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Claudia y el Mundial
Claudia Sheinbaum proyectó buena imagen exterior, pero su discurso y decisiones sobre el Mundial generaron críticas por imprecisiones históricas, evitar la inauguración y el riesgo de abucheos, afectando su liderazgo.

Federico Rubli Kaiser | Expectativa racional
Me parece que Claudia Sheinbaum nunca tuvo duda de no acudir al sorteo del Mundial en Washington, D.C., y de tener la oportunidad de conocer a Donald Trump en persona, en un evento que solo de paso, sin ser el objetivo principal, propició un encuentro entre los tres mandatarios de los países socios del T-MEC. Era una oportunidad difícil de rechazar. No hubo una declaración conjunta sobre lo conversado en cerca de una hora, pero se sabe que todo giró alrededor del tema del comercio tripartito. Trump es un gran actor, pues no cayó en sus sorpresivos exabruptos, insultos y majaderías. Al contrario, mostró deferencia hacia CS en un exceso de amabilidad y sonrisas. En sus comentarios en corto, CS pudo conversar con él en inglés (eso ayuda), lo que el rupestre y poco letrado de Macuspana no podía hacer.
CS tuvo un desempeño digno y mesurado. Proyectó una imagen de estadista. Pero… lástima de su discurso de apenas 22 segundos. Plagado de obviedades como “estamos orgullosos y orgullosas de recibir por tercer vez...”, “México es un país extraordinario, bello, mágico, con un pueblo extraordinario…”. Pero lo peor fue haber proyectado una gran mentira al mundo cuando al final dijo: “Nosotros disfrutamos del juego de pelota desde tiempos ancestrales”, ante una forzada risa del señor Infantino. ¡Muy lamentable aseveración! CS dio a entender al mundo que los pueblos originarios como el mexica, con el juego de pelota, fueron los antecesores del fútbol. Implicó con su comentario que los mexicas lo practicaban ya como un deporte, como un juego recreativo al que asistían a “disfrutarlo”. Le faltó cultura a la Presidenta para percatarse de que el juego de pelota (conocido como tlachtli) representó un complejo sistema simbólico en el que se entrelazaban la religión, la política, la guerra y la visión del universo. Su práctica tenía profundas implicaciones rituales y cosmológicas que podían culminar en sacrificios humanos (esos que el ignorante expresidente dice que nunca existieron). Consultando fuentes antropológicas, estas señalan que lo central era la entrega de energía vital (la tonalli) a los dioses para asegurar el equilibrio cósmico. El sacrificio de seres humanos era considerado un honor: una devolución de la energía vital al ciclo divino. Para los mexicas, el juego de pelota era una representación terrenal del conflicto eterno entre las fuerzas de la luz y la oscuridad. El ritual calificaba puntos, y sacrificar al perdedor era el triunfo de la luz. Entendiendo entonces su carácter ritual, dudo mucho que el calificativo sea el que usó CS de que “disfrutaban del juego de pelota”.
En otro tema del Mundial, CS ya indicó que no va a acudir para presidir la inauguración. No dio razones, pero podemos imaginarlas: no quiere ser sonoramente abucheada como en su momento lo fueron Díaz Ordaz (Olimpiada 1968, Mundial 1970) y De la Madrid (Mundial 1986). ¿No que muy popular y querida? Es un error. Le corresponde presidir la inauguración y, es más, debería invitar a Trump y a Carney a estar presentes. Designando CS a un funcionario(a) para representarla en la inauguración es empezar mal el Mundial, además de que esa persona no estará exenta de abucheos. CS aún está a tiempo para cambiar de opinión.

