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Los gastos irregulares no son emergencias

Joan Lanzagorta | Patrimonio
Hace unos días leí un artículo muy desafortunado sobre el fondo para emergencias en un blog que sigo mucho. El autor lo desestimaba: decía que si uno incluye en su presupuesto sus gastos irregulares futuros, estará preparado para cualquier cosa. Concluía así que no es necesario separar dinero en un fondo adicional.
Se olvida, sin embargo, que los gastos irregulares no son emergencias. Sabemos que vendrán y por eso es importante prepararlos (separar un poco de dinero cada mes) de tal manera que cuando se presenten, tengamos el monto completo para enfrentarlos sin que nos tengamos que endeudar o nos causen un desequilibrio financiero.
El fondo para emergencias es precisamente para cosas que no podemos prever pero que pueden afectar nuestro flujo de efectivo. Puede ser algo sencillo: hay una descarga eléctrica y el refrigerador se echa a perder. Pero puede ser algo bastante grave, como la pérdida del empleo (o de la fuente principal de ingresos de una familia).
En fin, hay muchas cosas que pueden sucedernos y por eso es importante la protección del patrimonio, que tiene dos componentes. Por un lado, están los seguros que sirven para protegernos contra riesgos que pueden destruirlo todo (dañar severamente nuestras finanzas) y que no ocurren con frecuencia. Son muy importantes.
Pero también hay muchas eventualidades que pueden causar un desequilibrio fuerte y que no se pueden asegurar o simplemente no vale la pena hacerlo. Podemos programar los mantenimientos del carro (gastos irregulares) pero no podemos planear cuando hay una avería mecánica fuerte (por ejemplo hay que cambiar la caja de velocidades). O bien tenemos una enfermedad grave y aunque tengamos seguro de gastos médicos, hay que pagar deducible, coaseguro, diferencias y otras cosas que no cubre el mismo.
Un fondo de emergencias nos ayuda precisamente a enfrentar todos estos gastos súbitos e imprevistos, sin que causen un desequilibrio en nuestras finanzas personales. Nos da muchísima tranquilidad y flexibilidad de actuar sin preocuparnos demasiado de dónde vamos a sacar el dinero que necesitamos.
Muchas personas no lo tienen y cuando algo pasa, su única opción es pedir prestado, de manera formal o informal. Sacar un crédito de nómina, por ejemplo, con un costo muy elevado. Hay incluso quienes piensan que las tarjetas de crédito son para emergencias, pensamiento que me pone los pelos de punta, porque cuando las cosas van mal, añadir una deuda es ponernos en una situación aún peor.
Se dice que un fondo para emergencias idealmente debe ser suficiente para cubrir, al menos, tres meses de gasto familiar corriente (no tres meses de ingresos, hay una diferencia). En ciertas situaciones se requiere incluso más. Eso suena como mucho dinero, pero recordemos: ese es el objetivo, no el inicio. Uno lo va construyendo poco a poco.
En países desarrollados es frecuente encontrar a personas que están construyendo su patrimonio, que prefieren tener al menos un año de sus gastos como reserva de efectivo, porque eso les da tranquilidad. Habrá quienes les parezca excesivo y ambas opiniones son correctas: lo que funcione para cada quién.
Ahora bien, un fondo para emergencias, como dijimos, es para cosas súbitas e imprevistas. No es para irnos de vacaciones, o para cubrir otros gastos que debimos haber previsto e incluido en nuestro plan de gastos, como por ejemplo el pago del predial. Si no tenemos de otra, mejor tomar de ahí que endeudarnos, pero esa no es la idea.
En fin. El fondo para emergencias, como su nombre lo indica, es para eso: emergencias. No es para gastos irregulares o cosas que sabemos que vendrán: esas hay que incluirlas en nuestro plan de gastos.
El dinero para emergencias tampoco es dinero para invertir ni generar altos rendimientos. Por el contrario, tiene que estar accesible, en instrumentos de muy baja volatilidad y muy alta liquidez. Se trata de que cuando lo necesitemos, tengamos dinero en mano. Eso hace toda la diferencia cuando algo pasa.
En mi caso, como he mencionado en otros momentos, lo tengo invertido más de un mes de gastos en el fondo BONDDIA (en Cetesdirecto) y el resto en Cetes a 28 días de manera escalonada. Esto significa que cada 7 días tengo vencimientos de una parte de ese dinero.
Otras personas tienen otras necesidades. Por ejemplo, quienes apenas lo están construyendo, necesitan tenerlo todo en un instrumento que les dé liquidez diaria, pero que también les ayude a proteger su poder adquisitivo. En este sentido, un fondo de inversión en instrumentos de deuda de alta calidad crediticia y bajo riesgo de mercado, que ofrezca rendimientos netos competitivos con su benchmark, puede ser una gran alternativa.

