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Schumi busca salvar una vida llena de pasiones
El alemán dijo alguna vez que no le daban miedo los accidentes, y que quería vivir las cosas que le dan alegría.

Los médicos del hospital de Grenoble han sido implacables: No podemos decir nada sobre el futuro de Michael Schumacher dijo el jefe anestesiólogo Jean-Francois Payen, quien informó que el piloto alemán seguía, hasta ayer, en estado de coma inducido médicamente luego de accidentarse el domingo esquiando en los Alpes franceses.
No hay quien hoy no esté al pendiente del ex piloto de Fórmula Uno que, en sus momentos de gloria sobre las pistas, levantó lo mismo pasión que polémica y hoy se debate entre la vida y la muerte.
A sus casi 45 años, Schumi no esconde su afición por vivir experiencias de alto octanaje. El automovilismo era una de ellas, pero no la única.
El alemán es amante los autos, el futbol, la equitación, el paracaidismo, el esquí, el buceo y el motociclismo, deporte en el que se hizo llamar Marcel Niederhausen con tal de competir en el 2008 en el campeonato de Superbikes, sin ser reconocido como el heptacampeón de la F1.
Hay quienes lo han bautizado como el alemán perfecto: rápido, puntual, valeroso, disciplinado, seguro, ambicioso, fiel a su esposa y a su trabajo, atlético, fuerte, muy trabajador; y todos saben que ama a los niños y tiene coraje.
Otros también lo califican como un fuera de serie: sus siete títulos mundiales y los 91 triunfos en Grandes Premios; además de su estilo agresivo al volante, que algunos consideraban arrogante, son muestras de su valía.
Pero también la pasión por la adrenalina, ésa que le llevó en febrero del 2009 a tener un accidente en su motocicleta en el que terminó con fracturas en algunos huesos y lesiones en su cabeza y cuello, lo cual frenó sus intenciones de volver a la F1 ese año.
Aunque también como piloto de la F1 sufrió algunos percances, el más grave ocurrido en Silverstone en 1999. Poco después del comienzo de la carrera, los frenos de su Ferrari fallaron y se estrelló contra una barrera de neumáticos a más de 100 kilómetros por hora. Schumacher se rompió la espinilla derecha, la tibia y el peroné.
En la apertura de la temporada en Melbourne en el 2001, Schumacher perdió el control de su Ferrari, el cual dio dos vueltas y entró en la trampa de grava, pero terminó sobre sus ruedas. El campeón recién coronado del 2000 salió ileso, se clasificó en la pole el día siguiente y luego ganó la carrera.
Y es que una de sus reglas era no tener miedo vivir las cosas que me dan alegría .
Apenas el año pasado, en su segundo retiro de la F1, el perfecto alemán, el hombre al mismo tiempo millonario y caritativo, ponía en su casco una frase a modo de despedida: La vida es una historia de pasiones, gracias por compartir la mía .