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La revisión de proyectos y la reestructura
En los negocios, los proyectos de inversión tienen que ser aprobados por la máxima autoridad, ellos deteminarán si el proyecto convence o no.
En cualquier tipo de entidad, los proyectos de inversión, en los que se comprometen recursos de forma importante, tienen que ser aprobados por la máxima autoridad. En los casos de las sociedades mercantiles, será la asamblea general de accionistas la que analizarán el proyecto y determinarán si el estudio los convence o no.
Para llegar a ese momento, la administración de la entidad tendrá que desarrollar un documento que incluya los costos directos e indirectos que tendrían que ser invertidos, además del cálculo del retorno de inversión, en cuanto a tiempo y rendimientos que generará el proyecto. Todo lo anterior tiene que estar sustentado en un estudio de factibilidad que incluye el estudio del mercado potencial y la participación de dicho mercado al cual se pretende atender.
Todos esos elementos tendrán que ser tomados en cuenta por los accionistas para aprobar el proyecto, ya que fundamentalmente son recursos de ellos los que se están poniendo en riesgo. Es importante dejar claro esto, ya que aunque el proyecto sea financiado por un tercero, si el proyecto no rinde los resultados, el pago tendrá que ser cubierto con el patrimonio que los accionistas tienen invertidos en la empresa.
Una vez aprobado el proyecto, el consejo de administración podrá supervisarlo para que lleve a cabo de acuerdo a lo autorizado, esto significa dar seguimiento en cada etapa del proyecto y que sea ejecutado en tiempo y forma, sin modificaciones relevantes a lo autorizado para dicha etapa. En caso de desviaciones relevantes tanto en plazo como en recursos, tendrán que revisar las causas, solucionarlas en la medida de lo posible, verificar como afecta esto a la evaluación del proyecto y en su caso solicitar la autorización de el aumento de la inversión requerida.
De no tener esta supervisión y revisiones periódicas, aumentará la probabilidad de que existan retrasos y excesos de inversión, que normalmente van juntos. En esos casos los proyectos pueden llegar a afectar a tal grado los recursos de la empresa que pueden comprometer su operación.
En otros casos, si la entidad puede soportar los excesos de inversión sobre lo planeado, el proyecto puede llegar a tardar demasiado en generar los rendimientos suficientes que amorticen la inversión aplicada. Normalmente, esta situación será tomada como un proyecto fallido.
De llegar ese momento, los accionistas o el órgano máximo de decisión tomarán la decisión de buscar una reestructura de los negocios de la empresa, que ayude a recuperar de una mejor manera los recursos aplicados en el proyecto.
La reestructura de los negocios de la empresa, puede ser llevada a cabo de diferentes maneras, desde la búsqueda de nuevos inversionistas que ayuden a cubrir el déficit de inversión generado por el proyecto, hasta la venta de activos de la entidad, sea del proyecto o de otros activos que apoye en la recuperación de los recursos perdidos.
Otra alternativa en la reestructura de la entidad generada por el proyecto fallido, puede ser que el órgano facultado tome la decisión de abandonar el proyecto y absorber la pérdida que esto genere. Este último escenario, se da cuando el proyecto llegó a tal nivel de ineficiencia, que el echarlo a funcionar, generaría costos adicionales tan altos que los beneficios adicionales no cubrirían nunca dichos costos.
Aquí en México, a estos proyectos abandonados, les llamamos elefantes blancos, y existen muchos ejemplos de proyectos que fueron tan costosos y mal manejados, que son abandonados y pasan años o décadas para que algún otro inversionista los retome y los reconvierta.