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El informe oficial

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Guillermo Deloya Cobián

Un organismo dotado de autonomía técnica en la actuación cuyo cometido le permitía la promoción del derecho al libre acceso a la información, era una herramienta sumamente útil para el apuntalamiento de la democracia misma, podía ser además un factor de gobernabilidad y conciliación pero, desafortunadamente no fue así.

Nació por motivo de la celebración de las olimpiadas de 1968 en México, y ahora se extingue olímpicamente entre el manejo negligente y el nulo entendimiento de la función para la cual fue creada. Así, la agencia de noticias oficial del estado mexicano, Notimex, vive sus últimos momentos; una disolución de la Sociedad Anónima con participación estatal es ya el destino de una agencia que, si bien con tonos oficialistas, vino a llenar diversos huecos informativos que a poco, desde esos remotos años, hicieron camino para que nuestro país se afianzara un sistema informativo noticioso.

Parecería innecesario contar con una entidad como Notimex, sobre todo cuando en un mundo globalizado la información ha encontrado incontables vías libres para fluir hacia los públicos de consumo. Sin embargo, poco se repara en lo trascendente que ha sido el precisamente contar con una fuente integral y fidedigna para dar cuenta de todo aquello que se considera de interés público, subrayadamente cuando el consumo de “información” en las redes sociales ha constituido una real distorsión en la objetividad, aunado a los puntos de vista encontrados por los diversos medios privados dedicados a dar cuenta de la noticia. En ese mundo ideal, una agencia noticiosa de estado, tendría el importantísimo cometido de generar equilibrios y credibilidad; de aportar con responsabilidad al cumplimiento del estado de derecho que observa a cabalidad el ser informado.

Un organismo dotado de autonomía técnica en la actuación cuyo cometido le permitía la promoción del derecho al libre acceso a la información, era una herramienta sumamente útil para el apuntalamiento de la democracia misma, podía ser además un factor de gobernabilidad y conciliación pero, desafortunadamente no fue así.

Asumir que la totalidad de un sistema de información se puede encarnar en el tracto discursivo de una sola persona, es desdeñar la pluralidad, la objetividad, la equidad y la responsabilidad en la labor de informar. Esta desaparición, aún cuando la poca funcionalidad de la agencia así lo justificara, es una grieta más en este tan denso ambiente de carencia de información y de lesiones al derecho de informarse. No es exagerado el que se asome una violación al artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos en el sentido del derecho que toda persona tiene para buscar, recibir y difundir información de cualquier índole.

Pero la versión oficial con la que la Secretaría de Gobernación procederá a darle piadosa muerte a Notimex, no dista de los mismos argumentos con los que se ha llevado al “austericidio” a otros organismos; la herencia de una vorágine de corrupción, de malos manejos y de abusos que hacen inviable y moralmente cuestionable sostener el funcionamiento de estos entes. A un lado, oculto en un rincón, se dejan las reales razones que apelan a la negligencia, la impericia y el franco desconocimiento sobre cómo se hilvana este complejo arte de dirigir, administrar y gobernar.

Twitter: @gdeloya

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Guillermo Deloya Cobián

Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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