimiento económico más sólido de lo esperado de los países emergentes y las bajas temperaturas en Estados Unidos y Europa, situación que se matizará en el mediano plazo.
Por lo pronto, el gran riesgo para México es que se desacelere la economía de nuestro principal socio comercial y para el mundo que se endurezca la política monetaria con el consecuente impacto sobre la actividad productiva.
*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.