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¿Cómo manejar el estrés financiero de estar endeudado? Parte 2 de 2

Las deudas, tristemente, son una fuente de conflicto para la familia y la pareja, porque el estrés y la ansiedad que causan, provocan enojo y frustración. Esto lleva a peleas y reclamos que a veces parecen surgir de la nada y que van subiendo de tono.
Cuando uno siente que está a punto de estallar, es mejor retirarse y darse un respiro, dejar que el sentimiento se enfríe un poco y después hablar. De lo contrario, la cosa puede acabar mal. Además, echar culpas al otro no resuelve el problema: lo termina haciendo más grande.
En la primera parte hablamos del plan de gastos como un instrumento fundamental para manejar el estrés que causan las deudas y aprender a tomar control de nuestro dinero. Pero también puede ser una gran herramienta de comunicación. Aunque cada uno tenga su ingreso, también hay gastos y objetivos en común (al final, vivir en pareja significa hacer un plan de vida juntos).
Mi esposa y yo aprendimos a dedicar espacios en nuestra vida para elaborar nuestro plan de gastos, cada vez que entraba dinero al hogar. Recordemos que simplemente se trata de asignar a cada peso que ganamos un trabajo. Así, en esas reuniones, decidimos juntos qué es lo que el dinero tiene que hacer por nosotros. Desde luego, en ese plan hay categorías de gastos comunes, pero también de gasto discrecional (dinero del que cada uno puede disponer personalmente y con absoluta libertad).
Aunque estas juntas comenzaron siendo conversaciones de dinero, pronto se volvieron más acerca de nuestras prioridades, de nuestros planes a futuro (cosas que queremos hacer juntos) –porque de eso se trata la vida, de cómo vamos a gastarlo. Al final, el dinero es sólo la herramienta que nos permite lograr cosas que en verdad son importantes para nosotros. Eso terminó por fortalecer nuestra relación: nos hicimos más cómplices y más comprometidos con nuestro propio plan.
En fin: el plan para reducir tus deudas es también una parte de tu plan de gastos, porque a fin de cuentas, es un ejercicio de prioridades –y salir de deudas es sin duda una prioridad. En ese sentido, vas a tener que hacer un gran esfuerzo para reducir todos tus demás gastos y asignar la mayor cantidad de dinero que puedas a este objetivo.
El estrés, sin embargo, es un sentimiento muy poderoso y por eso, hay muchas otras cosas que puedes hacer (sin dejar de enfrentar la causa raíz de tu problema).
Hay personas a las que les funciona caminar o hacer ejercicio, otras prefieren tomarse un té, relajarse y meditar. Lo importante es tener tiempo para hacer algo que disfrutes y en lo que puedas concentrarte, para recargar.
A otros les funciona quedar con un buen amigo para tomar un café. Hablar de nuestros problemas con alguien que realmente nos escuche sin juzgar ayuda muchísimo y hace más ligera la carga emocional que sentimos. Además, hablar puede hacernos dar cuenta de algo que no habíamos visto antes (por eso funcionan las terapias, los psicólogos son expertos en el arte de escuchar activamente).
Hay expertos en finanzas personales que sugieren que antes de enfocarnos en pagar nuestras deudas (sin dejar de estar al corriente), puede ser importante construir un pequeño “colchón” para imprevistos (no un fondo de emergencias como tal). Algo que nos ayude a que no nos llueva sobre mojado, porque lo peor que nos puede pasar es que algo inesperado nos obligue a tomar otra deuda. Creo que depende de cada persona.
Algo que puede funcionar es deshacernos de unos bienes. Algunos se pueden vender en línea, otros quizá en una venta de garage. Eso nos puede ayudar a conseguir dinero extra que en una situación apretada puede venirnos muy bien –ya sea como “colchón” o para abonar a nuestra deuda más pequeña que puede liberarnos un poco de esa presión que sentimos.
Otro consejo: cada vez que recibas un ingreso y te dediques a hacer tu plan de gastos, que incluye tu plan para reducir tus deudas, en ese momento haz los pagos. No esperes a la fecha límite. De esta forma, reduces tu saldo promedio mensual, sobre el cual, en muchos casos, se calculan los intereses. Además, tener tus pagos hechos te quita un peso de encima, al menos hasta que te llegue tu siguiente ingreso.

