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Panopticón inutilizado
"Que los 100 rostros del enemigo
no te dejen al descubierto".
Chou Lao.
Los videos de un crimen no explican las muertes causadas ni justifican la violencia ni la incapacidad de las autoridades para prevenirla. Desgraciadamente eso se sabe por experiencia. En relación con el acto terrorista de Casino Royale en la ciudad de Monterrey, se mostró primero un video grabado por las cámaras de ese negocio.
Algunos vehículos se estacionan en la bahía correspondiente, sin prisas, hasta se permiten cambiar de lugar para seguir un cierto orden; bajan hombres con varios garrafones; prenden fuego al inmueble, un fuego que se propaga a gran velocidad; se levanta una enorme nube de humo en medio de la cual se retiran los delincuentes.
Después se dieron a conocer dos videos más, grabados por las cámaras que ha instalado el municipio en esa calle.
En uno aparece la gasolinería cercana en la que varios hombres cargan gasolina en unos garrafones que colocan en la pick up utilizada para el crimen. En el otro, dos vehículos distintos de los anteriores se detienen en medio de la calle ante el edificio en llamas y se explica al respecto que se trataría de los delincuentes que ordenaron ese acto cobarde y alevoso, quienes verificaban que todo se hubiese realizado según el plan preconcebido.
Las cámaras vigilan, entonces, graban los hechos, pero no los previenen. ¿Por qué? Porque no hay nadie detrás de ellas, porque ninguna autoridad registra el foco rojo de alerta que se ha encendido. Seis vehículos que se van agrupando y que ocupan gentes sospechosas, una pick up cargada con garrafones de gasolina y otros elementos, vehículos reportados como robados, antecedentes penales de algunos de los participantes, hechos que exigían un seguimiento preciso, como también las amenazas a los propietarios y hasta incidentes premonitorios que involucraron a algunos empleados del casino.
Nadie puede negar la urgencia del combate al crimen organizado. El descontento proviene de su ineficacia, como en este caso, ineficacia de los tres órdenes de gobierno. Una vez sucedido, lo mínimo es encontrar a los culpables.
Las frases piadosas y de condolencia no sirven de nada. Se está en un punto de no retorno. Y el deber constitucional de otorgar seguridad se ha de cumplir. Panopticón, máquina que lo ve todo, propuesta por Jeremy Bentham, pero detrás de esa máquina debe estar una fuerza lista para actuar. Por el momento, ésta no existe.