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Arte e Ideas

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El triste asunto ?de la Colección Blaisten

Una controversia ha seguido al anuncio de que la Colección Blaisten salía del CCUT. ¿Qué hay detrás de la decisión?

La mejor exposición a la que he ido en tiempos recientes en un espacio de la UNAM fue la maravillosa revisión de la obra del Dr. Atl en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. La muestra fue posible gracias a la colaboración de la universidad con el coleccionista Andrés Blaisten.

Gracias al trabajo de Blaisten, a su amor por el arte mexicano, es que la UNAM pudo exhibir en sus paredes durante cinco años de la mejor selección de artistas nacionales. El propio Atl, Saturnino Herrán, María Izquierdo, Siquieros, Tamayo, Orozco: la crema de la crema de nuestra pintura, todos incluidos en el catálogo Blaisten.

Recuerdo cuando la UNAM anunció la colaboración con Blaisten. Le dieron salas especiales en el recientemente instalado CCUT. El Museo Blaisten, como se llamó a esas salas, era un lugar cómodo y precioso. Si uno encontraba el Museo Blaisten, se topaba con una colección bien ordenada, con textos de sala informativos, y salía con la sensación de que había experimentado algo sublime: que el arte podía estar a nuestro alcance.

Con su exposición en un espacio público con el apoyo de la UNAM, Blaisten cumplía con una de las responsabilidades del coleccionista serio: mostrar a la gente, de una manera crítica, las obras que le han llevado toda la vida juntar. Un coleccionista que no exhibe es como un artista que no crea. La Blaisten se ganaba su denominación como una de las colecciones más importantes del mundo al tener su propio museo y la UNAM podía presumir de tener exposiciones que bien podían ser la envidia del Museo Nacional de Arte.

La relación, pues, parecía de lo más exitosa. Y de repente, el diluvio.

Hace cosa de un mes, como si fuera cualquier cosa, Graciela de la Torre, directora de artes visuales de la UNAM y Teresa Uriarte, directora de Difusión Cultural, anunciaron que la Colección Blaisten salía de Tlatelolco y, quizá, de la UNAM. En la rueda de prensa los medios se les echaron encima a De la Torre y Uriarte, que actuaban con una sorpresa increíble: ¿De verdad las funcionarias no entendían la magnitud del anuncio? Nada se aclaró aquella vez y lo que ha seguido ha sido una serie de controversias en la que, me parece, las autoridades universitarias se han visto superadas.

¿Qué hay detrás de la decisión de las autoridades universitarias? ¿Por qué romper el vínculo con Andrés Blaisten? Según explicó la doctora Teresa Uriarte en aquella malhadada conferencia de prensa, se trató de un asunto de ambas partes. No es que se echara a la Colección Blaisten de la UNAM sino que se había terminado el contrato entre la universidad y el coleccionista. Se ofrecía el espacio para otros coleccionistas privados con el fin de dar variedad a la oferta artística.

Y con esa explicación creyeron las autoridades universitarias que era fácil dar por zanjada la discusión, que la salida de una colección tan importante no iba a generar mayor polémica.

Por supuesto, se equivocaron. Creo que quien mejor ha explicado el descontento de todos a los que nos interesa el estado de la exhibición de arte en México ha sido la crítica Avelina Lésper. En un texto publicado el pasado 13 de octubre en el suplemento Laberinto del diario Milenio, Lésper toma el toro por lo cuernos: En sus museos (de la UNAM) hay intereses, no hay pluralidad (…) La sacan porque (en la Colección Blaisten) predomina la pintura, porque es histórica y porque no necesita de sus propuestas curatoriales para tener un valor .

Lésper señala, además, la sobreoferta de arte contemporáneo en los espacios de la UNAM, arte que sin la protección de un museo no sería considerado arte . Y tiene razón. Si uno recorre el MUAC o Casa del Lago o El Chopo o el MUCA Roma, lo que encuentra son propuestas experimentales, algunas afortunadas, sí, pero la mayoría de una vacuidad espantosa, de esas piezas que requieren de toda una explicación curatorial para tener sentido. Y a veces ni así porque los curadores de arte contemporáneo han hecho de la criptografía su lenguaje: nunca se les entiende a la primera.

Ninguna de las propuestas de arte contemporáneo que pueden verse actualmente en los recintos de la UNAM hace gala del allure inmediato.

Uriarte le contestó a Lésper este fin de semana. Le aclaró que no se trata de que la Blaisten sea expulsada de la UNAM ni que haya en el caso envuelto un complot esteticista contra la pintura, sino que el fin del contrato se debe a condiciones financieras y administrativas que la dependencia a mi cargo no podía atender . Así que se trata de dinero. Me pregunto entonces cómo hizo la UNAM para exhibir muy bien y durante cinco años la colección. La UNAM no es una institución pobre. ¿De verdad conservar el Museo Blaisten habría sido imposible?

cmoreno@eleconomista.com.mx 

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