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Huelen oportunidad de negocio en heces
En México, el potencial de producir energía eléctrica a partir del metano es de 3,000 megavatios.
El uso de desechos orgánicos para generar biogás es un mercado poco explotado en México. El potencial para producir energía eléctrica a partir del metano de las heces de animales, basura orgánica y aguas negras es de 3,000 megavatios en el país, pero apenas 8% de las granjas porcícolas cuentan con un biodigestor.
Cerca de 3,000 de esos biodigestores son de Biobolsa, un sistema que consta de una bolsa anaeróbica, adaptable a cualquier escenario y que se expande conforme aumenta la materia prima proporcionada por vacas y cerdos, dos de los animales de granja que más producen gas metano.
Y es que, la ganadería es de las actividades productivas que más contribuyen a acelerar el cambio climático, por la generación de gases de efecto invernadero. Uno de estos, el metano, es producto de las heces de animales domésticos, en particular los de las vacas, cabras y las ovejas.
“La tecnología –de biodigestores- ya existe desde hace años, pero Alexander –Eaton- uno de los cofundadores, vio la brecha que existe a nivel industrial, lo que encarece estos sistemas y las necesidades de los pequeños productores. Lo que él ha hecho es adaptar esa tecnología a fin de que sea óptima para ellos”, explica Esther Altorfer, directora de Finanzas de Biobolsa.
El sistema más básico tiene un costo de 15,000 pesos. Biobolsa trabaja con una microfinanciera para otorgar créditos sin intereses a sus beneficiarios. Además del fertilizante orgánico, este modelo produce el equivalente a 14 kilos de gas LP, suficiente para una familia de cuatro personas, y que además gasta 2,000 pesos en fertilizantes químicos.
Un aspecto importante del modelo de negocio es que los técnicos vendedores de Biobolsa son también usuarios de la tecnología, subraya Altorfer. Esto garantiza la cercanía con los productores y la comprensión de sus necesidades. Luego del primer contacto se realiza un evento demostrativo, el técnico muestra los beneficios y la calidad del producto resultante. Los asistentes interesados reciben posteriormente la visita del técnico.
El sistema es escalable. Lo puede usar un pequeño productor con una vaca o tres cerdos hasta una granja con más de 300 animales. El biodigestor, señala la Directora de Finanzas de origen francés –ella y Alex, que es estadounidense- son los dos únicos extranjeros en la startup de 28 empleados- es una oportunidad para mejorar la productividad de los microempresarios ganaderos y para mejor la calidad de vida de los pequeños productores.
La empresa tiene su planta de manufactura en Toluca. La capacidad de producción de la planta es de 500 sistemas al año y el empaquetado del producto es sencillo y fácil de transportar. En éste no se desperdicia ningún componente. El paquete incluye una estufa y un adaptador para el boiler. La bolsa dura 15 años y su mantenimiento es tan sencillo como darse un masaje al estómago, explica la ejecutiva.
“No somos asistencialistas ni estamos regalando cosas baratas para los pobres”, subraya Esther Altorfer. “Ofrecemos la más alta tecnología para pequeños productores, porque estamos convencidos de que son necesarios para la seguridad alimentaria de México y de su localidad”.
Heces humanas, el siguiente paso
En marzo de este año, Biobolsa, creada además por Camilo Pagés, anunció que recibió financiamiento por un monto no revelado de tres fondos de inversión: ENGIE Rassembleurs D’Energies, The ERM Foundation Low Carbon Enterprise Fund (LCEF) y de Factor(E) Ventures.
El recurso le permitirá continuar con su expansión dentro y fuera del país. En México han colocado sistemas en 22 estados. Además de su oficina en la ciudad de México, abrió una más en Puebla y más recientemente en Yucatán y Jalisco. La primera oficina fuera del país será en Nicaragua, antes de que finalice este año, proyecta Altorfer.
Biobolsa también realiza diversas pruebas piloto en desechos, tanto en México con en otros seis países, incluyendo India.
“Estamos haciendo pruebas piloto con desechos humanos. Hay mucha demanda para eso, porque es un problema de saneamiento muy importante. Tenemos un programa de 70 sistemas en Guanajuato, no hemos lanzamos esta tecnología a gran escala porque todavía está en investigación y desarrollo. Tenemos sistemas en Ghana y estamos por instalar uno más en Madagascar”, indica.
Los proyectos pilotos también son para aprovechar mejor el biogás, como en motogeneradores para producir electricidad. “Nuestra meta es estar siempre con los microproductores, queremos que ellos aprovechen todo el proceso de energía renovable y aumenten su productividad”, finaliza la ejecutiva.
Una empresa social
Alex y Camilo se conocieron hace 10 años cuando intentaban generar ideas sobre cómo aprovechar la energía renovable. Iniciar una empresa social nunca es fácil, los fondo no voltean a ver esta parte de los negocios.
En 2011, un año después de constituirse formalmente ganaron la Iniciativa México, el premio de 10 millones de pesos los ayudó a sacar adelante el proyecto.
Esther Altorfer indica que, debido a todos los beneficios que ofrece el sistema como las 40,000 toneladas de CO2 que han evitado que llegue a la atmósfera mediante el tratamiento de 2.5 millones de desechos tratados, Biobolsa tienen varios aliados: Sagarpa, Secretaría de Economía, Secretaría de Energía y el Banco Interamericano de Desarrollo.
La elección de los fondos también fue una decisión estratégica. Los emprendedores apostaron por sacar adelante la empresa, probar que el sistema era viable económicamente y escalable. Una vez demostrado decidieron con qué fondos trabajarían por lo que estos podrían aportarles.
“Con uno de ellos estamos en un proyecto para mejorar la reducción de CO2 para tener acceso al mercado de carbono. Otro es parte de una empresa trasnacional y nos pusieron en contacto con su área de Responsabilidad Social, que va a donar sistemas de Biobolsa en las comunidades donde trabaja y el tercero está dentro de una universidad, y pone a nuestra disposición sus laboratorios para hacer pruebas”, finaliza Altorfer.