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Michael Phelps dirá adiós tras JO de Londres
El nadador estadounidense, multimedallista olímpico de 27 años, dejó entrever que abandonará las piscinas al afirmar que después de la justa olímpica podrá hacer lo que quiera.
Después de Londres, la natación volverá a tener límites humanos. Y es que apenas el domingo, el estadounidense Michael Phelps anunció que, tras los Juegos Olímpicos de este 2012, pondrá fin a su carrera, un camino lleno de éxitos que sorprendió al mundo entero.
Colgará su Speedo el Tiburón de Baltimore. Aquel niño hiperactivo y con problemas de conducta que venció su miedo al agua y se inició en la natación con apenas 10 años, aquel pequeño que hizo de las piscinas su hábitat natural, dirá adiós tras competir en su cuarta justa olímpica.
De niño prodigio a rey de las piscinas
Michael fue un prodigio desde que hizo su aparición en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, adonde se presentó con 15 años y logró obtener el quinto lugar en los 200 metros mariposa. Pero su espíritu combativo era más fuerte que sus brazadas en el agua y un año después conquistó su primer título mundial en el Campeonato Mundial de Fukuoka en los 200 metros mariposa.
Su tenacidad lo llevó a conseguir cuatro títulos más en el 2003 en los mundiales de Barcelona, tres de ellos, de forma individual, y en el 2004, su hambre de protagonismo lo llevó a coronarse campeón olímpico en seis ocasiones, durante los Juegos de Atenas.
A partir de entonces, los nombres de batalla se hicieron comunes, la Bala de Baltimore, el Niño Prodigio, el Nuevo Mark Spitz o el Tiburón de Baltimore, todos llevaban a una misma referencia: Michael Phelps.
Pero para Michael los campeonatos mundiales y olímpicos no fueron suficientes. Aquel muchacho de casi 2 metros y 88 kilos, ése que ingiere 12,000 calorías al día, aquel que reduce su rutina diaria a comer, dormir y entrenar, todavía quería algo más.
Así, en el campeonato mundial de Montreal se adjudicó cinco preseas áureas más, y en el 2007 en siete ocasiones fue campeón. El momento más importante de su carrera, ocurrió en el 2008, cuando en los Juegos Olímpicos de Beijing se llevó ocho medallas de oro y se convirtió en el ser humano más ganador en la historia de estas competencias.
Tras la polémica, resurge el Tiburón
Luego de haber pasado por problemas debido a que fue captado consumiendo marihuana a finales del año pasado, Michael Phelps cayó en depresión tras la presión mediática y social en la que se vio envuelto y se olvidó de la natación un tiempo, viajó a las Vegas, jugó videojuegos y pasó el tiempo en su casa de descanso. Se olvidó de las piscinas.
Pero para Mundial de Roma del 2009, volvió para llevarse cinco títulos más y a coronarse como el mejor del orbe. Cuatro de esas coronas las refrendó en Shanghai en el 2011, pero por primera ocasión, en los 200 metros libres y los 200 metros combinados, se quedó con la plata, mientras que en los 4x100 libres, se quedó con el bronce. La hegemonía de Phelps había terminado.
Es poco lo que se puede decir de la maravilla estadounidense. Que es poseedor de 39 récords mundiales (29 individuales y 10 en relevos), que dejó atrás a su compatriota, el estadounidense Mark Spitz, quien antes de Phelps había conseguido 33 récords mundiales (26 individuales y siete en relevos), que logró 26 títulos del orbe y 14 medallas olímpicas que lo convirtieron en el máximo ganador de títulos en Juegos Olímpicos.
Sin embargo, Londres parece ser el inminente punto final de su brillante carrera. He podido ir a maravillosas ciudades en mis viajes y no he podido verlas. Veo el hotel y el jardín, eso es todo. Después de estos Juegos, voy a ir y hacer lo que quiera hacer , afirmó con tristeza Michael Phelps en una entrevista al programa estadounidense 60 minutos. Un capítulo en la historia se cierra: el Tiburón se ha cansado.
cristina.sanchez@eleconomista.mx
BVC