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Geopolítica

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Ahogarse en la basura

El mundo produce más de 3.5 millones de toneladas de basura al día, 10 veces más que hace 100 años; y esa cifra está creciendo, se estima que llegaría a 11 millones a finales de este siglo.

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Foto: CortesíaKadir van Lohuizen/NOOR, Kadir van Lohuizen , Kadir van Lohuizen/NOOR

Desde principios del 2016, visité seis grandes ciudades (Yakarta, Tokio, Lago, Nueva York, São Paulo y Amsterdam) con el propósito de indagar cómo gestionan sus desechos. Encontré algunas diferencias significativamente relevantes.

En promedio, los estadounidenses generan desechos equivalentes a su propio peso corporal cada mes, mientras que en Japón una persona promedio desecha cuando mucho dos tercios de su peso. Debido al pronunciado incremento en la población mundial y la expansión económica en múltiples países, producimos más desechos que nunca. En Europa y en Estados Unidos la basura queda oculta una vez que se desecha; en otras partes del mundo es diferente, pues hay tiraderos ubicados en el centro de las ciudades.

Los vertederos son problemáticos debido a que liberan metano, un potente gas de efecto invernadero que sella el calor en la atmósfera. Por su parte, la basura incinerada en el exterior también es dañina para el ambiente y la salud de la población.

Los rellenos sanitarios y los vertederos de desechos se están llenando con celeridad —muchos de los cuales reciben en promedio 10,000 toneladas diarias de basura. A medida que el ingreso de un país aumenta, la composición de sus desechos cambia: más envases, componentes electrónicos, juguetes rotos y relativamente menos desechos orgánicos.

Para el año 2050, habrá tantas bolsas plásticas flotando en el océano que superará en peso a la fauna marina, de acuerdo con un estudio publicado en el Foro Económico Mundial. Los científicos estiman que hay al menos 5.25 billones de partículas de plástico —que pesan cerca de 270,000 toneladas— flotando en el océano actualmente.

Yakarta

La capital de Indonesia ha crecido extremadamente rápido en años recientes, parcialmente por el despegue económico nacional. En esta ciudad, la mayor parte de los desechos terminan en Bantar Gebang, uno de los más grandes vertederos en el mundo: con una extensión de 272 acres, recibe alrededor de 6,000 toneladas de basura por día. Los millares de personas que pepenan en Bantar Gebang trabajan en condiciones de alto riesgo.

Yakarta no cuenta con incineradores y no tiene espacio para otro vertedero, por lo que los pepenadores trabajan en las calles y desempeñan un papel importante en el reciclaje, pues tampoco existe una industria formal del reciclaje en la ciudad. La basura arrojada a los canales y ríos tiende a bloquear los desagües, produciendo inundaciones.

Nueva York

Estados Unidos es uno de los mayores generadores de desperdicio y Nueva York es un desafío particular por su elevada densidad poblacional. El área metropolitana de Nueva York produce 33 millones de toneladas de basura al año, de acuerdo con un reporte de un grupo de académicos publicado en la revista de la Academia Nacional de las Ciencias.

A pesar de estos problemas, Nueva York se desempeña mejor que otras ciudades estadounidenses en materia del manejo de desechos: papel, botellas de plástico y latas son separadas ocasionalmente para ser recicladas, aunque la industria del reciclaje es limitada. La mayor parte de la basura de Nueva York termina en rellenos sanitarios o incineradores fuera del estado.

En la gestión del alcalde Bill de Blasio, Nueva York ha comenzado una iniciativa de “cero desperdicios”, en la que se busca reducir la cantidad de basura no susceptible de compostaje y mejorar el reciclado. El objetivo de la ciudad es eliminar la transferencia de la basura a los depósitos fuera del Estado para el 2030.

Lagos

La población de Lagos asciende a 21 millones de personas, aunque produce tan sólo 2.5 millones de toneladas de desperdicios al año, de acuerdo con un estudio de un grupo global de académicos presentado en la publicación de la Academia Nacional de Ciencias. Lagos es una de las ciudades que crece con más celeridad y debe lidiar con su propia basura y con la que reciben ilegalmente de Europa y Estados Unidos. El mayor vertedero en Lagos, Olusosun, está cerca de su máxima capacidad y no se prevé una alternativa viable en el futuro próximo. Recibe cerca de 3,000 y 5,000 toneladas de basura por día, dicen los funcionarios.

Los millares de pepenadores que trabajan en el vertedero ayudan al reciclaje, aunque en condiciones infrahumanas. Lo más sorprendente es que el vertedero no huele tan mal como otros en el mundo, gracias a que en Nigeria difícilmente se desperdicia comida. La ciudad pretende cerrar el vertedero y construir infraestructura para transportar e incinerar basura, aunque el proyecto aún tardará en funcionar.

Tokio

El área metropolitana de Tokio es una de las más pobladas del mundo, con al menos 36 millones de personas, y produce cerca de 12 millones de toneladas de desperdicio al año, de acuerdo con un reporte publicado en la revista de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.

Limitado por la falta de espacio, Tokio enfoca sus esfuerzos en el reciclaje. Tiene 48 incineradores, los cuales también transforman la basura en energía. Las autoridades aseveran que las instalaciones son limpias y no suponen una amenaza para la salud pública. La basura se separa desde los hogares, la que puede incinerarse y la que no, botes, latas y desechos de grandes dimensiones. Hay 12 vertederos, el mayor de los cuales está en la bahía de Tokio y se espera que pueda operar hasta cerca de 50 años.

São Paulo

En el área metropolitana de São Paulo viven aproximadamente 21 millones de personas. En la ciudad brasileña ha crecido el número de residentes de clase media y alta en la última década, incrementando la producción de desperdicio. São Paulo es una de las pocas ciudades donde la profesión del “pepenador” es reconocida oficialmente. Estos trabajadores están organizados en cooperativas y colectan principalmente plástico. Los pepenadores son vistos como la solución del problema.

Amsterdam

Tiene una población de 900,000 personas, cifra que incrementa a 2 millones si se incluye el área circundante. Mucho de lo que las personas arrojan a la basura va a un incinerador, después de remover metales. Hay planes para abrir nuevas instalaciones al final del año, las cuales eliminarán los plásticos y otros reciclables, pero no será capaz de procesar toda la basura de la ciudad. El incinerador también recibe basura de los hogares británicos, pues en la isla no cuentan con suficientes incineradores y Amsterdam cuenta con capacidad instalada sobrante.

En la ciudad el papel y el plástico son separados desde los hogares y están comenzando a abandonar el plástico; en las tiendas debe pagarse por bolsas de plástico. Alrededor de 28% de los desechos de la ciudad son reciclados.

Sin embargo, emerge una pregunta: ¿se trata sólo de basura o de recursos potenciales?

Si el mundo no está preparado para pensar en la reducción de desechos y se tratan los recursos como basura, las generaciones futuras se ahogarán en sus propios desperdicios.

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