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Opinión

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¿Por qué la Tecnología y la Ciencia en México no despegan?

¿Alguna vez se ha preguntado por qué México no es un país que pueda presumir de su desempeño tecnológico o científico? Fueron mexicanos los que inventaron la TV a color, el CD, también los mexicanos crearon una plataforma espacial antes que existiera la NASA y han sido muchos, también mexicanos, que han estado detrás de proyectos asombrosas como la creación de supercomputadoras en todo el mundo ¿Por qué entonces México figura siempre como nación rezagada en temas de Innovación, Tecnología e Internet?

No tengo una sola respuesta. Pero en más de 10 años siguiéndole la pista a estos sectores, he detectado dos principales males que no nos dejan despegar.

¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO?

No hay país alguno que tenga divididos los recursos de un solo sector (Ciencia y Tecnología se agrupan juntos en este país) en tantas dependencias como México.

Intente enumerar el número de proyectos o asociaciones que en los últimos 10 años han buscado impulsar la tecnología, la innovación y la ciencia mexicana seguramente no acabaría. Cierto, nadie podrá quejarse, sin fundamento, de que no se han hecho esfuerzos.

El problema está en la desviación de recursos. En el país, la secretaría de Economía tiene algunos proyectos de tecnología (como Prosoft), pero también están en la Secretaría de Educación (¿recuerda Enciclomedia?), en la de la Función Pública, la de Comunicaciones y Transportes (como el famoso proyecto eMexico que desde hace 10 años no termina de cuajar) y claro, en el Conacyt.

Cada una de estas dependencias recorta o cancela recursos a los proyectos tecnológicos como mejor le convenga a sus prioridades. Por supuesto, si no hay forma de seguirles la pista con lógica, tampoco resulta sencillo exigirles el rendimiento de cuentas, pues los proyectos tecnológicos suelen estar adheridos a otros proyectos, que a su vez, forman parte de otros más grandes.

¿Qué hay de los proyectos impulsados por la iniciativa privada, generalmente en manos de firmas multinacionales? Aunque suelen arrojar muy buenos resultados, no tienen alcance nacional, además de que en la mayoría de la ocasiones están condicionados por intereses comerciales que excluyen a creadores mexicanos.

No es casualidad que en México todas las dependencias de gobierno usen software de Microsoft, por ejemplo.

PURO BLA BLA BLA

Efectivamente, no todo es dinero. La utopía dice que si cada cual busca sus recursos y se hace autosuficiente, logra despegar ¿Por qué no lo hemos conseguido tampoco?

En 13 años, he asistido a cientos, en verdad ¡cientos! de foros, mesas redondas, paneles de discusión y debates sobre temas de tecnología, innovación y ciencia.

La escena nunca cambia: un grupo de élite (o sabios VIP) discute y propone. El que asiste elogia el encuentro. El que es excluido, lo critica y le resta validez.

Lo cierto es, que nunca he tenido la suerte de presenciar un debate en el que realmente se llegue a algo concreto: dominan las ganas de ser el protagonista, el portador de la verdad y también, el ser el más mediático.

Y con ello, un mal adicional: el Presidente de este país poco conoce de estos temas o poco le interesan. No sólo hablo del mandatario actual, sino de todos los que me ha tocado vivir. Así que cualquier idea, proyecto o presupuesto que se tenga será sólo eso: una idea que durará unos cuantos años o cuanto pueda resistir a la presión de otros por modificarla, eliminarla o apropiársela.

¿Y las Asociaciones como Amiti, Amipci, Anatel, Observatel ? Sin duda han logrado impulsar el debate y análisis de muchas ideas, pero carecen del empuje de las autoridades para concretar las ideas, además de que cada una trabaja por separado, muchas veces duplicando esfuerzos.

Hoy se habla de crear una Agenda Digital. Hace un año el tema era el ancho de banda. Años atrás era la penetración de internet, la capacitación en cómputo, la fuga de cerebros, la falta de interés por carreras de ciencia he perdido la cuenta.

Prácticamente todas las ideas que se proponen en Mesas Redondas y Foros no cuajan porque no hay forma de obligar al cumplimiento de los acuerdos, tampoco de incluir a quienes se deba incluir (y no sólo a los viejos conocidos).

Dicen que el mal del mexicano es que habla mucho y nunca llega a nada. Y por desgracia, la tecnología, la innovación y la ciencia mexicanas, no son la excepción.

¿Viviremos para contar cómo México logró ser ejemplo de innovación? Aún no sé cómo responderme esta pregunta

FOTO: Científicos mexicanos en la planta de IBM, de Guadalajara.

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