Buscar
Arte e Ideas

Lectura 4:00 min

Museo Cabañas hurga en el lado místico de Goeritz

El recinto tapatío da cuenta de cómo el creador alemán renunció al que consideraba arte banal para hallar en lo espiritual una posibilidad de vanguardismo.

Mañana martes, después de seis meses  carentes de público, el Museo Cabañas, en Guadalajara, vuelve a la vida presencial. Se declara listo para recibir a los visitantes con los protocolos necesarios de higiene, distanciamiento y circulación.

El reencuentro del Cabañas con el espectador, que podrá acceder al recinto a partir de las 11 de la mañana y no más allá de las 5 de la tarde, se acompaña del estreno, sin ceremonia inaugural debido a las medidas sanitarias, de una muestra cuya apertura quedó pendiente con la irrupción de la emergencia sanitaria, puesto que estaba programada para inaugurarse el pasado 2 de abril. Las piezas han esperado montadas por meses, listas para lucirse en su conjunto.

Se trata de la exposición El arte espiritual de Mathias Goeritz, integrada por un centenar de piezas del artista mexicano de origen alemán que residió en Guadalajara entre 1949 y 1952, la gran mayoría de ellas proveniente del acervo del museo jalisciense, gestionado por la Secretaría de Cultura estatal, y algunas de colecciones privadas, distribuidas en cinco salas del inmueble.

El Cabañas,  en toda su  historia como espacio cultural, y desde que fue declarado por la UNESCO Patrimonio Cultura de la Humanidad, en 1997, nunca había cerrado al público.

“La exposición aborda una de las preocupaciones centrales que tuvo Mathias Goeritz en su vida artística, que era la elaboración de un arte espiritual, incluso en sus piezas tempranas, a principios de los años 40. Goeritz fue una figura clave en la transmisión de un arte contemporáneo en México. Asumió el propósito de buscar un arte que trascendiera una escena que encontraba mercantilizada y llena de banalidad. En su búsqueda, Goeritz se encontró con lo que, pienso, es una estrategia de vanguardia artística en aquella época”, comparte Álvaro Vázquez Mantecón, curador de la muestra.

Contextualiza que durante la segunda mitad del siglo XX las vanguardias artísticas sufrieron una serie de transformaciones profundas. La búsqueda fue generalizada. Creadores como Goeritz detonaron un arte con dotes más abstractas y reflexivas. A la par, la arquitectura buscó renovar la forma de los espacios religiosos, en especial en nuestro país, con edificadores que sobre todo dieron apariencia renovada a los recintos del catolicismo y el judaísmo. El propio Goeritz participó junto al arquitecto David Serur en la elaboración de vitrales para la sinagoga Maguén David, en la capital mexicana, por ejemplo.

“Hubo una serie de preocupaciones globales que fueron incidiendo hacia una renovación del arte espiritual, que después tuvieron un entronque con el Concilio Vaticano II y la idea de la renovación del arte litúrgico. Es una confluencia de procesos que condensaron la preocupación por este tipo de arte. Pero lo más destacable es que Mathias Goeritz encontró en lo espiritual la posibilidad de la práctica de arte vanguardista”, añade el doctor en Historia del Arte.

En El arte espiritual de Mathias Goeritz es posible identificar distintos momentos de la espiritualización del arte. En una primera parte, el espectador apreciará piezas de carácter primitivo, en las que el artista nacido en Gdanks en 1915 se acercaba a la formalidad simple pero ya con algunas referencias de carácter espiritual, para luego concentrarse en una serie de obras más de carácter abstracto y lumínico. Por último, verá piezas a partir de la abstracción geométrica con similares dotes místicas.

La muestra es complementada con vitrinas documentales que dan cuenta de los manifiestos estéticos de Goeritz, así como con apoyos multimedia que muestran más intervenciones del artista vinculadas con lo litúrgico, como la elaboración, junto con Luis Barragán (Pritzker 1980), de una capilla abierta en el Parque de las Estrellas, en Guadalajara, o los vitrales contemporáneos que elaboró para centros religiosos coloniales a partir de los años 50, como el Templo de San Lorenzo o la propia Catedral Metropolitana en la Ciudad de México.

La colección “Mensajes” es una de las series que destacan. Tantos cuadros monocromáticos elaborados con láminas de oro, plata y otros metales, con simbologías litúrgicas, no se habían mostrado juntos en décadas, destaca Vázquez Mantecón y añade una reflexión:

“La situación de la pandemia va a jugar de una manera interesante con el espectador. Como bien es sabido, se tienen que cuidar mucho los aforos, la presencia del público en el museo. Esto va a incidir en la posibilidad de una experiencia más íntima en el espectador ante las piezas”.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

Temas relacionados

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas