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El deporte te deja vivencias, más que medallas

Una de las figuras de la piscina de los juegos charló con El Economista.

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Boca del Río. Ese día de abril del 2006 el nombre del un venezolano titilaba en las pantallas del Estadio Qi Zhong de Shanghai, China. Del agua, salía corriendo un joven de 20 años directo a abrazarse con su entrenador. El nombre de Albert Subirats, quien había ganado la medalla de plata en el Mundial de Piscina Corta en los 100 metros mariposa, seguía parpadeando como en una cornisa de cine y él ni siquiera lo sabía. Y es que no era por eso que desbordaba tanta felicidad.

Eufórico, Albert agitaba los brazos, se fundía en un abrazo con su entrenador: Thomas Rupprath (un nadador alemán al que Subirats idolatraba) me ha pedido que le suba el cierre de su traje de baño , se desgañotaba.

Era mi ídolo. Nadaba mariposa espalda y libre también. Ese día entré a la final por el carril 8 y cuando estábamos por salir me pidió que le subiera el cierre del traje de baño. Yo nunca había hablado con él, me quedé pasmado, le subí el cierre, competí y cuando terminé ni siquiera miré el tiempo que había hecho. Era mi primera medalla mundialista y yo estaba pensando en lo otro , confiesa sonriente.

Fue justo ese día, en el que Albert, quien es el estandarte de la natación venezolana para los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, entendió que para él valían más los momentos que le dejaba su deporte que ganar medallas.

Esta vida es de momentos, el deporte sólo te deja vivencias, más que metales que guardar, ese día lo valoré mucho , expresa.

Sin embargo, el venezolano es uno de los nadadores más ganadores para su país en la última década, el único medallista mundial de Venezuela, luego de obtener el bronce en Melbourne 2007 (en donde compartió el podio con el multimedallista Michael Phelps), y es la estrella de su nación para estos Juegos Centroamericanos, luego de que en Mayagüez 2010 pusiera en alto su bandera en cinco ocasiones y se llevara dos veces el subcampeonato y además un bronce.

Esta vez no estoy pensando en medallas. Más que en eso, mi reto es ambicioso: conseguir nadar en siete pruebas, las medallas llegan solas , confiesa.

Y ha sido justo esa manera de disfrutar las competencias lo que quizá le ha llevado a sumar ya su 12 medalla en Juegos Centroamericanos, luego de conseguir al menos tres de oro y un bronce.

Recuerda, mientras se le desdibuja el rostro, uno de los más duros momentos en su larga trayectoria. Y es que en el 2011, a la par de una sanción por motivos administrativos de la FINA que casi lo deja fuera de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se lesionó el ligamento en el hombro derecho.

Me operé después de los Juegos Panamericanos de Guadalajara, necesitaba descansar seis meses pero venían los Juegos Olímpicos, no hice caso y participé lesionado en Londres... arriesgué y no salió. Entonces me operé de nuevo y estuve 10 meses fuera , explica.

Albert confiesa que entonces se enfocó. Empezó a bajar de peso para mejorar su rendimiento, dejó de comer azúcar y se obligó a entrenar ocho horas diarias, a dormir y descansar bien.

Hoy reconoce que ha dejado atrás el trago amargo y se concentra en sus objetivos paso a paso. Antes pensaba en el futuro y ya no vivía el presente. Hoy prefiero vivir el presente... , asegura.

No obstante, si un día llega el momento de dejar las piscinas, gracias a sus estudios en mercadotecnia, negocios internacionales y administración, le gustaría montar un negocio, un gimnasio o un restaurante .

Sin embargo, las brazadas aún le seducen. Rio, ése sí será mi más grande reto, quizá sea mi última oportunidad para colgarme una medalla olímpica , concluye el nadador latinoamericano.

cristina.sanchez@eleconomista.mx

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