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Adaptarse o morir: ¿Afecta el cambio climático nuestra salud mental?

Todos, sin excepción, estamos experimentando las consecuencias del cambio climático: calor intenso, lluvias abundantes, sequías extremas, inundaciones y granizadas repentinas. Como consecuencia, una de las preguntas que nos hemos planteado quienes estudiamos y trabajamos en el ámbito de la salud mental es ¿cómo está afectando el cambio de temperatura y los fenómenos naturales al comportamiento de las personas?
Desde el punto de vista médico, el calor tiene efectos directos en la salud humana, generando condiciones como el agotamiento por calor y la insolación (comúnmente conocidos como golpes de calor), así como complicaciones médicas como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos, que en los casos más extremos pueden llevar a la muerte. Pero también, las condiciones climáticas tienen un impacto significativo en la salud mental.
Se ha documentado que las olas de calor están asociadas con trastornos mentales y conductuales. Un estudio publicado en Environmental Health sugiere que las olas de calor en Australia están asociadas con un aumento en las tasas de ingresos a instituciones por trastornos mentales, junto con un incremento en enfermedades cardiovasculares y renales. En general, las olas de calor se relacionan con trastornos del estado de ánimo, demencia y otros trastornos relacionados con la ansiedad, como violencia doméstica e incremento en el consumo de sustancias.
De acuerdo con la Asociación Americana de Psiquiatría, el aumento global de la temperatura afecta a la población a través de manifestaciones que podemos identificar como un grado leve de insomnio o un incremento en el estrés; sin embargo, y de acuerdo con estudios realizados, el impacto es considerablemente mayor para aquellas personas que se enfrentan a desastres naturales a mayor escala, como inundaciones, incendios forestales, sequías prolongadas y huracanes, lo que trae consigo devastadoras consecuencias para el bienestar familiar, la estabilidad económica y la infraestructura de la región. En la mayoría de los casos, las personas pueden mostrar síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT), manifestándose también con trastornos como depresión, ansiedad e incluso suicidio.
¿No han podido dormir bien? Quienes vivimos en la Ciudad de México, y en general en todo el país, hemos experimentado por meses una severa ola de calor, causada por lo que los expertos meteorólogos definen como un "domo de calor", lo que ha generado un incremento en insomnio, mal humor, ansiedad y síntomas de TEPT en algunos miembros de la población. La situación crítica es que, de acuerdo a los expertos, esta situación está lejos de revertirse y, por el contrario, incrementará como consecuencia del cambio climático, sin contemplar incluso la predicción de una temporada de huracanes extraordinaria en este 2024, que puede traer consigo consecuencias catastróficas.
¿Cómo podemos proteger nuestra salud mental y hacer frente al estrés que el cambio climático presenta? La palabra clave es adaptación. A continuación, sugiero cuatro grandes acciones que podemos tomar como individuos y comunidad para adaptarnos al contexto actual, y disminuir las afectaciones a la salud mental:
- Fomentar la resiliencia psicosocial: Como comunidad médica, debemos fortalecer el apoyo social y comunitario para ayudar a las personas a adaptarse a los cambios climáticos. Aceptar y controlar lo que está en nuestras manos, aumentando los niveles de preparación y reacción efectiva ante las nuevas circunstancias que representa el cambio climático. Insertar en la conversación pública la importancia de incrementar la resiliencia y la tolerancia a los cambios inesperados que pueden ocurrir en el ambiente.
- Incrementar la educación acerca de los efectos del cambio climático: Para nadie es un secreto que los estragos del clima son distintos a los que ocurrían hace 20 años. La información disponible para la población, sobre todo para quienes son de alto riesgo, debe estar disponible, actualizada y accesible a través de canales de difusión pública. Los vacíos de información se llenan, y hoy las autoridades y la iniciativa privada juegan un papel fundamental para multiplicar y expandir mensajes efectivos que eduquen positivamente a la población.
- Hoy más que nunca, debemos abogar por políticas públicas que mitiguen los efectos del cambio climático y que escalen a un escenario de acción, no solo de intenciones políticas. Como consumidores, debemos seguir buscando opciones de producción y desarrollo sostenible de productos y servicios, eliminando el consumo desbordado que genera una enorme huella de carbono en un corto y mediano plazo. Como comunidades, debemos motivar este tipo de procesos sostenibles con el medio ambiente, que limiten la sobreexplotación de los recursos y que, como consecuencia indirecta, propicien el cuidado de la salud mental de sus integrantes.
- Integrar en nuestra vida diaria elementos que mejoren nuestro estilo y calidad de vida. Este enfoque, basado en evidencia, ayuda a las personas a adoptar y mantener conductas que mejoren su salud y calidad de vida. Elementos preventivos como:
- Cambios en la dieta para mejorar la respuesta del metabolismo frente al estrés.
- Hacer ejercicio aeróbico como parte de la rutina diaria.
- Revisar las relaciones interpersonales para rodearnos de personas positivas que nos generen menos estrés y nos brinden apoyo (esto incluye a amigos, pareja y colegas, entre otros).
- Evitar el uso de tabaco, alcohol y otras sustancias adictivas que puedan comprometer aún más la salud mental.
- En acuerdo con el médico tratante, agregar suplementos alimenticios y hacer uso de medicina herbolaria o sustancias adaptógenas (como hongos, plantas o raíces) para ayudar a modificar el estrés celular y que nuestro organismo cuente con las condiciones óptimas para la supervivencia.
Lamentablemente, parece que hemos pasado el punto de no retorno en el tema del cambio climático. Son muchos los desafíos que traen consigo estos cambios; sin duda, uno de los más importantes y menos discutidos es la consecuencia en la salud mental del individuo y de la comunidad. La educación, la prevención y la intervención oportuna de las acciones de salud pública, así como el fortalecimiento comunitario a través de redes de apoyo, serán claves para adaptarnos como nación ante este nuevo y desconocido escenario climático mundial. Adaptarnos, o morir en el intento.
¡Hasta la próxima!

