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Le censura

Ezra Shabot | Línea directa
La libertad de expresión ha sido tradicionalmente uno de los indicadores más importantes para medir el grado de democracia existente en una sociedad. El régimen priista que gobernó prácticamente durante casi todo el siglo XX, aplicaba de manera férrea la censura contra todo aquello que cuestionaba la legitimidad de su sistema unipartidista.
Ni periódicos, ni radio y mucho menos televisión tenían la menor posibilidad de disentir o siquiera esbozar una mínima crítica porque el aparato de censura los destrozaba de manera instantánea. Esto comenzó a modificarse con la “apertura democrática” de Echeverría, pero no se sostuvo como lo demostró el golpe a Julio Scherer y Excélsior en 1976.
No fue hasta que la efectiva transición democrática de los 90’s hizo realidad no sólo la pluralidad partidista, sino también el fin la política represiva contra medios de comunicación y ciudadanía en general. Lo que antes era motivo de miedo por expresar una idea, se transformó en un ambiente de libertad instrumentada paulatinamente en diarios, estaciones radiofónicas, e incluso en la TV. La llegada del internet aceleró de manera profunda la irrupción de la sociedad en la comunicación social.
Sin embargo la propuesta política del populismo lópezobradorista no iba en la misma dirección que la izquierda planteaba antes del ascenso de AMLO. Así que a partir de 2018, las instituciones que le permitieron a esta alternativa caudillezca ganar la Presidencia fueron colonizadas o abiertamente destruidas para de esta manera impedir que exista la alternancia político electoral, y con ello asegurar así la imposibilidad de una derrota en las urnas.
De esta forma el INE, el Inai, el Tribunal Electoral y otros organismos autónomos, dejaron de funcionar como garantes de una democracia real y efectiva para transformarse en apéndices de un gobierno autoritario e ineficaz. Es lo que con precisión describe Héctor Aguilar Camín en su más reciente libro titulado: La Dictadura Germinal, en donde transita por este periodo de desmantelamiento de las instituciones de la República democrática, para explicar el nuevo México de caudillos, verdades absolutas y aplastamiento de todo tipo de crítica u oposición política.
Esto explica los intentos de censura desde instituciones como el Tribunal Electoral convertido en un nuevo inquisidor supuestamente autónomo, que le da un barniz de legalidad a una acción abiertamente ilegítima como lo es la censura y las amenazas desde la cúpula del poder de la 4T. Es cierto, hoy todavía no vivimos en México en una dictadura, pero el mañana avizora un destino en ese sentido.

