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La Cultura de la Paz, Celebraciones de Fin de Año I

Pascual Hernández Mergoldd | La cultura de la paz
“Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único". John Lennon
En gran parte del mundo occidental diciembre se distingue por su ambiente festivo y de celebraciones, México no es la excepción.
La Navidad el día 25 y el Año Nuevo, el 31 se conmemoran en numerosos países. A ellas se suman otras festividades relevantes como la Hanukkah, fiesta judía de las luces que, aunque comparte con la Navidad elementos como el intercambio de regalos y el uso de luces, tiene un origen distinto: la Navidad, de raíz cristiana, conmemora el nacimiento de Jesús y la Hanukkah recuerda la recuperación del Templo de Jerusalén y el milagro del aceite.
Asimismo, se celebra la Kwanzaa, festividad de la cultura afroamericana que busca reafirmar la herencia cultural y la historia africanas.
En México, las celebraciones decembrinas inician formalmente el 12 de diciembre con la conmemoración de la Virgen de Guadalupe y el comienzo del llamado Maratón Guadalupe-Reyes, expresión acuñada en la década de 1990 para referirse al periodo festivo que se extiende hasta el 6 de enero, Día de los Reyes Magos.
Millones de personas peregrinan anualmente hacia la Basílica de Guadalupe a pie, en bicicleta o en autobús, provenientes de distintos puntos del país, para rendir homenaje, agradecer o pedir un milagro. Muchas de estas peregrinaciones se realizan en relevos portando antorchas; algunos participantes se visten como Juan Diego, otros portan uniformes o camisetas diseñadas para la ocasión, y no faltan quienes cargan retratos enmarcados o figuras de la Virgen. Estas manifestaciones, aunque profundamente significativas, suelen poner en riesgo la integridad de los peregrinos y afectar el tránsito en las carreteras.
Posteriormente, del 16 al 24 de diciembre, se celebran las tradicionales posadas, que evocan el peregrinaje de María y José en busca de refugio.
Esta época nos invita a ser amistosos, hospitalarios, fraternales y solidarios, recordándonos también la responsabilidad de protegernos a nosotros mismos y a nuestro prójimo.
Las reuniones familiares constituyen el núcleo de estas celebraciones. Formar parte de una familia brinda esperanza, conexión y una historia compartida. El amor, como uno de sus pilares, puede ser fuente de motivación y confianza. Sin embargo, no podemos ignorar que muchas familias enfrentan conflictos derivados del desempleo, separaciones, problemas de comunicación o la pérdida de seres queridos. Estas dificultades generan sentimientos de enojo, impotencia o tristeza que, en ocasiones, desembocan en tensiones internas. No es raro que, durante las convivencias y al calor de los brindis, surjan reclamos que pueden escalar hacia la violencia.
El conflicto, como luz y sombra, representa tanto un riesgo como una oportunidad. Cuando se transforma en odio, se opone a la cultura de la paz y amenaza la estabilidad de la familia y del tejido social.
Aprovechemos esta temporada para recordar la maravilla y el milagro de la vida, la convivencia armónica, el amor, la amistad, el equilibrio, la naturaleza y la bondad, valores que con frecuencia parecen desdibujarse ante lo mundano y lo frívolo de la vida cotidiana. Recordemos las cualidades positivas de cada persona, como la solidaridad y la generosidad, que nos impulsan a dar lo mejor de nosotros mismos a los demás.
En estos momentos difíciles para México, cuando urge disminuir la violencia y promover la armonía en la familia, en la comunidad y en cada espacio de interacción, resulta preocupante que la presidenta insista en estimular la polarización social, como ocurrió con el discurso amenazante que pronunció en su festejo partidista del sábado 6 en el Zócalo capitalino.
Reafirmemos nuestro compromiso con la construcción de un mundo más justo y equitativo.
Que las festividades de fin de año nos inspiren a trabajar juntos por un futuro en el que la paz sea una realidad compartida.
¡Felices fiestas a todos!
* El autor es abogado, negociador y mediador
X: @Phmergoldd
Mail: mediador.negociador@gmail.com

