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Opinión

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Bla bla bla

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L.M. Oliveira

Aquí no escribo de literatura, pero ante la muerte de Cormac McCarthy el día de ayer,  martes 13 de junio de 2023, no puedo comenzar estas palabras sin reconocer la inmensa maestría del autor estadounidense. Llegué a él por recomendación del poeta chileno Antonio Gil, hace más de 20 años. Inicié la lectura de su obra con dos novelas que me dejaron pasmado: Hijo de Dios y Suttree. La primera sobre un desquiciado; la segunda un viaje lleno de brutalidad y belleza que rinde homenaje, o se inspira (no lo sé), en las Aventuras de Huckleberry Finn. Después leí con asombro las novelas que siguió publicando: No es país para viejos, La carretera. Cuando pude busqué sus obras más celebres, un espacio central merece Meridiano de sangre y su retrato de la humanidad cruel y la belleza del mundo. Me quito el sombrero, maestro.

Toca escribir de nuestra realidad. En la columna pasada sostuve que uno de los puntos débiles del sexenio de López Obrador es la falta de profundización de la democracia mexicana. Recibí varios comentarios por la suavidad del análisis. Lo del presidente y su movimiento no es falta de profundización, es peor, es ataque directo a las estructuras democráticas. Recordemos el desacato del Senado que no quiere nombrar consejeros para el INAI. Le encontraron la vuelta a la rendición de cuentas: paralizar al órgano garante. Piensen en la violenta cargada de los «regeneradores nacionales» contra el INE que presidía Lorenzo Córdova y vean la reunión de ayer martes 13 y el nuevo tono del presidente ante ese instituto: ¿qué cambió? Algunos consejeros (que ya se iban) y algunos funcionarios, ah y que la consejera presidenta se bajó unos pesos del salario. Conclusión: el ataque a la yugular era para ganar espacios de poder. Así camina la transformación. Con la SCJN pasó lo contrario: era una gran corte cuando la presidía un ministro cercano a López Obrador y ahora es un nido de ratas, porque la ministra presidenta no se cuadra a los designios de palacio. Es grosero el desacato de MORENA ante las reglas de campañas y precampañas. La ley señala que la fecha de inicio de las precampañas es en noviembre, sin embargo el movimiento de regeneración comenzó las precampañas en junio y tendrá candidato el 6 de septiembre. ¿Y cómo le dan la vuelta? Cambiándole el nombre a las cosas: el ganador de la encuesta no será «candidato», será defensor del movimiento: bla bla bla. Lo evidente es que renombran los hechos para manipular la verdad. Viven de la famosa «posverdad».

El «talante democrático» del que tanto carece MORENA (y la política nacional en general, cuya representación en la tierra, no tengo duda, es Alito) tiene que ver con gobernar ciñéndose a las reglas democráticas, no por las consecuencias legales, porque es lo correcto. Cómo se llenaron la boca con guías de Ética, cartillas morales, para terminar actuando igual que los pedestres políticos de siempre (son los políticos de siempre) que le dan la espalda a los principios de la Ética. Debo reconocer que vivir en desacato no es forzosamente inmoral: desacatar la ley como resistencia ante las leyes racistas de la Alabama de la primera mitad del siglo XX es heroico. Desacatar las leyes electorales y las de transparencia construidas por todos, incluidos ellos mismos es, al contrario, grotesco: se visten de Frankenstein y se sienten héroes de la independencia.

Twitter: @munozoliveira

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L.M. Oliveira

L.M. Oliveira es escritor. Autor de "El mismo polvo" y "El oficio de la venganza". Es Titular A en el Centro de Investigaciones sobre América Latina y El Caribe.

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