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La Cultura de la Paz, Día Mundial del Medio Ambiente
Puede que seas capaz de engañar a los votantes, pero no a la atmósfera.
Donella Meadows
Un tema que pasó prácticamente desapercibido en nuestro país fue la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente el pasado domingo cinco. Hace 50 años se determinó su conmemoración en esa fecha en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo. En esa ocasión también se acordó el establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
“Una sola Tierra” fue el lema de la conferencia celebrada hace medio siglo y sigue vigente. Se trata de recordar que nuestro único hogar es este planeta y que es nuestra responsabilidad salvaguardar sus recursos finitos e indispensables para la vida de la humanidad y de todas las especies en la Tierra.
El PNUMA preparó el informe “Hacer las paces con la naturaleza”. Se trata de “un plan científico para abordar la triple emergencia del clima, la biodiversidad y la contaminación”, se analizaron datos y evaluaron las condiciones ambientales del mundo que revelan el estado crítico actual de los problemas más urgentes del planeta y las opciones para resolverlos. Una de sus principales conclusiones consiste en recomendar la transformación de los sistemas sociales y económicos para mejorar nuestra relación con la naturaleza, transformación que ha de permear en la toma de decisiones y en la definición de planes gubernamentales.
Se han alcanzado importantes -aún insuficientes- avances en la protección del medio ambiente, teniendo en cuenta el objetivo trazado que es lograr, para el año 2045, cero emisiones de contaminantes y lograr un balance negativo de emisiones a partir de ese año. Tristemente no todos los países realizan esfuerzos para el logro de tan indispensables metas de sobrevivencia, vergonzosamente México es uno de esos países.
En efecto, luego de haber asumido hace pocos lustros nuestra responsabilidad como país e iniciado acciones para contribuir al cuidado del medio ambiente y evitar el cambio climático, nuestras actuales autoridades no sólo detuvieron esas acciones, sino que decidieron obstaculizar la generación de energías limpias, bloquear la inversión en la materia y reducir la inversión pública en materia de agua y saneamiento. También fomentan el uso creciente de combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica, tales como carbón y combustóleo, principalmente. De esa forma la contaminación ha aumentado de forma grave, como ocurre en la Ciudad de México.
Por otra parte, vemos con preocupación como en nuestro país el gobierno realiza obras como la del Tren Maya que carece de un trazo definido y que provoca la devastación y ecocidio en la zona con la destrucción de la selva y de la fauna que ahí vive, uno de los peores efectos será la contaminación de las aguas subterráneas de la península.
No es posible soslayar que la Tierra enfrenta una enorme emergencia con tres aspectos de urgente atención: el calentamiento global, para el cual la adaptación de personas y de la naturaleza es difícil; la pérdida de hábitat, que pone en peligro de extinción a cientos de miles de especies, y la contaminación continua, que envenena el aire, la tierra y el agua.
El Día Mundial del Medio Ambiente es una fecha oportuna para recordar que todos, individual y colectivamente, podemos contribuir al reto de supervivencia que es el cuidado del medio ambiente.
No debe ignorarse que los efectos del cambio climático y de la contaminación no sólo dificultan el acceso a recursos naturales, también aumentan la pobreza y generan conflictos.
En México se realizaron acciones aisladas para la conmemoración de tan importante fecha, tal es el caso de la organizada por la oficina de PNUMA en México, la Universidad Autónoma de Yucatán y el Gobierno de ese estado, con el tema “Las voces del medio ambiente a través de la cultura maya”. En Miguel Hidalgo, Ciudad de México, sus autoridades adoptaron, en el marco de la celebración, la estrategia de disminución del consumo de energía eléctrica en un 30 por ciento y del uso del papel en 80 por ciento, entre otras, en favor del medio ambiente en esa demarcación.
En la Cumbre de las Américas, que inició ayer su novena edición, bajo el lema “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, se abordan temas prioritarios y preocupaciones derivados de la pandemia del Covid-19 y sus efectos en los ámbitos social y económico; las amenazas a la democracia; la falta de un acceso equitativo a las oportunidades, y -desde luego- la crisis climática. Lamentablemente nuestro Presidente determinó ausentarse, so pretexto de la falta de invitación a los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que se caracterizan por haber usurpado la soberanía a sus respectivos pueblos y que representan amenazas a la democracia.
El Ejecutivo atiende prioritariamente sus inclinaciones políticas personales y de partido y desatiende las reuniones internacionales que importan a México ya que significan oportunidades de desarrollo. La transformación que impulsa su gobierno no debe traducirse en destrucción, contaminación ni deterioro del tejido social.
Urgen medidas para que demos pasos hacia adelante, no hacia atrás. Las autoridades de nuestro país deben sumarse al esfuerzo mundial para salir de esta crisis ecológica que implica transformar nuestra economía y sociedad para hacerla más inclusiva, más justa y respetuosa con la naturaleza y se actúe en materia de medio ambiente, combate al cambio climático, agua potable y saneamiento.
Para que la cultura de la paz, la vida en armonía, la reconstrucción del tejido social, el desarrollo y el bienestar general sean posibles, el cuidado del medio ambiente es indispensable, es un factor de vida o muerte.
Apostemos a generar una verdadera cultura de cuidado del medio ambiente, de avenencia en la sociedad e involucrarla en la cultura de la paz.
*El autor es abogado, mediador y negociador profesional.
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