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Sector Financiero

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La Cámara de la Gente busca reducir costos de remesas en comunidades rurales

Briana Marbury, directora ejecutiva de la Fundación Interledger (ILF) señaló que su organización apuesta por un futuro financiero abierto, como lo es hoy internet.

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Foto EE: ARCHIVO

Sebastian Estrada

La Cámara de la Gente, que avanza en su proceso de autorización ante el Banco de México (Banxico) para convertirse en una Cámara de Compensación especializada en el sector financiero popular, tendrá como uno de sus objetivos reducir los costos en el envío de remesas y ofrecer infraestructura tecnológica a sociedades financieras comunitarias, según explicaron los responsables del proyecto.

Este esfuerzo es impulsado por la Asociación Mexicana de Uniones de Crédito del Sector Social (Amucss), con el respaldo de la Fundación Interledger, una organización sin fines de lucro.

En una conferencia de prensa, señalaron que el proyecto está a pocos meses de iniciar operaciones. Su implementación comenzará con dos sociedades cooperativas, cuyo impacto inicial se medirá por el volumen de sus socios. No obstante, se espera que más entidades se sumen con el tiempo, ya que se trata de un proyecto de infraestructura y código abierto.

“Existe un nivel de conectividad que permite a las comunidades y sus instituciones financieras integrarse al sistema financiero nacional y global. ¿Y cuál es el mercado global más cercano a México? El de las remesas. Es una oportunidad enorme para generar financiamiento orientado al desarrollo. Detrás de este proyecto no hay solo tecnología o medios de pago, sino una visión para vincular el ahorro de los migrantes con el desarrollo local”, explicó Isabel Cruz Hernández, presidenta de Amucss.

La propuesta cobra aún más relevancia en el contexto actual. Debido a que este 22 de mayo de 2025, la Cámara de Representantes de Estadis Unidos aprobó el proyecto de ley conocido como “One Big Beautiful Bill”, promovido por el presidente Donald Trump. Esta legislación contempla un impuesto de 3.5% sobre las remesas enviadas por personas que no son ciudadanos estadounidenses, con el fin de incrementar la recaudación y ejercer mayor control sobre los flujos financieros vinculados a la migración.

Sin barreras

Por su parte, Briana Marbury, directora ejecutiva de la Fundación Interledger (ILF) señaló que su organización apuesta por un futuro financiero abierto, como lo es hoy internet. Por lo que señaló que es momento de conectar los sistemas financieros para facilitar las transacciones.

“Así como internet transmite datos, Interledger transmite datos financieros, como el dinero. Rompe las barreras de geografía, plataformas e incluso monedas, permitiendo pagos instantáneos y de bajo o nulo costo. Además, separar el pago de la liquidación reduce costos para los comercios y mejora la experiencia del usuario”, añadió.

Esta tecnología representa una solución clave para personas que viven en comunidades marginadas, algunas con menos de 2,500 habitantes, donde existe una exclusión financiera persistente.

“Lograr que un migrante pueda enviar una remesa de forma rápida, segura y económica, directamente a la cuenta de ahorro de un familiar en su comunidad, era impensable hace 30 años, o incluso hace 20. Hoy en día, si quieren hacerlo, deben recurrir a un banco comercial que muchas veces no reinvierte en su comunidad. Por eso, no se trata de competir con ese sistema, sino de construir uno nuevo: un sistema financiero de la gente, seguro y eficiente”, subrayó Cruz Hernández.

Con ese propósito, explicó, el proyecto de la Cámara de la Gente ha sido concebido desde el inicio como un organismo regulado.

Sistemas de pago Locales

La Cámara de la Gente también buscará atender a instituciones que facilitan la recepción de remesas en comunidades rurales, especialmente aquellas con dificultades para acceder al Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI).

Este es el caso de segmentos como las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo (Socaps), las Sociedades Financieras Populares (Sofipos) y las Sociedades Financieras Comunitarias (Sofincos), entidades del sector financiero popular que, por su menor escala, enfrentan limitaciones para conectarse al sistema bancario nacional. Esto tiene un impacto directo en las comunidades, ya que impide que las remesas permanezcan e impulsen el desarrollo local.

“Quiero ofrecer una visión general del estado actual de los pagos a nivel mundial —una situación que también se refleja en México—, el escenario deseado a futuro y cómo el protocolo Interledger puede facilitar esa transición. En una palabra, el estado actual es: fragmentado. Incluso entre quienes tienen acceso financiero —y más de mil millones de personas en el mundo no lo tienen—, los sistemas de pago locales rara vez están conectados directamente con otros países. Esto obliga a depender de intermediarios costosos”, explicó Marbury.

En ese contexto, el activista Roberto Valdovinos destacó que contar con infraestructura financiera local permitiría a las instituciones comunitarias apoyar el desarrollo de sus propias comunidades de forma más efectiva.

“Hay comunidades pequeñas, de no más de 1,200 habitantes, que reciben millones en remesas. Ahora imagina que ese dinero, en lugar de llegar en efectivo, se deposita directamente en cuentas de ahorro. Eso permite a las financieras locales canalizarlo hacia pequeños empresarios que quieren exportar. No están pidiendo recursos al gobierno, están pidiendo infraestructura digna. De eso se trata: estamos hablando del ejercicio de un derecho humano”, señaló.

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