Lectura 8:00 min
En pie de guerra por el penacho de Moctezuma
Sebastián Arrechedera, el Pana, está listo para lanzar un cortometraje que cuenta la historia del “hackeo” a las audioguías el Museo de Etnología de Viena, donde se exhibe la pieza relacionada con el tlatoani mexica; nos da los detalle en el aniversario de la rendición de Tenochtitlan.

El documental de Sebastián Arrechedera saldrá en septiembre y se exhibirá en festivales internacionales “para dar voz” a quienes desde hace décadas piden la repatriación del penacho de Moctezuma.
En 2021, mientras México recordaba los 500 años la caída de la Gran Tenochtitlan y el gobierno pedía la repatriación de piezas históricas, un grupo de austriacos encabezados por Julian Reinisch protestaba ante el Museo de Etnología de Viena (Museum für Völkerkunde) pidiendo la devolución del penacho de Moctezuma. "Not our corona", coreaban los manifestantes.
En paralelo, los creativos Sebastián Arrechedera "el Pana" y Yosu Arangüena planeaban "hackear" nada menos que el engominado recinto infiltrando audioguías para contar una historia diferente acerca de la pieza que, cinco siglos después, sigue causando controversia y que el gobierno mexicano ha reclamado oficialmente por lo menos en tres momentos: 1991, 2010 y 2021.
El Pana y Arangüena no concebían que la preciada pieza de arte plumario, objeto de devoción para miles de mexicanos, estuviera en un museo extranjero. Así que se asesoraron con abogados, contactaron al proveedor de las audioguías del museo vienés y un 13 agosto de aquel año grabaron un audio de ocho minutos en la voz del activista Xokonoschtletl Gómora, quien lleva 40 años reclamando la devolución del penacho, para luego, en 2022, infiltrar 50 "audioguías de la verdad" para que los visitantes pudieran escuchar la historia desde la perspectiva del pueblo conquistado.
"Hackeamos el sistema de audio del museo introduciendo las audioguías y documentamos las reacciones de los visitantes", dice el Pana a El Economista, a propósito del aniversario 504 de la rendición mexica.
La "intervención artística", como la califica el Pana, una "osadía", como se viralizó en las redes sociales, fue noticia relevante en toda Europa. "En México, cierta prensa nos trató un poco mal, nos descalificaron porque creían que éramos parte del gobierno o de Morena, pero para nada, lo que pasa es que justo en esos días había mucha polarización en ese tema", dice el entrevistado.
Esta historia llegará a la pantalla grande muy pronto, narrada por sus protagonistas, en un corto documental que se titula "Not our corona", del cual Sebastián Arrechedera es director.
"Es un corto, que espero que algún día se convierta en largometraje, que saldrá a mitad o finales de septiembre, estamos en etapa de postproducción, y se llamará 'Not our penacho' (No es nuestro el penacho), pero la palabra penacho está tachada y se sobrepuso la palabra corona; así que en realidad se llama 'Not our corona', porque lo que intenta es plantear la dicotomía de si era un penacho o una corona y porque además es la frase de protesta que lanzaron los propios manifestantes austriacos frente al museo", explica Arrechedera.
"Además, está pensado en inglés, porque quiero que se vea afuera y que ‘festivalee’, porque siempre ayuda estar en un festival y mucho más ganar un premio", añade quien este año ha recibido galardones en el Festival de Cannes por el cortometraje "The Ugliest Sweater" y en Spotify por el podcast "Los niños del narco".

Sebastián Arrechedera, realizador.
Abrir la conversación
El realizador afirma que las intenciones de este documental son dar voz a aquellos que han sido ninguneados por la academia y la política y que reclaman que el penacho regrese a México; abrir de nuevo la conversación sobre la posibilidad técnica de devolver a México la pieza, porque en el 2012 se dijo que no había condiciones para transportarlo porque corría el riesgo de sufrir daños irreparables .
"Estamos en un momento en que podemos replantear la narrativa, para mí es muy interesante que se tenga esta conversación que parece que no está en la mesa, ahora que se están celebrando los 700 años de la fundación de Tenochtitlan".
"Parece que en 2012 se había cerrado la discusión, y ya nadie hablaba del penacho. Dijeron que no se podía traer por el tema de las vibraciones, pero han pasado ya más de diez años y ya debe haber tecnología para poderlo traer, incluso hay un ingeniero de la UNAM que ha construido una caja antivibraciones que podría usarse, en fin, yo no soy ingeniero, pero es necesario que se abra la conversación."
Además, el Pana considera que hay un clima favorable en el mundo para hablar de repatriación del patrimonio cultural extraído de los territorios conquistados, un clima que hace una década no existía.
Pero hay un elemento que para Sebastián es más importante. Que más allá de lo que digan los estudiosos sobre la viabilidad técnica de trasladarlo o de las condiciones históricas en las que salió la pieza de Tenochtitlan, enviada por Hernán Cortés al rey Carlos I, producto de un regalo del propio Moctezuma, como parece ser la versión más aceptada, no hay duda de que el penacho pertenece a la historia de México y a sus actuales habitantes y que hay miles de mexicanos que anhelan tenerlo de vuelta, "porque para un montón de personas ese objeto tiene un simbolismo espiritual que los conecta con sus raíces".
La historia negada
Y es que los académicos parecen haberse puesto de acuerdo en que la pieza fue un regalo de Moctezuma al conquistador, por lo tanto pertenece al periodo cercano al ocaso de Tenochtitlan, pero que no hay referencia ni evidencia de que haya pertenecido al tlatoani mexica ni tampoco que lo haya usado alguna vez, y aunque el museo austriaco reconoce que es el objeto más valioso de su colección, las audioguías oficiales niegan que se trate de la corona del emperador azteca. Evita llamarlo penacho de Moctezuma y prefiere "El penacho del México antiguo" (ZKF Publisher, INAH Conaculta-Museum für Völkerkunde, 2012).

Ilustración del corto Not our corona
Sin embargo, más allá de dimes y diretes, el Pana destaca la dimensión espiritual, histórica y religiosa que la pieza tiene en la cultura popular.
"Quién puede negar eso, el significado espiritual que tiene para millones de personas, es como si pusieras a discutir a un cristiano con un arqueólogo sobre la autenticidad del sudario de Jesucristo, si realmente existió o no, si resucitó o no, ¿a quién le importa eso?"
Además, observa que históricamente se ha descartado y descalificado a quienes no reconocen la historia oficial, "se les ha ninguneado, como diciendo 'y ustedes quiénes son para hablar del tema'. Cuando yo me puse a investigar quién podría ser la voz que contaría la otra versión del penacho en las audioguías, me topé con mucha gente que le tiraba hate a Xokonoschtletl; fui a verlo y lo que encontré fue a un hombre sencillo que vive en medio de la selva en Tabasco, con 20 xoloitzcuintles, con su hijita de ocho años y su mujer, y que lo único que hace es pensar todos los días que ojalá regrese el penacho; y son los propios mexicanos quienes lo desprecian, tratan de callarlo, cuando él lleva 40 años dando esa batalla, ¿cómo le vas a decir a alguien así que no es nadie para hablar de ese tema?, creo que hay mucho racismo y mucho clasismo detrás de eso".
Un regreso apoteósico
El Pana abriga la esperanza que su documental avive la llama y el fervor por traer de vuelta el penacho, pero por lo pronto su iniciativa propició que la legisladora Petra Bayr introdujera una moción en el parlamento austriaco para analizar la viabilidad del traslado de la pieza a México.
Pero Arrechedera va más allá y conmina al gobierno mexicano a seguir reclamando el objeto y propone una ruta que incluye declararlo "patrimonio cultural de la nación" y presentar la candidatura ante la UNESCO para su inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial.
Además, sueña con un retorno apoteósico. "Me imagino que el día que llegue (el penacho), lo vamos a recibir como cuando Tláloc entró al zócalo (en 1964) transportado en dos camiones y todo mundo festejando, se me ocurre que la llegada del penacho de Moctezuma va ser algo parecido, nos hace mucha falta un momento así", concluye.

Restauración del penacho en 2010
Sobre el "penacho de Moctezuma"
El "penacho de Moctezuma" se exhibe en el Museo Etnológico de Viena clasificado dentro de la colección “Tesoros del México antiguo”; es una obra de los amantecas mexicas. Está datado en 1515 y probablemente salió del territorio en 1520.
Es un tocado elaborado con más de 400 plumas de quetzal y otras aves y decorado con tejuelos de oro en forma de medialunas y piedras preciosas.
Aunque se considera invaluable por su singularidad histórica, está asegurado por la suma de 50 millones de dólares.
Entre 2010 y 2012 una comisión mexico-astriaca de especialistas emprendió un proceso de restauración y realizó un estudio exhaustivo de la pieza, determinando que no resistiría viajar a México.

