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Apretemos el paso
Nuevamente surgen los temores de que la desaceleración de la economía estadounidense y mundial pueda ser más severa de lo esperado.
Nuevamente surgen los temores de que la desaceleración de la economía estadounidense y mundial pueda ser más severa de lo esperado.
En un panorama de indicadores mixtos, cualquier noticia empuja a los mercados a terrenos positivos o negativos, por lo que la incertidumbre en materia de crecimiento económico seguirá siendo fuente de volatilidad.
Lo anterior viene a colación después de los comentarios realizados por la Fed en su última reunión de política monetaria.
Destaca, por supuesto, la decisión de mantener sin cambios las tasas de interés de referencia en un rango de entre cero y 0.25%, cosa que esperaban los mercados e indica, además, que el desempeño de la economía podría implicar que las tasas se mantuvieran en niveles excepcionalmente bajos por un periodo prolongado de tiempo.
La Fed reconoce dos elementos que inyectan una buena dosis de incertidumbre a los agentes económicos.
Por un lado, reconoce explícitamente la existencia de indicadores que apuntan hacia una clara desaceleración de la economía y, por otro, que la inflación se ubica por debajo de los niveles deseados.
Este panorama es verdaderamente sobrio toda vez que recuerda precisamente la última década de Japón, nación que se ha caracterizado por crecimientos extremadamente bajos con caídas en precios.
Los altibajos de la economía de EU se han reflejado de igual forma en un desempeño contrastante de la economía de nuestro país, en donde se pueden distinguir dos fases a lo largo del 2010.
La primera se puede ubicar en el primer semestre del año y corresponde a un repunte importante de la actividad económica, motivada a su vez por una gran demanda de productos mexicanos en el extranjero, principalmente de EU.
Las exportaciones fungieron como motor de la recuperación económica y promovieron también un crecimiento importante en los niveles de empleo.
En la segunda fase, el PI B empezó a registrar indicios de desaceleración y se empezó a evidenciar a partir del tercer trimestre.
Es importante destacar que ante las voces que auguran una segunda recesión, la evidencia apunta hacia un menor ritmo de actividad económica a nivel mundial, no hacia una recesión.
La Reserva y otros gobiernos, como el japonés, han manifestado su intensión de seguir utilizando mecanismos para dar sustento a la actividad económica de sus países.
En el caso de nuestro país, el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE), de julio, el último dado a conocer, muestra una variación más modesta con respecto a los meses anteriores, pero aún refleja una actividad económica importante.
Efectivamente, el IGAE aumentó 5.13%, ligeramente por encima del nivel es 5% esperado, para ser la mayor tasa de crecimiento para un periodo similar desde el 2006 y anticipa un crecimiento del PIB de 4% para el tercer trimestre del año.
En el cuarto trimestre, el PIB aumentará cerca de 2%, con lo que la economía podría registrar una expansión de 4.4% en todo el 2010.
Hay dos conclusiones que deben ser analizadas. Ante una demanda externa débil, se hace imprescindible fortalecer el mercado doméstico, de manera tal que el consumo pueda compensar el menor crecimiento de las exportaciones.
Otro tema importante es que un crecimiento de 3 o 4% no soluciona los problemas de empleo en el país.
Hoy que se está discutiendo el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación es importante que el poder legislativo tome decisiones con una visión de largo plazo, buscando aumentar la competitividad del país y los niveles de empleo.
Si no apretamos el paso, México se seguirá retrasando frente a otros países que emprendieron el camino de la transformación hace ya mucho tiempo.
*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución. mguzman@ixe.com.mx