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Opinión

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La mafia en el poder

Compatriota, aviva el seso y despierta, repara en que hay una simiente extranjera en la élite, ésta que lidera, conduce y hace economía y sociedad desde Madero. Ya no hay ideario ni doctrina, sólo llegar al mando. Todos bajo el paraguas del viejo y siempre actual partido oficial.

Pablo Aveleyra

Élite, define la Real Academia Española, es minoría selecta o rectora, esto es, que dirige, que gobierna. El siglo XX mexicano y el cacho del XXI que vivimos es, a fin de cuentas, el tiempo de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional, incluyendo 12 años de cambio de membrete, la misma gata medio revolcada. Tiene razón el licenciado López Obrador: es la mafia en el poder. Corrijo: somos. Él, de abuela española, goza de libertad sin límite, devalúa a los contrincantes —leitmotiv de su discurso—, viaja, divertido, lo disfruta plenamente, a cargo de nuestros impuestos, de nuestro dinero, arengando y enardeciendo a gente ignorante y pobre, ¿quién si no él puede hacerlo, ya que lo impulsa una llama de ambición que parece inextinguible? Tiene sobrado poder y ansía más. La estrella queretana, Anaya, culto e inteligente miembro de familia millonaria, ¡qué preciados bienes no encarna La Silla como para inducir al individuo a tan ridículos visajes y contorsiones! También él forma parte de la mafia en el poder. Lo mismo que José Antonio, (a) el sosegado, el que detenta mayores saberes y experiencias, extraña mezcolanza genética de irlandés, libanés y español. Compatriota, aviva el seso y despierta, repara en que hay una simiente extranjera en la élite, ésta que lidera, conduce y hace economía y sociedad desde Madero.

Estudios de primera calidad, posgrados, carreras en empresa o gobierno, éxito, lana, comodidades, viajes, seamos de izquierda, de derecha o que la política nos importe un bledo porque ya no hay ideario ni doctrina, sólo llegar al mando, todos bajo el paraguas del viejo y siempre actual partido oficial, tan vilipendiado después de que tirios y troyanos le sacamos jugo. Por ejemplo, a usted,  licenciado Andrés Manuel, se le toleró el teatrito del cierre de la avenida Paseo de la Reforma que causó dolor y pérdida a centenas de miles de personas. Que no se olvide. Dios nos libre que llegue a presidente y nos aseste sorpresas similares, es capaz de hacerlas peores. No puede ocultar al burgués auténtico, pero envidioso, que lleva dentro, no escoge mujer indígena sino blanquita, güerita, guapa e intelectual. Usted encabeza, forma parte PRIvilegiada, valga la redundancia, de su denuesto preferido: de la mafia en el poder.  Quiere llegar, solito, a la cima de la misma.  ¿Para redimir a los desheredados? Igual engaño bajo otra cara.

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