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La verdadera recuperación de empleos
El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) dio a conocer los resultados de su tercera y más reciente Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), levantada durante el mes de junio. De los estudios económicos que dicha institución ha realizado en el contexto de la pandemia por el coronavirus, es la primera vez que se observa una mejora de la ocupación y el empleo con respecto al mes anterior, en este caso, mayo. Es evidente que la reapertura gradual de negocios y empresas no esenciales ha contribuido positivamente a que la gente haya vuelto a trabajar. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿se trata de una verdadera recuperación de empleos?
Desde una perspectiva optimista e inocente, lo es. El dato más contundente es que aumentó la Población Económicamente Activa (PEA) en 5.7 millones de personas, de las cuales la gran mayoría (4.8 millones) estuvieron ocupadas, es decir, recibiendo ingresos y moviendo la economía. Otro indicador en apariencia positivo es que las personas volvieron a presentarse a sus recintos de trabajo y a tener mayor carga en sus actividades: se redujeron los ausentes temporales con vínculo laboral en 2.4 millones de personas y disminuyó la población subocupada en 3.4 millones de personas.
Sin embargo, no debe olvidarse que ya desde el 2019 nuestro país había visto una dramática caída en la creación de empleos y en el crecimiento económico, y que de abril a mayo se perdieron cerca de 1 millón de empleos formales ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Dentro de este marco de ideas, hay que recordar también que, dado el manejo nacional que se ha hecho de la pandemia, es extremadamente probable que las condiciones sanitarias obliguen a que en el futuro cercano se refuercen de nuevo las medidas de distanciamiento social, con los consecuentes efectos en la economía y el empleo.
Habida cuenta de lo anterior, pese a que la tasa de participación laboral incrementó de mayo a junio en 5.7 puntos porcentuales —llegando a 53.1%—, el índice es extremadamente bajo si se compara con 60.5% que tenía en junio de 2019. Por si fuera poco, 3 millones de personas se sumaron o regresaron a la informalidad en junio, lo que se traduce en falta de seguridad social, precarización y ausencia de estabilidad laboral. En otras palabras: estamos mejor que en lo más hondo de la crisis, pero, por un lado, seguimos en ella y, por otro, no sabemos si la recaída será de igual o peor intensidad.
La verdadera creación de empleos sólo se dará con una disminución significativa de la informalidad, con un incremento en la productividad, con el mejoramiento de las condiciones laborales, con una optimización de las habilidades y competencias de los trabajadores, con modelos de reclutamiento, capacitación y contratación eficientes.
Por este motivo, TallentiaMX insiste en que la subcontratación responsable puede detonar el crecimiento en la cantidad y la calidad de los empleos formales. Al respecto, los Censos Económicos 2019 revelaron que, a nivel nacional, los pagos promedio por persona subcontratada son de alrededor de 4.3 salarios mínimos generales diarios al año, es decir, un salario mínimo más que el promedio que se paga ante el IMSS. Además, la tercerización ha incrementado su participación en el empleo formal afiliado al IMSS, al conformar el 34.4 por ciento.
Sumemos fuerzas para promover empresas profesionales de subcontratación y por hacer los cambios estructurales que se requieren para que el empleo en México sea verdaderamente productivo, generalizado y digno.
*El autor es director general de TallentiaMX.