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Opinión

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Políticas económicas entre gobiernos de izquierda y derecha en México

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De acuerdo con Daniel Gómez (Foro Económico, 2014), las siete áreas que que cubren la inmensa mayoría de temas son: (1) el efecto esperado de impuestos;(2) la prevalencia de fallas de mercado;(3) la persistencia de monopolios;(4) la eficiencia del estado;(5) la racionalidad en el comportamiento de consumidores y productores;(6) la presencia y efectos de asimetrías de información; y finalmente, (7) la naturaleza de la desigualdad del ingreso. Estos siete puntos resultan en ideas radicalmente diferentes sobre el rol del sector público en la economía. Para efectos del presente artículo nos referiremos a las fallas de mercado, la persistencia de monopolios, la eficiencia del Estado y la racionalidad en el comportamiento de consumidores y productores.

Las Fallas de Mercado: Economistas de derecha consideran que las fallas de mercado son casos excepcionales y que en general los mercados generan asignaciones óptimas de recursos. La izquierda considera que las fallas de mercado son más prevalentes requiriendo más intervención estatal. La intervención puede tomar muchas formas:  impuestos Pigouvianos, cuotas, regulación de precios, prohibiciones.

Las fallas de mercado, entendidas como brechas entre los costos o beneficios sociales y privados, en teoría pueden ser resueltas con políticas públicas. Sin embargo, economistas de derecha consideran que una apropiada asignación de derechos de propiedad y la libre y voluntaria interacción entre las partes suelen lograr eliminar la brecha (este resultado es conocido como el Teorema de Coase.

El tema de políticas industriales activas también en el centro de debates de políticas actuales, tiene en su centro el tema de fallas de mercado y la necesidad de que el sector público cumpla con un rol de coordinador de actividad privada resolviendo problemas de coordinación que aparentemente no ha podido solucionar el sistema de precios.

La Persistencia de los Monopolios: En cuanto a estructuras de mercado y competencia, la derecha considera que el poder de monopolio es típicamente un fenómeno transitorio y que las fuerzas de mercado – entrada de nuevos productores en respuesta a beneficios positivos, nuevas prácticas competitivas e innovación – son efectivas en eliminar el poder de mercado. La izquierda considera que los monopolios son más persistentes y consideran que se requiere una política de competencia más activa y frecuentemente, más estructural.

La izquierda suele considerar que los costos en términos de bienestar del monopolio justifican políticas de competencia activas y esquemas de regulación intervencionistas. Adicionalmente, asocian posiciones de poder y de explotación a posiciones dominantes. La derecha suele pensar que las ganancias dinámicas debidas a los incentivos que genera la expectativa de monopolios temporales sopesan las pérdidas estáticas. Adicionalmente, consideran que posiciones monopolísticas persistentes suelen perdurar gracias a alguna política estatal que aumenta barreras a la entrada. Rara vez en ausencia de ellas.

El tema de la política de competencia, de moda en todo el mundo menos en México, con casos de alto perfil en telecomunicaciones y el proceso de estudio de la OCDE, han servido para ilustrar las diferentes aproximaciones a la política de competencia: sectores de izquierda han propuesto leyes antimonopolio específicas al sector de telecomunicaciones y políticas que limiten la participación de mercado de cada operador a no más de 30%.

La Eficiencia del Estado: La derecha considera que la asignación de recursos por parte del estado es ineficiente y sujeta a influencias de intereses particulares, captura del estado, apropiación de rentas y en el peor de los casos, corrupción. La omnipresencia de problemas de economía política y de escogencia pública, empeorados por problemas de información, llevan a que economistas de derecha sean cautelosos a la hora de proponer y endosar intervenciones gubernamentales, aun si en teoría puedan ser apropiadas.

La izquierda concibe al sector público como un contrapeso necesario a las fuerzas del mercado e implícitamente consideran que los costos asociados a lo público son menos grandes. Sin embargo, requieren que haya personas “idóneas” en cargos públicos para ejercer este contrapeso.

La Racionalidad: Pasemos ahora al consumidor: la derecha considera que la gente toma las mejores decisiones posibles dados sus objetivos y dadas las limitaciones de recursos e información disponibles. Dado lo anterior, los individuos son los mejor posicionados para tomar decisiones que afectan su bienestar y el de sus allegados. La izquierda considera que la gente suele cometer errores, que problemas comportamentales son persistentes, y que el gobierno puede y debe protegernos de nuestros errores a través de regulaciones y mandatos.

La creencia que el gobierno está en la capacidad, y en la obligación moral, de ayudar a resolver problemas de economía comportamental, se manifiesta en un amplio espectro de posiciones de política que van desde los pequeños incentivos y desincentivos estilo “Nudge” de Thaler, hasta prohibiciones y mandatos autoritarios y restrictivos de libertades individuales.

Estas deberían ser las auténticas discusiones de política económica entre los candidatos, cuyas propuestas en este rubro, brillan por su ausencia. ¿No les interesa mejorar la productividad, única forma de mejorar el nivel de vida?

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