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Arte e Ideas

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La Santa Cecilia, de “bodas y velorios”, al escenario Cervantino

La banda mexicana estadounidense ganadora del Grammy, comenzó “taloneando” en las calles de Los Ángeles; Pepe Carlos nos cuenta su historia de migración y lo fundamental que fueron sus padres para sostener sus raíces culturales. “Esta nación está hecha por migrantes y eso a los políticos se les olvida”, señala.

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La banda californiana La Santa Cecilia se presenta en el Festival Internacional Cervantino. Foto EE: Cortesía Humberto Howard

Viví 27 años sin papeles, pero en todos los momentos de mi vida en Estados Unidos, la música fue una salvación, ese vínculo que me ayudó a conectar muchas partes de mi esencia con el mundo que me rodeaba”, José “Pepe” Carlos, La Santa Cecilia.

Este jueves, por segunda ocasión, la banda californiana La Santa Cecilia se encuentra con el público del Festival Internacional Cervantino (FIC) sobre el escenario de la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, como parte de la delegación de Estados Unidos como país Invitado de Honor.

José “Pepe” Carlos es acordeonista y requinto de la banda. Él nació en San Andrés Solaga, en la Sierra de Juárez, región zapoteca ubicada al norte de Oaxaca, rica en expresiones culturales, pero principalmente destacada porque ahí el talento musical brota como los helechos.

Y aunque a los seis años Pepe se tuvo que separar de su tierra para emigrar junto con su familia a Los Ángeles, California, la música se aferró a su piel y también emprendió nuevos rumbos junto con él, pero, eso sí, dejó su raíz bien profunda en la sierra oaxaqueña.

“Me acuerdo bien, llegamos a Estados Unidos en abril de 1989. Nada más hablaba español y fue un shock entre lo nuevo y a lo que estábamos acostumbrados. En mi pueblo todo era campo, era estar con los abuelitos, era tener a la mano toda la comida tan riquísima que abunda allá. Pasamos de eso a estar entre hamburguesas. Sí nos tomó algo de tiempo adaptarnos al estilo de vida de una ciudad tan grande, donde todo el mundo anda apurado por irse a trabajar. Mis papás salían de casa antes de salir el sol y nunca volvían antes de que se metiera. Casi no los veíamos”, nos comparte Pepe.

“Pero los fines de semana fueron muy importantes para nosotros porque eran para estar en familia, escuchar la música de Álvaro Carrillo, que es un compositor oaxaqueño. También escuchábamos canciones como ‘La llorona’. Mi papá fue muy importante en nuestra formación musical porque siempre nos decía que nos aprendiéramos las canciones de nuestra tierra, los sones oaxaqueños, la música de la banda filarmónica de mi pueblo. Por su lado, mi mamá nos hacía la comida que ella se sabía de memoria. Fue muy importante el lazo que ellos construyeron para que no nos olvidáramos de nuestra tierra”.

En el aspecto musical, la pieza fundamental fue el abuelito de Pepe. “Ahorita él tiene 93 años. Mi mamá era maestra del pueblo. Entonces, mientras mi mamá estaba en los festivales del pueblo con sus alumnos, mi abuelito formaba parte de la filarmónica de la comunidad y me llevaba con él. Yo me ponía en medio a escuchar todos los sones. Aunque uno no toque un instrumento, una base muy importante siempre va a ser la proximidad con la música y también lo fue que la haya podido vincular con mi abuelito”.

Una celebración multicultural

Cuando Pepe cumplió 12 años su padre quería evitar a toda costa que él y su hermano se convirtieran en pandilleros, así lo cuenta él, “porque en el barrio al que habíamos llegado había muchas pandillas. Entonces, él se encontró con un amigo que también es de la Sierra. De nombre Román, pero le decían ‘El romántico’. Él tocaba la guitarra y se dio a la tarea de enseñarnos canciones muy tradicionales, emblemáticas de trío, como ‘Página blanca’ o ‘El andariego’. Él me enseñó a tocar el requinto”.

Sobre cómo se formó La Santa Cecilia es una historia por demás conocida. “Marisol y yo empezamos a tocar en una plaza muy mexicana aquí en Los Ángeles. Se llama Placita Olvera. Ella también andaba taloneando. Éramos unos chavitos. Nos la pasábamos los fines de semana cantando boleros. Nos saludábamos cuando nos veíamos y todo, pero fue hasta años después que nos dimos cuenta de que nos gustaba la misma música y es cuando formamos un trío con mi hermano. Tocábamos los fines de semana, en bodas, en cumpleaños, velorios, divorcios. Le hacíamos a todo”, bromea el músico.

Ya entrados en inercia, Marisol Hernández se aventó a escribir sus propias canciones y empezaron a buscar más músicos para sumarle instrumentos a los versos. Así fue que se incorporaron el percusionista Miguel Ramírez y el bajista Alex Bendaña.

“El nacimiento de La Santa Cecilia (hace exactamente 15 años) fue por una necesidad de exploración ya no solamente de los boleros y la música ranchera, sino de la cumbia y hasta el bossa nova. Esa es una de las ventajas de desarrollarte en ciudades grandes como Los Ángeles, porque tienes todo tipo de influencias, el hip hop, el reggae. Todo eso fue fundamental para La Santa Cecilia, porque es una celebración de lo que somos, seres multiculturales viviendo en Estados Unidos”.

En 2014, La Santa Cecilia ganó el Premio Grammy por el Mejor Álbum de Rock Latino, Urbano o Alternativo, con el álbum “Treinta Días”. Hoy la banda angelina tiene cientos de miles de seguidores mensuales en cada una de las plataformas en las que está presente. Y, por supuesto, los boletos para su presentación en el Cervantino están agotadísimos.

“La música rompe muros”

Que la banda asista a “La fiesta del espíritu” como parte de la delegación estadounidense no le resta palabras, ni posturas sociales sobre la crisis migratoria inducida por las políticas del país vecino.

“Somos migrantes. Yo viví 27 años sin papeles en Estados Unidos. Para nosotros siempre será muy injusta la manera en la que se ve a los migrantes en Estados Unidos. Y es injusto porque los migrantes han aportado tanto a este país. Esta nación está hecha por migrantes y eso a los políticos se les olvida. Pero la música rompe muros y es capaz de confrontar todas esas barreras que no benefician a la humanidad. Por eso es que a través de nuestra música respaldamos a nuestros hermanos migrantes, porque no nos olvidamos de que nosotros también lo somos. Hay que derrumbar muros, hay que hablar por nuestros hermanos que vienen en las caravanas”.

Ellos son La Santa Cecilia

  • Marisol "La Marisoul" Hernández: Voz
  • José "Pepe" Carlos: Acordeonista y Requinto
  • Miguel "Oso" Ramírez: Percusionista
  • Alex Bendaña: Bajista

Discografía de la banda

  • Treinta Días (2013)
  • Noche y Citas (2013)
  • Buenaventura (2016)
  • Acuérdate de... (2016)
  • Amar y Vivir (2017)
  • La Santa Cecilia (2019)
  • Quiero Verte Feliz (2022)
  • Cuatro copas (2023)

Reencuentro con el público del Cervantino

Es la segunda vez que la banda californiana vuelve al Cervantino. La primera ocasión que tuvieron contacto con el público del festival fue en la edición 2016. Esta vez, presentará el álbum “Cuatro copas”, estrenado en abril pasado, con rolas que quizás a usted le parezcan familiares: ‘El andariego’, ‘Debut y despedida’, ‘Almohada’ o ‘Si dios me quita la vida’, adosadas con temas originales de la banda, como el primer sencillo ‘Noche y citas’, homónimo de la producción discográfica.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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