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Opinión

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Propósitos para el 2020: ¿es posible lograrlos?

El cierre de año, con esa adrenalina y excesos característicos, hace que lleguemos al 31 de diciembre con ganas de retomar el orden y hacer propósitos.

Siempre pensamos que existen cosas por mejorar en nuestras vidas y el inicio de un año es un buen momento para retomar o iniciar conductas que pueden traer un beneficio.

Como ya hemos comentado antes, al final de diciembre, es fácil quedar con la sensación de que, si hubiéramos planeado mejor o hecho un mejor uso de los recursos, tendríamos mayor tranquilidad para iniciar el año y mejores posibilidades de sentirnos más estables.

Esta especie de resaca o motivación para corregir nos ofrece la gran oportunidad de actuar en consecuencia y ordenar nuestra vida. Casi siempre, los propósitos de Año Nuevo incluyen cambios en nuestra conducta que racionalmente entendemos que son mejores para nosotros, pero que nos cuesta trabajo hacer: ejercitarnos, comer más saludable, dejar de fumar, dejar de beber, no gastar de más, ahorrar. ¿Por qué es tan difícil sostener estos cambios conductuales?

En los últimos años, la economía y la sicología han dedicado grandes esfuerzos al estudio de la llamada economía del comportamiento, las personas tenemos sesgos que nos hacen posponer lo que sabemos que es mejor para nosotros, sobre todo en el largo plazo, a cambio de situaciones que nos generan algún tipo de bienestar inmediato.

En la economía del comportamiento se ha buscado explorar las barreras que nos impiden apegarnos a las conductas racionales y las formas de derribarlas. En general, los experimentos más exitosos en este sentido son los que nos facilitan tomar las decisiones correctas sin darnos cuenta.

En particular, para fomentar el ahorro, existen ya herramientas que facilitan la toma de decisiones racionales. Muchas aplicaciones móviles de la banca tienen ya esquemas en los que permiten realizar apartados automáticos de dinero en los que los recursos dejan de estar disponibles en cuanto se depositan (se separa el ahorro antes que cualquier otro gasto: el ahorro es un gasto más).

También existen herramientas de domiciliación que permiten que los recursos destinados al ahorro se carguen automáticamente a la cuenta en determinadas fechas y las personas no tengamos que hacer movimientos financieros cada mes: se hacen sin que nos demos cuenta.

Existen también aplicaciones digitales que, tras una sencilla solicitud del usuario, en cada transacción que realizamos con nuestras tarjetas de crédito y débito, suman un porcentaje determinado por nosotros mismos y lo envían al instrumento de ahorro que determinemos. Este nuevo ciclo es una buena oportunidad para explorar estas herramientas, que están ya a nuestro alcance, y hacer un pequeño cambio en nuestros hábitos financieros.

Establecer en AforeMóvil, por ejemplo, una domiciliación quincenal o mensual para nuestro ahorro para el retiro, separar una cantidad fija para nuestro fondo de emergencias, o utilizar Millas para el Retiro o la aplicación de nuestra preferencia para ahorrar un porcentaje de cada una de nuestras compras; puede ayudar a que termines este 2020 habiendo logrado, sin darte cuenta, uno de tus propósitos de Año Nuevo.

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