Buscar
Opinión

Lectura 5:00 min

Gobierno espía, un paso más al autoritarismo

Que los gobiernos espíen a empresarios, líderes, periodistas o personas que consideran claves no es noticia. El año pasado, en Colombia, diferentes organizaciones (la Sociedad Interamericana de Prensa-SIP, el Comité para la Protección de los Periodistas-CPJ, entre otras) condenaron el espionaje por parte del Ejército contra periodistas nacionales e internacionales y defensores de derechos humanos; exigieron al gobierno de Iván Duque investigar y castigar a los responsables. 

La lista de acusaciones a gobiernos espías es amplia: Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori en Perú; Cristina Fernández y Mauricio Macri en Argentina. Incluso en un país considerado un baluarte de la democracia y los derechos civiles, como Costa Rica, se dio un escándalo de espionaje denunciado por Reporteros sin Fronteras en 2014. Europa tiene lo suyo. Recordemos el escándalo por el espionaje llevado a cabo por Dinamarca en apoyo de la inteligencia (es un decir) de los Estados Unidos. Esto sucedió entre 2012 y 2014 y se espió el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel, del ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier, así como de otros líderes de países, como Noruega y Suecia. 

En México el espionaje desde el Estado no es nuevo. Primero se hizo con métodos antiguos: siembra de micrófonos, teléfonos interceptados, seguir a las personas. En esta saga, el gobierno de Peña Nieto dio un salto tecnológico con el sistema Pegasus. Expertos de la SIP y la CPJ denunciaron el espionaje contra periodistas, defensores de derechos humanos, activistas y opositores políticos. Pero decir que no es extraño el espionaje de ese tipo no significa decir que es aceptable. No lo es.  El problema en todos los casos es probarlo. Generalmente, los gobiernos niegan este atropello a los derechos humanos o, cuando lo aceptan, se castiga a personajes menores. Se denuncia, pero no pasa nada. Pocos casos hay como el de Watergate en los años 70, en donde periodistas decididos, fiscales duros y filtraciones desde el gobierno ayudaron a aclarar las cosas. 

En estos días, El Universal y el periodista Raymundo Rivapalacio han denunciado el espionaje que realizan diversas dependencias (SEDENA, SEGOB) del gobierno de López Obrador utilizando el famoso Pegasus y otros medios contra periodistas críticos. A estos señalamientos y ante la petición de un asistente a la mañanera del día 24 de junio para que se investigue el tema, el presidente simplemente dijo que no, que le llevaran pruebas. Cabe recordar que el presidente López había dicho en varias ocasiones que se había terminado con esta clase de espionaje, pero, por lo visto, utiliza el expediente de la negación plausible: no investiga porque no quiere enterarse. 

Pero el mandatario ha dado otros dos pasos que han sido poco comentados: ha prometido poner en la mañanera una sección de noticias falsas, con el objetivo de denunciar las que, a su juicio, lo son, y ha dicho que piensa extender las mañaneras, aunque sin su presencia, para que se dé información “verdadera” y se contrarresten las “calumnias”. 

Dos apuntes más: El espionaje a los periodistas, advierte Ricardo Trotti, director ejecutivo de la SIP, no solo está dirigido a conocer sus fuentes, sino que tiene como fin último la persecución física: "actuar, en consecuencia, en contra del periodista y de sus fuentes”. Algunos gobiernos, además, "tratan de hacer saber que están vigilando, para que los periodistas y sus fuentes se sientan más vulnerables.” Preocupante.

Segundo apunte: en Ciencia Política y Sociología no hay una sola acepción del autoritarismo, vale la pena echar un ojo a algunas de las características del actual gobierno. Ataca y descalifica a todos los medios que lo critican y a todo columnista y periodista que no esté de acuerdo con él. Dice AMLO que eso no es persecución. Esos, por supuesto, son sus otros datos. Lo real es que ha declarado enemigos a Loret, Gómez Leyva, Aguilar Camín, Bartra y un largo etcétera. Esto, viniendo del jefe de un Estado sin contrapesos, tiene un nombre: persecución política. 

Si a esto le sumamos que ha planteado extender sus espacios mediáticos para “contrarrestar” la información falsa estaremos ante un fenómeno parecido al de otros países que tratan de acaparar estos espacios con “su” información. El espacio que destinará para las noticias falsas es otra forma de señalar a periodistas y columnistas. 

En su paso por la jefatura de Gobierno, López Obrador aprendió que quien pone la nota diaria es el que lleva la iniciativa política. Ahora, como presidente, pretende no solo tener la iniciativa, sino cancelar los espacios de los otros actores con propaganda y ataques. Hace meses que el mandatario informa poco, pero ataca cada vez más. Si a esta política de llenar los espacios le agrega el control de los Poderes y el uso abusivo de las fuerzas armadas, ¿qué tenemos?

Temas relacionados

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete