El poder de abrir puerta (más allá de Los Pinos)

México inicia un nuevo capítulo con la llegada de López Obrador al poder. Hay que reconocerle al nuevo presidente su habilidad en el uso del lenguaje. Palabras que, así como entusiasman a muchos, también enredan, confunden y preocupan a otros.

Si algo ha sabido utilizar de manera extraordinaria, son los símbolos y los rituales. Sabe que son poderosos y los usa a su favor. El problema es que, aunque su habilidad en el manejo de la percepción es incuestionable, la pregunta en el aire es qué tanto podrá alterar la realidad.

Abrir la residencia oficial de Los Pinos a todo el pueblo de México es un acierto desde el punto de vista simbólico. El riesgo es que, en su intento permanente por agradar a todos, se le puede pasar la mano al punto de devaluar aún más lo que significa y representa la investidura presidencial.

Como ciudadano, comparto con orgullo haber sido uno de los 90,000 mexicanos que entramos a Los Pinos en los primeros dos días desde su apertura el 1 de diciembre. Sin duda es interesante entrar, conocer y explorar lo que esta casa ha representado como sede de un poder que tiene que reinventarse muy por encima de la voluntad de un solo hombre.

Emocionante caminar junto a tanta gente que comenta, se sorprende, posa y toma fotos de un lugar que parecía imposible acceder algún día. ¡Qué importante y simbólico sentir que se nos abren nuevas puertas, que tenemos acceso, que podemos empezar a ver lo que antes estaba reservado para unos cuantos!

Ya se abrieron estas puertas, pero no nos quedemos ahí. Vayamos mucho más allá. Una vez que experimentamos esta nueva sensación de puertas abiertas, nuestra mayor oportunidad está en revalorar el poder que tenemos para transformar nuestras vidas.

Ya entramos, ¿y ahora? Los símbolos y los rituales son importantes, pero no suficientes. Si estamos en una nueva etapa de puertas abiertas, empecemos a abrir la mente, la voluntad y el corazón. Exijamos al nuevo gobierno que aprenda a escuchar no sólo a 30 millones de mexicanos que votaron por él, sino a todos los que, legítimamente, cuestionamos, exigimos y proponemos.

El verdadero poder está en abrirle las puertas a la libertad que permita a cada mexicano elegir quién quiere ser, qué quiere hacer, qué quiere tener y que todos estemos en condiciones de lograrlo.

Luchar por nuestra libertad implica valorarla y cuestionarla todos los días para poder defenderla. Llegó la hora de abrir las puertas a ese espíritu mucho más grande que nosotros mismos para pasar de los símbolos y la percepción a las acciones y a la cocreación de una realidad más chingona para todos.

Twitter: @armando_regil