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Opinión

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Transporte aéreo, ruta incierta

Marco A. Mares

El transporte aéreo en la ciudad de México está entrando en una zona incierta y riesgosa, fuera del plan de vuelo.

En contra de lo que suponía el mapa trazado por el actual gobierno, con la inauguración del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que anticipaba un “aterrizaje” suave, todo indica que se tendrá que realizar una maniobra de “ida al aire”.

Es decir, el gobierno mexicano, en calidad de piloto de la aeronave, deberá realizar muchas acciones para que funcione, como tenía planeado, su sistema metropolitano de aeropuertos, fincado en la operación y coordinación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el AIFA y el Aeropuerto de Toluca.

En pleno vuelo y con una ruta inesperada, el gobierno mexicano tiene que revisar su plan y modificarlo, frente al cúmulo de problemas que están teniendo las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y la falta de uso del AIFA.

Sonó como un fuerte campanazo de alerta la revelación presidencial de la mañanera de ayer. El presidente Andrés Manuel López Obrador informó que la Terminal 2 del AICM tiene una falla estructural grave.

En pocas palabras, reconoció que se está hundiendo y que se evalúa volverla a construir o apuntalarla, mientras el próximo gobierno toma una decisión definitiva. El Jefe del Ejecutivo dejó entrever que lo más probable es que se opte por reforzarla, por lo que representa en términos de  inversión y “para no dejar nada inconcluso”.

Por lo pronto, un equipo de trabajo está analizando las alternativas. El hundimiento de la T-2 no es nuevo. El diagnóstico existe, prácticamente desde que se construyó.

De hecho la ampliación de la T-2, en su momento, se consideró temporal. El problema se hizo evidente y público desde el sismo del 2017. Desde hace tiempo se sabía que tendría que ser sometido a obras correctivas y de reforzamiento, por hundimientos de entre 21 y 30 centímetros por año. Lo que es nuevo es que el Presidente de México lo haya reconocido públicamente.

Y lo que sorprende es que anticipe que podría heredar el problema a la siguiente administración. No sería el primer gobierno que patea el problema hacia adelante. La solución definitiva a la saturación del AICM se pospuso durante mucho tiempo y por varios gobiernos.

La construcción de la T-2, realizada durante el gobierno de Vicente Fox, fue un paliativo que incluyó también su versión de un sistema metropolitano aeroportuario, frente a la oposición de los “macheteros” de San Salvador Atenco, a la construcción de un nuevo aeropuerto que intentó realizar.

Años después, cuando otro gobierno, el de Enrique Peña Nieto decidió construir un hub aeroportuario en Texcoco, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), se argumentó no sólo la saturación del AICM.

También se planteó la obsolescencia de las instalaciones del puerto aéreo y la necesidad de construir infraestructura que permitiera generar un mayor impacto en el crecimiento económico nacional.

Por eso estaba previsto el cierre del AICM y la construcción del nuevo. El gobierno actual decidió cancelar la construcción del NAICM y construir otro más barato, el AIFA.

Este último se inauguró hace poco más de tres meses y tiene un mínimo de operaciones e importantes pérdidas.

Sin embargo, existen compromisos de las principales líneas aéreas para incrementar sus vuelos y rutas desde el AIFA.

Aeroméxico anunció que a partir del 15 de agosto, Aeroméxico operará seis rutas desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Lo anterior implica una oferta total de 112 llegadas y salidas, que representan más de 10 mil asientos.

El AICM ha registrado una cantidad importante de problemas que padecen los usuarios cotidianamente.

Entre ellos el de las muy frecuentes “idas al aire” por la saturación y el rediseño del espacio aéreo, que subyace como un serio y riesgoso problema.

Otra arista es la de la degradación a la categoría 2 de las autoridades mexicanas por no cumplir con las exigencias técnicas de la FAA.

El cúmulo de problemas llevó al cambio en la dirección del AICM. El nuevo director, el vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, tendrá que remontar la curva de aprendizaje y le tocará, seguramente, encabezar al equipo de trabajo que decidirá si reconstruye o se apuntala la T-2.

No hay duda, el transporte aéreo en la Ciudad de México, entró en zona de turbulencia. A ver.

marcomaresg@gmail.com

Marco A. Mares

Periodista desde 1975, ha trabajado ininterrumpidamente en periódicos, revistas, radio, televisión e internet. En los últimos 31 años se ha especializado en negocios, finanzas y economía. Es uno de los tres conductores del programa Fórmula Financiera, que se transmite por Grupo Fórmula.

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