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Un reflejo en la penumbra
Un reflejo en la penumbra, de Fernando Sánchez ?Clelo, es uno de los libros más curiosos que he editado.
Un reflejo en la penumbra, de Fernando Sánchez ?Clelo, es uno de los libros más curiosos que he editado. En el prólogo, Hernán Lara Zavala escribe: Si es verdad, como dice Borges, que los cuentos se basan en anécdotas mientras que las novelas en caracteres,?Sánchez Clelo ha logrado una extraordinaria combinación de ambas cosas al ofrecernos varias minificciones que ?narran la historia de un personaje típico de la novela ?negra, un antihéroe al que el autor bautizó con el nombre de Buck Spencer .
No se trata, sin embargo, de un libro minificciones en el sentido estricto del canon, ya que son cuentos que, en su mayoría, superan la cuartilla de la que hablaba Edmundo Valadés para denominar al cuento brevísimo, ascendente de la minificción. Y son, además, breverías que no apelan, salvo dos o tres excepciones, a finales efectistas o sorpresivos, sino a desenlaces tipo los que el editor Gordon Lish le recomendaba o le escribía a Raymond Carver.
Si bien Sánchez Clelo conoce perfectamente el canon de la minificción, tal como lo ha mostrado en cinco títulos previos a Un reflejo en la penumbra, aquí lo transgrede,?sobre todo en lo que respecta a la extensión literal de los textos y en los finales de cada anécdota para, con maestría, proponer una obra que se puede leer como novela, ya que establece un estilo literario que no es otra cosa que la huella dactilar, literaria y hasta cierto punto comercial de su autor.
Los 34 cuentos breves o fragmentos son un rompecabezas en el que Buck Spencer, aparte de ser el arquetipo ?del detective privado, y el epicentro del cual giran los personajes todos del libro, vivos y muertos, también es un vengador que utiliza métodos tan exquisitos como verter veneno en la planta carnívora y dejar que el lector continúe tal historia, la novela de la que habla Lara Zavala.
Pero, ¿cuál es el mecanismo para que estas historias breves, muy breves en relación con el canon de capítulo, puedan formar una novela?
Sánchez Clelo con pocas, poquísimas pinceladas, pinta un ambiente: El salto no fue lo suficientemente poderoso para cruzar el abismo. Buck alcanzó a sujetarse del borde del edificio; miró hacia abajo, caería tres pisos. Cerdo Harry se asomó y pisó una mano del detective... , anécdota que a su vez hace hilo y engranaje a otras dos historias, mismas que volverán a ser hilo y engranaje, mismas que etcétera, etcétera, entrelazándose casi siempre con un imaginario colectivo móvil, itinerante, cambiante y en el que el asombro se esconde en los rincones más insospechados.
Con pocas palabras, poquísimas, tenemos una novela?que habla del mundo como si se tratara de una puesta en escena y, sus personajes, los actores de una historia en la que se entremezclan lo onírico con la perfección artística, la violencia psicológica con símbolos y pistas falsas, y en la que personajes como Cerdo Harry se da el lujo de afirmar:
Quiero que me teman, no que me admiren .
Un reflejo en la penumbra (Ficticia Editorial, 2016) es?como entrar a una extraña, aunque gozosa, casa de los espejos, y en ese sitio al que sólo se llega a través de la ficción, de las atmósferas a media luz, de la complicidad autor-lector, dejarse perder por esas imágenes deformes, monstruosas, arquetípicas en un mundo en el que siempre gana el mal, incluso cuando pierde, y en el que se tiene la certeza de que uno, el lector, pone en libertad o encarcela al genio de la lámpara con sólo abrir o cerrar el libro.