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Sensorama acompaña a resignificar la vida de suscriptores del Club El Economista

*Los suscriptores de Club El Economista vivieron una experiencia sensorial donde lograron identificar aquello en lo que les gustaría darle un nuevo enfoque y la posibilidad de transformarlo.

Publicado: 28.06.2024 - 10:35

Si estás buscando darle un nuevo sentido a tu vida, o quieres comenzar una nueva etapa en la que te da miedo comenzar, Sensorama ayuda a trascender duelos y generar soltura en cualquier aspecto cotidiano, con su narrativa: Renacer.

A través de una experiencia sensorial, los suscriptores de Club El Economista tuvieron la oportunidad de formar parte del camino hacia el renacimiento, por medio de una experiencia inmersiva con aromas, texturas, sonidos y googlees sensoriales, en donde en todo momento fueron acompañados por artistas sensoriales.

Al silenciar el estímulo visual, los asistentes tuvieron que activar totalmente todos sus demás sentidos para explorar un universo distinto, ya que una de las premisas del fundador de Sensorama, Héctor Fernández, parte de la pregunta ¿cómo sueñan las personas ciegas?

Ante esta premisa, los suscriptores tocaron, olieron, escucharon e incluso probaron diversos sabores, aromas y texturas. Como parte de la narrativa del renacer, se llevó a cabo la fase de la vida en la que se da a luz; en donde, por medio de las metáforas se busca trascender, soltar y hacer que todo lo que se integra a nivel psicoemocional, energético, biológico y físico, se junte, para generar esa fuerza y gestar una nueva posibilidad en tu vida.

“Nuevo momento, nueva oportunidad. El ancla al pasado, qué tanto permite dar ese avance o no, el resignificarlo en una experiencia como esta, viene con un propósito de libérate, suelta eso que no te está permitiendo avanzar”, mencionó el artista sensorial, Edgar Medina.

Cada narrativa con la que cuentan las experiencias de Sensorama, están creadas con base en dichas metáforas, en este caso, se parte de que siempre hay un cambio, una ruptura o una pérdida, que es como una pequeña muerte y una oportunidad para resignificarnos, de darle “una nueva vida a tu vida”, comentó el performer.

Esta actividad también ayudó a valorar y agradecer cada parte del cuerpo, pues al no contar con un sentido, los participantes se dieron cuenta de la importancia que tiene cada uno, y que, incluso a pesar de esto, el cuerpo puede ocupar los demás sentidos, pero de una forma más consciente.

“Fue una experiencia increíble, ya que, ese es uno de mis más grandes miedos, quedarme ciego, o sin alguna extremidad de mi cuerpo, entonces experimentarlo me dio a entender que hay que ser agradecidos y aprovechar cada parte de nosotros”, confesó Óscar Sandoval, miembro reciente del Club El Economista.

Por su parte, Tania García, suscriptora de Club El Economista, aseguró que fue una vivencia muy enriquecedora en donde se sintió en paz y muy agradecida: “Por supuesto que lo recomendaría, ya que es una experiencia en donde te renuevas y sanas situaciones pendientes que no te dejan avanzar o peor aún, no te dejan iniciar”, precisó.

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