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Opinión

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La Cultura de la Paz, México se Incendia

Las llamas amenazan al Estado de Derecho y a los ciudadanos, cuyos derechos menguan. 

Sergio García Ramírez

Cada año, en esta época, aumentan los incendios forestales como resultado de la antigua costumbre de preparar las tierras para la siembra. Es frecuente que se pierda el control, así como que, tristemente, se provoquen con un propósito destructivo.   

En estos días 26 incendios forestales han afectado a 19 de los 32 estados de México y han cobrado la vida de cuatro personas. Los siniestros activos aumentaron en un 216% de manera rápida. Según las autoridades, se han destruido más de 14,000 hectáreas. 

Para el actual gobierno la prevención y combate de incendios forestales no ha sido importante como lo demuestra la muy precaria asignación anual de recursos fiscales a la Comisión Nacional Forestal (Conafor), entidad responsable de prevenir y atacar los incendios forestales. Durante esta administración las asignaciones presupuestales se redujeron drásticamente, para 2019 el presupuesto ascendió a 2,765 millones de pesos; para 2020 a 2,562; para 2021 a 2,762; para 2022 a 2,840; para 2023 a 2,533, y para este 2024 solamente se asignaron 903 millones de pesos. El promedio anual de este sexenio a la asignación presupuestal ha sido de 2,394 millones de pesos, que equivalen a un 31.4% de lo asignado en 2014, que consistió en poco más de 7,628 millones de pesos. Además, debe tenerse en cuenta que no todos esos recursos corresponden al combate y prevención de incendios forestales. 

En este 2024 no sólo se nos presentan incendios en campos, cerros y bosques, también se incendia el tejido social.

El presidente saliente se ha dedicado durante todo su mandato a propiciar la polarización de la sociedad y ha permitido el aumento de la violencia que ejerce el crimen organizado. También ha intervenido ilegal y constantemente en temas electorales e impulsa, con decisiones, ocurrencias y declaraciones incendiarias, como la idea del “golpe de Estado técnico” y la amenaza de “soltar muchos tigres”, una estrategia para desalentar el voto de la ciudadanía a la que también pretende hacerle creer que ya está todo decidido a favor de sus candidatos. Nada más falso.

A nadie conviene que la competencia electoral prescinda de la legalidad ni que avance la contaminación del proceso que se desarrolla este año con la creciente presencia de la delincuencia, ya han sido asesinados candidatos y precandidatos lo cual ha propiciado que aspirantes, precandidatos y candidatos a algún puesto de elección popular  desistan como resultado de amenazas del crimen organizado. 

Para evitar un mayor deterioro de nuestro tejido social es urgente reconocer que la Ley es el camino y el objetivo a alcanzar.

Estamos transitando en las campañas electorales en las que con mentiras absurdas y soluciones mágicas -que nunca se concretan- y en algunos casos pretendiendo que se crea que la vida es mejor, que todo está controlado y que la vida es más feliz, se satura al electorado con ofrecimientos de los candidatos. Tristemente la realidad se encargará de demostrar lo contrario. 

Un factor que parecen no considerar las candidatas es el relativo a las finanzas públicas, en particular que el margen de maniobra presupuestal de los próximos gobiernos lo ha comprometido el mandatario saliente quien nos heredará la mayor deuda pública de este siglo lo que habrá de traducirse en un precario gasto programable. Para 2025 habrá de aplicarse un fuerte ajuste del gasto público que podrá implicar una reducción del 8.7% respecto del que correspondió en 2022. Situación que puede confirmarse en los “Pre-Criterios de Política Económica” para el 2025 que presentó la Secretaría de Hacienda. 

La abrumadora y creciente violencia, en todas sus expresiones, es lo que actualmente más nos afecta a todos en los diversos espacios de interacción social.

Se pierde la cordialidad y se ignora la cultura de la paz.

A todos conviene que sobreviva el régimen democrático, el orden legal y constitucional en el que exista división de poderes y contrapesos, un sistema político que defienda la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. 

En la lista nominal aparecemos poco más de 99 millones de electores registrados, todos tenemos la responsabilidad y el reto de transitar por este proceso electoral en paz durante las campañas, el día de las votaciones, el recuento de sufragios y todas las acciones que implican las elecciones. No sólo como votantes, también como candidatos, como militantes de partidos y como funcionarios de casilla.  Debemos hacer un esfuerzo para que imperen la razón y la cordialidad y evitar que el poder político se desborde, trascienda sus atribuciones y facultades. 

En esta Semana recordemos que Pascua significa paso, los católicos conmemoran la resurrección de Cristo, es decir el paso de la muerte a la vida eterna; para los judíos representa el paso por el Mar Rojo, o sea el paso de la esclavitud a la libertad, y para los agnósticos, la supremacía del espíritu sobre la materia.

Demos ese paso: del arrebato a la prudencia; del egoísmo a la generosidad y la solidaridad; de la arrogancia a la humildad; de la violencia a la compasión; de la polarización a la armonía; de la opacidad y corrupción a la honestidad; de la queja a la búsqueda de soluciones; de la apatía a la participación responsable, y de la destrucción a la reconstrucción. 

Evitemos que avance el incendio que destruye las instituciones, está rompiendo el país y nuestro tejido social y asumamos que debemos defender la República en las urnas.

*El autor es abogado, negociador y mediador.

X: @Phmergoldd

mediador.negociador@gmail.com

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