Más viejos, pero más sabios y acompañados

Bien mirado, es muy probable que el año que acaba de terminar fuera testigo de algunos de los descubrimientos o cambios de paradigmas en ciencia de las últimas épocas.

Es probable y no seguro porque hace falta que la comunidad científica revise muchos datos e hipótesis varias veces para verificarlos.

Estos cambios se dieron en todas las escalas, desde la más grande y, quizá más grande que el mismísimo Universo hasta las bacterias; desde el ADN hasta el Homo sapiens.

He aquí un recuento en el que no incluimos al más pequeño de todos pero, quizá, el más importante, el del Bosón de Higgs, la partícula subatómica que puede ser responsable de la masa de todas las demás… y no está aquí porque si bien los científicos del CERN ya echaron a andar sus máquinas de altas energías para buscarlo, están aún obteniendo datos a razón de cientos de millones por cada segundo, y luego hay que analizarlos.

Del Universo al Multiverso

No se trata de un descubrimiento poético sino de la búsqueda que hizo Hiranya Peiris en el Fondo de Radiación de Microondas Cósmicas y su hallazgo de posibles huellas de que existen otros universos además del nuestro.

Esa radiación se considera una especie de remanente del Big Bang, ya que data de cuando el Universo tenía 380,000 de edad. La hipótesis de Peiris y su grupo es que si un universo cercano interactuó con el nuestro en aquel lejano entonces, podría haber dejado huellas en esa radiación para que nosotros las descubriéramos casi 15,000 millones de años después.

Un planeta habitable

Mientras que hace 20 años no había forma de saber si otras estrellas además del Sol tendrían planetas, el año pasado se encontraron más de 100 (todo un récord), y uno de esos exoplanetas, con posibilidades de tener agua líquida y por lo tanto estar habitado.

Este planeta no ha sido visto realmente, su presencia, composición y distancia a su estrella, la estrella roja enana Gliese 581, ubicada a sólo 20 años luz de la Tierra, se ha inferido a partir pequeños cambios periódicos en la luz que se recibe de ella. Los datos, que no están exentos de controversia y de otras interpretaciones, parecen indicar que se trata de un planeta rocoso, un poco más grande que la tierra y con una distancia a su estrella que permitiría la existencia de agua líquida.

Arsénico, de venenoso a vital

Los elementos imprescindibles para la vida pasaron este año de seis (carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre) a siete. Al menos en caso de las bacterias que encontró Felisa Wolfe-Simon, en un lago californiano. Y es que estos seres, aparentemente, pueden incorporar arsénico (elemento muy venenoso para el resto de seres vivos) en lugar de fósforo.

Los datos, anunciados críptica y tramposamente por la NASA como revelaciones sobre la posibilidad de vida extraterrestre han sido muy discutidos y lo serán más, pero de ser corroborados, y Wolfe-Simon no tiene duda de que lo serán, sería el mayor descubrimiento de la bioquímica en décadas.

Gamers, más listos que supercomputadoras

Aquí no se trata de grandes descubrimientos, sino de trabajos un tanto rutinarios (dentro del ambito científico), rompecabezas, de esos que las computadoras que les ganan a los mejores ajedrecistas hace tiempo que ya hacen mejor que los seres humanos…

Pero en lo que se refiere al plegamiento de las proteínas, los biólogos moleculares conectados en línea a una especie de videojuego resultan ser más veloces para resolver, con intuición, problemas para los que una supercomputadora requiere de millones y millones de cálculos.

El ADN puede ser artificial

El poderoso biotecnólogo J. Craig Venter se acercó en 2010 a su meta de crear vida artificial, ya que logró crecer cultivos de células bacterianas (de la especie Mycoplasma capricolum) a las que les extrajo el ADN y los sustiuyó con genes sintéticos y diferentes a los que les son propios (los de la Mycoplasma mycoides).

Lo llamaron, exageradamente, vida artificial… o bueno, no tan exageradamente.

Un nuevo integrante del linaje humano

A partir del análisis del ADN de las mitocondrias de un huesito de un dedo encontrado en un caverna siberiana, se propone la existencia de un integrante de la familia evolutiva humana que no se conocía y que habría vivido hace entre 48,000 y 30,000 años, en las mismas épocas en que lo hicieron neandertales y los primeros Homo sapiens.

Este nuevo integrante del género Homo encontrado por Svante Pääbo y Johannes Krause sugiere además que hubo más migraciones desde África, la cuna de los homínidos, de las que se suponían hasta ahora…

Nos caen encima 200,000 años

Ahora resulta, al analizar unos dientes encontrados en una caverna en Israel, que el Homo sapiens no tiene 200,000 años de existencia sino el doble. Los restos encontrados y analizados por Avi Gopher llaman la atención porque tienen 400,000 de antigüedad y porque no están en África.

Para que México no se quede (tan) atrás

No hace falta decir que de los grandes descubrimientos realizados en 2010, ninguno fue hecho en México o por mexicanos. Sin embargo, hay buenos motivos para pensar que nuestro futuro científico empieza aclarar.

Por un lado, por la presencia récord de Premios Nobel de Ciencia en nuestro país durante el año, tanto en eventos aislados, como cuando Roald Hoffman ingresó a la Academia Mexicana de las Ciencias, como en la gran Semana de la Ciencia y la Innovación, que tuvo mucha menos atención de la que merecía aunque sin duda habrá capturado el interés de más de un puñado de estudiantes.

Pero sobre todo porque inició la creación de módulos para la interacción entre emprendedores y científicos y por la realización del Foro Iberoamericano de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fibecyt), que se llevó a cabo en Quintana Roo, donde autoridades de 21 países latinoamericanos comenzaron a ponerse de acuerdo para adoptar políticas científicas.