Lectura6:00 min
Bacalao, baguettes y vino: Esta es la nueva cara gastronómica de La Europea tras su reestructura

La Europea se juega su futuro apostando por el buen comer: del bacalao noruego y las baguettes al detalle, a una reestructura financiera que la devuelve al mapa como tienda de tradición.
En el imaginario de muchos consumidores, La Europea es “la tienda de vinos”. Pero detrás de las botellas hay algo más: una estructura gastronómica completa que va de las conservas finas a las baguettes hechas al momento y, sobre todo, al producto estrella de la temporada: el bacalao noruego. La firma vende cerca de 200 toneladas de este pescado al año y, según su director general, casi la mitad del bacalao noruego que se comercializa en México pasa por sus manos.
“Vendemos el 50% del bacalao noruego que se vende en México. Traemos el de la más alta calidad que hay en Noruega”, afirma Francisco Schnaas-Grués, director general de La Europea, en exclusiva para Bistronomie. Ese bacalao llega en varias presentaciones —desmigado, lomos con piel, sin piel y lomo a granel— y se corta de forma artesanal en 11 tiendas con guillotinas, planchas de mármol y personal especializado, solo durante noviembre y diciembre. El resto del año, el bacalao sigue disponible en otras versiones más prácticas para la cocina cotidiana.
Te puede interesar
La apuesta gastronómica no termina ahí. En los mostradores conviven quesos importados y nacionales, jamones, chorizos, pan de masa madre, baguettes horneadas en tienda, conservas de mar como mejillones, abulón, pulpo o sardinillas, además de aceites de oliva, sales especiales, dulces árabes, galletas, helados y postres. “Queremos que estos productos no se vean solo como algo para Año Nuevo, sino como parte de la mesa de todos los días”, explica Schnaas. Una lata de sardinillas de alta calidad puede costar alrededor de 45 pesos y convivir con un jamón ibérico o un queso 5J en el mismo carrito.

Francisco Schnaas Groues, director de La Europea
Las baguettes son ya un pequeño culto entre sus clientes habituales. “El secreto es simple: pan bueno, ingredientes de primera y que se preparen al momento”, dice el directivo. La Cantábrica —pan, atún, aceite de oliva, lechuga, jitomate y, si el cliente quiere, rajas— es uno de los ejemplos de cómo una tienda de vinos se ha convertido también en una parada para comer bien, rápido y sin pretensiones.
De la crisis al concurso mercantil… y la salida
El brillo gastronómico contrasta con un periodo reciente de tensión financiera. Entre 2016 y 2018, La Europea vivió una etapa de fuerte expansión: nuevas sucursales, centros de distribución, sistemas y un corporativo más robusto. Para financiar ese crecimiento se tomó deuda. Todo parecía bajo control… hasta que llegó la pandemia.
“Este es un negocio que vendía el 45% de sus ventas a centros de consumo y eventos”, explica Schnaas. “Con la pandemia, esos centros dejaron de operar y también dejaron de pagar. Nuestra cobranza tuvo una afectación muy importante”. El choque entre el apalancamiento y la desaparición temporal de un gran bloque de clientes llevó a la empresa a un nivel de estrés financiero que se volvió insostenible.
En mayo de 2024, La Europea decidió entrar en concurso mercantil. Lejos de verlo solo como un salvavidas legal, la compañía lo usó como palanca para una cirugía mayor. “Lo vimos como una oportunidad para hacer una reestructura muy profunda”, resume el director general.
La reestructura se apoyó en tres pilares:
Financiero: reestructura de pasivos, recapitalización y entrada de nuevos socios.
Operativo y de gobierno corporativo: cierre de tiendas que no eran rentables, ajuste de centros de distribución, automatización de procesos, incorporación de talento y creación de un consejo con comités especializados.
Propuesta de valor: redefinir la diferenciación de La Europea frente a supermercados, clubes de precio, e-commerce y retailers especializados que han elevado su apuesta por vinos y licores.
En julio de 2025, La Europea salió del concurso mercantil ya reestructurada. “Todavía no estamos donde queremos estar, pero vamos muy avanzados. Lo más importante es que el cliente ya lo percibe: vuelve a encontrar productos que habían desaparecido y empieza a ver cosas nuevas”, señala Schnaas.
Tradición, nuevos hábitos y el futuro de La Europea
Hoy, La Europea se piensa a sí misma como un retail especializado en vino y gastronomía, con un enfoque renovado en el cliente individual y en las ocasiones de consumo que giran alrededor de la mesa: reuniones en casa, partidos de futbol con amigos, bodas, graduaciones, cenas familiares y regalos.

Vinos y comida La Europea
Por un lado, la empresa reforzó su presencia en eventos. El programa de devolución total, que permite regresar hasta el 100% de lo no consumido al mismo medio de pago, si el producto está intacto, recupera la esencia de aquel servicio que hizo famosa a la tienda entre organizadores de fiestas. De la misma forma, el producto Barras Libres, con paquetes de 295 y 365 pesos por persona, garantiza volumen, claridad de presupuesto y, sobre todo, autenticidad de las botellas, un punto sensible en una industria donde el producto paralelo sigue siendo un riesgo real.
En paralelo, la marca ha formalizado su relación con los clientes más fieles a través de La Europea Rewards, con dos niveles: Cava, gratuito, y Reserva, con un costo anual de 1,200 pesos. El primero ofrece acumulación de puntos, descuentos y acceso a catas; el segundo suma mayor acumulación, preventas y experiencias exclusivas. “Para nosotros es un mecanismo muy valioso para saber qué buscan nuestros clientes y cómo ofrecérselo”, afirma el directivo.
En el corazón del negocio siguen estando los vinos. La Europea maneja un catálogo que va desde botellas de 150 o 200 pesos hasta etiquetas de 100,000 o 200,000 pesos, con vinos mexicanos y una fuerte presencia de España, Francia, Portugal e Italia, además de Chile, Argentina, Estados Unidos y otros orígenes. A ello se suma Serie La Europea, su marca propia, pensada como puerta de entrada para quienes quieren explorar varietales y regiones sin complicarse.

Latas gourmet
Pero los nuevos hábitos también se sienten en los refrigeradores. “Hay una tendencia clara hacia un menor consumo de alcohol y el auge de bebidas de baja o nula graduación”, reconoce Schnaas. La Europea ya ofrece cervezas sin alcohol, vinos sin alcohol, espumosos sin alcohol y destilados cero, incluido un tequila sin alcohol, y está por lanzar una ginebra sin alcohol y traer una marca líder global en este segmento. “No es solo tomar o no tomar; muchos clientes combinan momentos con alcohol y momentos sin alcohol, pero con la misma experiencia de sabor y coctelería”, explica.
En esa intersección entre botella y bocado se juega hoy buena parte del futuro de La Europea. “Hay una parte menos conocida de la marca que es toda la oferta gourmet”, admite Schnaas. “Mi propia mamá me decía que no tenía claro todo lo que había; ahora va, descubre esas cosas increíbles y me dice que, además, están a muy buenos precios”.
Entre bacalao noruego de primera, baguettes recién horneadas, latas de sardinillas finas, vinos de todo el mundo y una reestructura que ya dejó atrás el peor momento, La Europea parece decidida a seguir siendo lo que muchos clientes quieren que sea: una tienda de tradición.



