Buscar
Bistronomie

Lectura4:00 min

Coca-Cola dejaría el jarabe de maíz por azúcar de caña y se desata ola de reacciones

image

Un mensaje de Donald Trump desató una tormenta comercial y mediática: Coca-Cola dejaría de usar jarabe de maíz de alta fructosa en Estados Unidos. Aunque la empresa no ha confirmado el cambio, el anuncio reabrió el debate.

Diego López

El pasado 16 de julio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, publicó en su red Truth Social una afirmación inesperada:

“He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido. Será una muy buena decisión por su parte; ya lo verán.”

La declaración se volvió viral y encendió alarmas en toda la industria de bebidas y edulcorantes. Hasta ahora, Coca-Cola no ha confirmado el cambio, pero respondió que “aprecia el entusiasmo del presidente Trump” y que pronto compartiría información sobre “nuevas ofertas”. La ambigüedad deja espacio para la especulación, pero el efecto dominó ya está en marcha.

¿Por qué sería un cambio tan grande?

Desde la década de los 80, Coca-Cola utiliza en Estados Unidos jarabe de maíz de alta fructosa (HFCS, por sus siglas en inglés), un sustituto del azúcar tradicional con ventajas económicas, alto rendimiento y disponibilidad local. En contraste, en países como México, la fórmula se elabora con azúcar de caña, lo que ha generado un culto en torno a la “Coca Mexicana” por su sabor percibido como más auténtico.

El posible regreso del azúcar en Estados Unidos no es solo una decisión técnica: sería un cambio de paradigma en la formulación, la logística global, las cadenas agrícolas y hasta en la diplomacia comercial con países productores de caña como México, Brasil o Guatemala.

Impacto económico: un dulce muy caro

Según cálculos de Reuters, cambiar del jarabe al azúcar de caña implicaría más de 1,000 millones de dólares adicionales al año en costos de materia prima, lo que podría traducirse en un aumento de hasta 50 centavos de dólar por lata de 355 ml. Este salto podría presionar las estrategias de precio tanto en venta al por mayor como en anaquel.

Además, el sector de refinadores de maíz ya reaccionó. La Corn Refiners Association advirtió que el cambio sería devastador para la industria agrícola estadounidense:

“Cuesta miles de empleos en la industria alimentaria, reduce los ingresos agrícolas y aumenta las importaciones de azúcar extranjera, todo ello sin ningún beneficio nutricional.”

México: entre el T-MEC y la oportunidad

El debate también involucra a México, principal exportador de azúcar hacia Estados Unidos, aunque con cupos y aranceles limitantes. Bajo el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), el jarabe de maíz goza de libre comercio, mientras que el azúcar de caña enfrenta barreras de entre 20 % y 35 % si se rebasa el volumen permitido.

Actualmente, México produce más de 5.5 millones de toneladas de azúcar al año, de las cuales exporta aproximadamente el 15 %, según cifras de la Secretaría de Agricultura. Un cambio de fórmula en Estados Unidos. podría empujar a renegociar cuotas de exportación, o abrir una nueva ventana comercial para los ingenios mexicanos.

Percepción y salud: el nuevo marketing

Aunque desde el punto de vista calórico ambos edulcorantes son similares, el HFCS ha sido objeto de numerosas críticas por sus supuestos efectos en la salud, incluyendo mayor riesgo de obesidad, hígado graso y enfermedades metabólicas, según estudios de la Harvard School of Public Health.

Por su parte, el azúcar de caña —al ser considerado “más natural”— se ha vuelto atractivo para consumidores jóvenes que buscan etiquetas limpias, sin ingredientes “ultraprocesados”. De acuerdo con Innova Market Insights, el 64 % de los consumidores millennials y Gen Z en Estados Unidos prefieren productos con ingredientes reconocibles y menos industriales.

image

Botellas de Coca-Cola.Foto: AFP

¿Qué sigue?

Por ahora, Coca-Cola guarda silencio. Pero incluso sin confirmación, el mercado ya está reaccionando. Los precios de azúcar en futuros subieron tras el anuncio, y tanto productores como embotelladoras están en alerta.

Si la compañía más emblemática del mundo opta por reformular su producto estrella en el mercado más grande, la industria global de bebidas podría verse obligada a replantear sus propios estándares de sabor, salud, logística y sostenibilidad.

tracking reference image

Noticias Recomendadas

Suscríbete