Lectura 4:00 min
¿El oro y la plata protegen contra la inflación?
Mucha gente piensa que los metales preciosos sirven para proteger nuestro patrimonio en periodos de alta inflación o de crisis económica. Se piensa que son activos “duros” que mantienen su valor a largo plazo.
De hecho, hace poco recibí el correo de un lector, al cual llamaremos Joel, quien me contó lo siguiente: “Tengo 27 años, he estado comprando onzas de plata ya que la inflación del dinero papel se deprecia con el tiempo. Ustedes qué me recomendarían ya que no tengo ningún conocimiento de eso”.
Entiendo muy bien el deseo de Joel de proteger su dinero contra la inflación. El problema de comprar onzas de plata es que usualmente el diferencial entre el precio de compra y de venta es muy significativo. Por ejemplo en BBVA la Onza Libertad de Plata se cotiza en 430 pesos a la compra y 535 a la venta.
El precio al que el banco te vende esa moneda de plata es muy alto. Si revisas el precio “spot” de una onza de plata en mercados internacionales, verás que su valor en este momento es de 22.91 dólares –es decir 432.60 pesos al tipo de cambio actual.
Pero además hay otro inconveniente: las onzas son monedas. Las tienes que transportar, guardarlas en casa y eso incrementa el riesgo.
Por todo eso, hacerlo de esta manera no es un mecanismo muy eficiente. Lo mismo pasa con el oro, si quisieras comprar Centenarios.
Por otro lado, el precio del oro o de la plata es muy volátil, incluso más que las acciones que cotizan en la bolsa y no siempre son un mecanismo efectivo de protección contra la inflación. Para darnos cuenta de ello, basta con ver la gráfica histórica del precio de cualquiera de esos metales en sitios especializados como goldprice.org. Hay muchos años en donde el precio tiene caídas o se comporta de manera “lateral” (es decir, hacia un lado, sin una tendencia clara de subir o bajar).
Por ejemplo: el 29 de octubre de l2020 una onza de plata valía 22.70 dólares –casi lo mismo que hoy. El 28 de septiembre del año pasado (2022) se cotizaba en 18.30 dólares. No parece que proteja demasiado, ni siquiera en periodos largos. Por ejemplo, el 1 de enero de 1975 la onza de plata se cotizaba en 4.20 dólares. Veintiocho años después, el 1 de enero de 2003, su precio era de 4.78 dólares.
Lo mismo sucede con el oro. Es muy claro que concentrar tu dinero en metales preciosos no es un buen mecanismo de protección contra la pérdida de poder adquisitivo del dinero papel en el largo plazo (uno puede tener suerte en un plazo corto).
Pero además uno incurre en riesgos innecesarios porque como menciono, hay mucha volatilidad: años en donde la plata y el oro se deprecian aún más que el dinero de papel y otros en los que se aprecia.
La pérdida del poder adquisitivo del dinero de papel se llama inflación. Hay varias maneras de poder proteger nuestro dinero contra la inflación, dependiendo si es dinero que uno podrías necesitar en cualquier momento o bien dinero destinado para formar un patrimonio a largo plazo –30 o 40 años.
El dinero de corto plazo se debe invertir en corto plazo. En instrumentos seguros, que no tengan volatilidad y que puedan proteger lo mejor posible de la inflación. Como los Cetes.
A largo plazo, lo único que funciona para proteger nuestro dinero contra la inflación, pero también para hacerlo crecer en términos reales (ganar más que la inflación) es construir un portafolio de inversión diversificado que combine distintas clases de activos de manera eficiente y con un riesgo controlado.
Hay que dejar de tratar de buscar el “instrumento” que sirva para nuestros objetivos porque no existe. Lo que sí existen son distintos materiales que se pueden combinar de manera inteligente para alcanzarlos.
