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Tres momentos de Trump

Opinión
PRIMERO. Me permito una digresión casi novelesca. Partamos de la base de que hay en el llamado Medio Oriente una situación explosiva. Israel teme el avance del programa nuclear iraní. Mientras, de telón de fondo, se lleva a cabo un cruento ataque a la población palestina en la Franja de Gaza ante la mirada indiferente del mundo.
Israel decide que atacará Irán, pero antes lo informa a Donald Trump, que le da luz verde. Astutamente, “alguien” del gobierno norteamericano le hace llegar al gobierno iraní el aviso del ataque, lo que le permite proteger parcialmente sus enclaves nucleares y poner a salvo el uranio enriquecido. A continuación, durante varios días, ambas naciones se disparan una gran cantidad de misiles y bombas. Recordemos que antes Trump había dicho que tal vez había que dejar que Irán e Israel se enfrentaran durante algunos días.
Recuérdese que estamos en una digresión. Durante los ataques, llama la atención de los expertos que estos están siendo medidos por parte de los dos bandos. En un momento dado, Trump decide que atacará de manera precisa las instalaciones nucleares de Irán. Curiosamente, otra vez una “voz amiga” desde la Casa Blanca alerta a Irán. Suceden los ataques norteamericanos que causan un daño limitado; Israel celebra e Irán amenaza con responder a Trump. Entonces ataca bases militares norteamericanas en Qatar, pero previamente avisa a los EUA. El daño es mínimo. A estas alturas, Wall Street ya sabe lo que está ocurriendo y los mercados se estabilizan.
Trump ordena que se acabe el conflicto y se termina. Tanto Israel como Irán se declaran ganadores y exaltan el nacionalismo patriotero. Por su parte, Trump demuestra que es el gran líder del mundo libre e incluso compara los ataques a Irán con Hiroshima y Nagasaki. La situación explosiva del Medio Oriente se ha distendido un poco. Todos perdieron, menos Trump. La “guerra” reciente se puede resumir en palabras del habitante de la Casa Blanca: “Han tenido una gran pelea, como dos niños en el patio del colegio. Se pelean como locos, no puedes detenerlos. Déjalos pelearse durante unos dos o tres minutos, luego es fácil detenerlos”.
SEGUNDO. Desde antes de asumir el poder, Trump insiste a sus aliados europeos de la necesidad de que aumenten los recursos que aportan a la OTAN y que tomen más responsabilidades. Este es un discurso que ya han escuchado antes, durante el primer mandato del magnate, pero esta vez es distinto. La amenaza de aranceles, la simpatía mutua entre Putin y Trump y el fantasmón de Rusia invadiendo Europa los espanta. Esto es una tontera, la guerra con Ucrania ha demostrado dos cosas: Rusia no tiene capacidad militar de invadir Europa y la guerra que libra es sobre todo para no ser avasallada por Occidente.
Lord Hasting Lionel Ismay, primer secretario de la OTAN, resumió la labor de esta como una forma de “mantener a los americanos dentro, a los alemanes abajo y a los rusos fuera”. Pero ya no es 1949, la Rusia de entonces ya no existe y dejó de ser “comunista”, Alemania es el hermano mayor de Europa y los Estados Unidos ya no son confiables. Los confundidos líderes europeos se quejan de las exigencias de Washington, pero poco a poco se van doblando en un acuerdo vergonzoso y absurdo.
Así, el miércoles 25 de junio de este año los 32 Estados miembros de la OTAN reunidos en La Haya acordaron incrementar su presupuesto de defensa hasta un 5% de sus respectivos PIB de aquí hasta 2035. El prietito en el arroz lo puso el cuestionado presidente español Pedro Sánchez, quien adujo que dar ese porcentaje comprometería el Estado de Bienestar y el crecimiento económico en España. Así que sólo se comprometió con el 2.1% de su PIB. Trump no se quedó callado y amenazó con obligar al país ibérico para que aporte el doble.
El acuerdo fue calificado por Trump como “una gran victoria”, pero en realidad no lo es para los europeos porque el terrorismo no se contiene de esta forma y Rusia no amenaza Europa. Así que sólo es una gran victoria para el presidente norteamericano. Si alguien duda del grado de humillación del viejo continente hay que ver cómo se refirió el neerlandés Max Rutte a Trump acerca de la guerra Irán-Israel: “Y a veces ‘papi‘ tiene que usar un lenguaje fuerte para que se detenga”.
TERCERO. Ese “papi” es el que manda a sus funcionarios a decir que México es un país adversario (Pam Bondi) y a señalar que el narco está lavando dinero a través de casas de bolsa (Vector) y bancos (CIBanco e Intercam). Sheinbaum monta una tímida defensa mientras construye el andamiaje legal para echar a andar un Estado autoritario con tintes policíaco-militares. Papi y mami se están portando mal.