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Opinión

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El hondo problema de los LTG

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Guillermo Deloya Cobián

Desde tiempos del Vasconcelismo, en donde se visualizaba una ruta para crear un país fortificado en recios pilares de una educación accesible y democrática, no había existido a mi parecer un intento de viraje tan pronunciado como el que en estos días se pretende llevar a cabo. Y es cierto que, con la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921, y la posterior puesta en funcionamiento de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos en 1959, se centraron bases para un México apostado a la modernidad y al conocimiento accesible para toda la población. También cierto es que, no se podría exentar del contenido de dichos libros los sesgos ideológicos del momento que, vistos a la distancia ahora representarían un absoluto anacronismo.

Sin embargo, en un mundo donde el mayor requerimiento educativo se centra en estar al día en ciencia, tecnología, matemáticas y otras disciplinas que apuntalan a la modernidad, es impensable que el principal eje rector de un tramo educativo tan importante como lo es la educación básica, se impregne de dogmatismo político y de juicios de valor propios de un segmento de la población.

Pero el gran problema parte de un asunto mayor que denota carencias más hondas. Desde la abolición (por igual caprichosa) de la reforma educativa del gobierno de Peña Nieto, no se ha podido aterrizar con contundencia un plan educativo nacional. Si partimos de ese punto borroso, no se cuenta tampoco con los planes de estudio correspondientes, mismos a los que la SEP está obligada a dar a conocer; si es que existieran, los mismos permanecen en la obscuridad del desconocimiento. La Ley General de Educación, establece que el estado está obligado a proporcionar el servicio educativo a través de la SEP, misma que deberá proporcionar libros de texto gratuitos a los estudiantes de educación básica. Además, dichos libros, tendrán que estar alineados con los planes y programas de estudios, mismos que se conformarán con la participación de los sectores involucrados en la educación. Con la simple lectura de este contenido de ley podremos notar que nada de lo mandatado se ha cumplido; en consecuencia, no resulta extraño que se haya creado una amplia polémica respecto de los nuevos libros de texto gratuitos.

Pero tales textos presentan un doble problema además del incumplimiento legal: el didáctico pedagógico, y la parcialidad o contaminación ideológica. En el primer caso, estamos ante materiales de estudio colmados de inexactitudes y errores; con una dinámica de enseñanza totalmente anacrónica y para algunos incomprensible. Por otra parte, la imposición por ideología de una visión maniquea del país, donde se incita a la confrontación y se repudia la riqueza, es una acción sumamente peligrosa que, en un México dividido puede crear cicatrices imborrables. Se requiere diálogo, consenso y concordia para aprender, condiciones que sencillamente desafortunadamente ahora se antojan inalcanzables.

Twitter: @gdeloya

Guillermo Deloya Cobián

Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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